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En una muestra de fractura expuesta dentro del movimiento obrero organizado, Hugo Moyano lideró el retiro de la CGT de la convocatoria impulsada por el kirchnerismo. Entre acusaciones de relegamiento histórico y tensiones familiares, el sindicalismo peronista reconfigura sus vínculos con la política partidaria. Una decisión con consecuencias políticas que exceden el calendario inmediato.

La historia del peronismo está signada por tensiones internas que, lejos de resolverse, se reciclan con nuevos protagonistas pero viejos vicios. En esta oportunidad, el escenario lo ofreció la sede de la Federación de Sanidad, donde tuvo lugar una reunión que derivó en una decisión de peso político y simbólico: la Confederación General del Trabajo (CGT) resolvió bajarse de la movilización en respaldo a la figura de Cristina Fernández de Kirchner.

El dato no pasó desapercibido, no solo por la magnitud del actor que se retira del juego —la central obrera—, sino por la contundencia de los argumentos. Hugo Moyano, uno de los emblemas del sindicalismo argentino, tomó la palabra en ese cónclave y dejó en claro que no era una retirada inocente. Sus declaraciones fueron lapidarias: “Siempre relegaron al peronismo y al movimiento sindical”, expresó con dureza, apuntando directamente al núcleo kirchnerista.

Esta frase, que podría leerse como una queja circunstancial, revela en verdad una tensión de fondo: la constante disputa por la centralidad en el espacio peronista. La relación entre el sindicalismo tradicional y La Cámpora, así como con el aparato kirchnerista en general, ha estado marcada por una combinación incómoda de necesidad mutua y recelo permanente. Moyano, con su verborragia habitual, esta vez puso fin a las ambigüedades.

Las diferencias no se limitaron al plano ideológico o estratégico. La interna también alcanzó ribetes familiares. La ausencia de la CGT contrastó de manera flagrante con la presencia de Pablo Moyano, hijo del líder camionero, quien días antes había visitado a la ex presidenta en su domicilio para expresarle su respaldo. La distancia entre ambos dirigentes —padre e hijo— funciona como metáfora de una división más amplia que atraviesa a todo el universo sindical: ¿acompañar o no al kirchnerismo en su deriva hacia una épica defensiva y personalizada?

En ese contexto, el comunicado posterior de la CGT fue tan breve como elocuente: se limitó a señalar que “aquellos sindicatos que hayan dispuesto acciones sindicales quedan liberados para realizar todas las medidas que estimen conducentes”. Un mensaje frío, administrativo, pero que encierra una advertencia clara: el movimiento obrero no será furgón de cola de ninguna narrativa ajena a su interés inmediato.

La decisión se gestó en una reunión que reunió a pesos pesados del sindicalismo: Héctor Daer, Octavio Argüello, José Luis Lingeri, Julio Piumato, Juan Pablo Brey, Jorge Sola, Omar Plaini, Miguel Paniagua y dirigentes del Consejo Nacional del PJ como Víctor Santa María y Guillermo Moser. Todos ellos compartieron una lectura común: no era el momento, ni el contexto, para seguir una agenda impuesta unilateralmente.

Detrás de las palabras, hay también una estrategia: distanciarse de una imagen pública cada vez más polarizante como la de CFK y, al mismo tiempo, reordenar el tablero de cara a futuras negociaciones dentro del peronismo. El mensaje es claro: el sindicalismo quiere volver a tener voz y voto, no ser simplemente una fuerza de apoyo logístico.

El trasfondo de esta ruptura parcial remite a un viejo dilema: ¿puede el sindicalismo mantener autonomía política en un país donde la política lo atraviesa todo? Moyano parece creer que sí. O al menos, intenta demostrar que el sindicalismo tiene margen para marcarle la cancha al peronismo partidario. En este caso, al kirchnerismo.

La jugada de Hugo Moyano no es sólo una reacción coyuntural sino un posicionamiento político de largo aliento. Marca un límite, traza una frontera y deja en evidencia que el peronismo sindical ya no está dispuesto a delegar su protagonismo histórico. El silencio institucional de la CGT es, en realidad, un grito: el grito de una estructura que reclama ser escuchada, no como soporte, sino como actor de peso en la definición del rumbo nacional.

El conflicto expone además una contradicción que ha recorrido toda la etapa kirchnerista: su relación ambigua con las estructuras clásicas del peronismo. La tensión entre la mística juvenil de La Cámpora y el músculo del sindicalismo tradicional sigue sin resolverse. Y cada vez que el peronismo debe salir a la calle, esa fisura se vuelve grieta.

En la disputa entre Moyano padre y su descendencia política, se juega más que un drama familiar: se pone en jaque la unidad de acción de un movimiento obrero que, aunque golpeado, conserva su capacidad de condicionamiento. Mientras tanto, el resto del arco político observa y toma nota: en la Argentina del presente, cada gesto, cada ausencia, y cada palabra no dicha, vale más que una consigna.

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Ajuste en Medios Públicos: El Gobierno anuncia recortes y evalúa cierres

El Gobierno anunció planes para reducir a la mitad la cantidad de empleados en la TV Pública y Radio Nacional, además de prever una reducción del 50% en la dotación de RTA y en la agencia Apesau (exTélam).

Las nuevas autoridades designadas en el área de medios públicos, Carlos Curci y Bárbara Pintelos, deberán «dar el cambio de timón» y avanzar en el ajuste y desprendimiento de los diferentes medios. Los planes para cada área varían según lineamientos legales y legislativos. La exContenidos Públicos, ahora Contenidos Artísticos e Informativos SAU, podría ser cerrada. Señales como Paka Paka podrían ser derivadas a otras áreas, privatizadas o cerradas.

Para Radio y Televisión Argentina (RTA), con más de 2200 empleados, el plan es reducir la dotación «a casi la mitad». La Agencia de Publicidad del Estado Sociedad Anónima Unipersonal (Apesau), exTélam, también sufrirá bajas en su dotación. La TV Pública y Radio Nacional, con cerca de 900 y 1169 empleados respectivamente, verán reducciones significativas, pudiendo llegar a la mitad en el caso de Radio Nacional en todo el país.

El Gobierno evalúa la posibilidad de privatizar o cerrar parte de los medios públicos «de no haber alternativa», considerando que el esquema de medios públicos está «sobredimensionado» según fuentes libertarias. Se priorizaría la oferta de retiros voluntarios antes de avanzar con despidos.

El panorama para los medios públicos es muy incierto. Mientras el Gobierno avanza con sus planes de ajuste y reestructuración, la comunidad vinculada a estos medios aguarda definiciones que podrían impactar en la oferta de contenidos públicos y en la estabilidad laboral de cientos de trabajadores. La implementación de estas medidas estará en manos de las nuevas autoridades designadas en el área.

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Los trabajadores y becarios del CONICET convocaron a un paro de 48 horas

La Asociación Trabajadores del Estado (ATE) del CONICET convocó a un paro nacional de 48 horas para este miércoles 6 y jueves 7 de agosto en reclamo por el desfinanciamiento del organismo y en defensa de la ciencia nacional.

La medida de fuerza busca denunciar la crítica coyuntura que atraviesa el CONICET, caracterizado por una drástica reducción presupuestaria, remuneraciones por debajo del umbral de pobreza y la merma de numerosos puestos laborales. La protesta se llevará a cabo en las distintas sedes del país y tendrá su epicentro frente al Polo Científico-Tecnológico en el barrio porteño de Palermo.

Los trabajadores y becarios del CONICET solicitan la divulgación de los resultados de la convocatoria 2023 para la Carrera de Investigador (CIC) y personal de apoyo (CPA), cuyos resultados permanecen inéditos, afectando a miles de becarios que aguardan por su continuidad. También exigen la publicación de la convocatoria 2024 y la incorporación de los cargos pendientes de años anteriores.

Desde ATE-CONICET denuncian que las remuneraciones perdieron más del 40% de capacidad adquisitiva, dejando a muchos profesionales bajo la línea de pobreza. El gremio indicó que, desde la asunción del gobierno de Javier Milei, el CONICET perdió 1.091 puestos laborales. En el contexto del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI), la disminución fue del 5,4% solo en el primer semestre de 2025.

Resulta paradójico que, mientras el gobierno reduce la financiación del organismo, el CONICET sigue demostrando su relevancia social. Recientemente, una expedición científica en las costas de Mar del Plata atrajo a más de 80.000 espectadores simultáneos en una transmisión en vivo, evidenciando el interés de la sociedad por la ciencia pública.

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Paritarias en peligro: El 1% mensual y un techo que asfixia a los trabajadores

Los gremios argentinos cierran paritarias al ritmo del 1% mensual, sumando bonos y sumas no remunerativas para sostener el salario en un contexto de inflación creciente.

La escena sindical argentina se encuentra en un momento crítico, donde los gremios están siendo forzados a aceptar una pauta salarial del 1% mensual, impuesta por el Gobierno nacional. Esta medida, que se ha convertido en un techo para los aumentos salariales, ha generado una ola de protestas y reclamos por parte de los trabajadores, quienes ven cómo su poder adquisitivo se desvanece ante la inflación descontrolada.

En julio, la mayoría de los gremios terminó de adaptarse a esta pauta salarial, pero muchos sindicatos acordaron sumas no remunerativas por única vez, bonos especiales y revisiones periódicas para evitar una pérdida mayor del poder adquisitivo.

La medida responde a que el Ejecutivo no homologa acuerdos que superen ese 1%, aunque la inflación de junio fue del 1,6%, según el INDEC. 

Uno de los casos más visibles fue el del empleo público nacional. El Gobierno ofreció un incremento escalonado del 7,5% hasta noviembre, con una suba mensual de apenas entre 1,1% y 1,3%, pero con sumas fijas de $25.000 hasta agosto y $20.000 desde septiembre. UPCN aceptó la propuesta, pero ATE la rechazó. «No alcanza para cubrir ni la mitad de la inflación», denunció el gremio estatal.

En Comercio, la FAECyS selló un aumento del 6% semestral (1% por mes hasta diciembre) y una asignación mensual de $40.000 no remunerativa que en enero de 2026 pasará al básico.

Los gastronómicos de UTHGRA acordaron escalas que elevarán el básico a $819.527 en junio, más una suma no remunerativa de $24.342.

Las trabajadoras de casas particulares lograron su primer aumento desde febrero: un 3,5% sobre los sueldos de enero más un 1% adicional mensual y una suma extra, según la carga horaria.

La UOCRA y UECARA también se ajustaron al 1,1% mensual, pero con bonos que van de $40.000 a $48.000, dependiendo del rol. El acuerdo fue homologado por el Gobierno.

El transporte público también cerró nuevos números: los colectiveros del AMBA cobrarán en agosto $1.600.000 en promedio, mientras que los ferroviarios pactaron aumentos del 4,1% y 5,7%, más un bono por el Día del Ferroviario.

En sanidad, FATSA cobró un 1,5% en julio más un bono de $60.000, y cerró un nuevo aumento del 5,98% en farmacéutica. Los farmacéuticos sindicalizados en SAFyB, por su parte, pasaron a tener salarios iniciales de $2.775.000 en julio y $2.850.000 en agosto, más adicionales.

Los bancarios mantuvieron el acuerdo atado al IPC y percibirán un 1,6% de suba con salarios iniciales que rozan los $1.873.000.

La UOM y los metalúrgicos acordaron aumentos del 1% mensual más $25.000 en julio y agosto, con revisión en septiembre. SMATA cerró un aumento trimestral del 6%, más un plus de eficiencia.

En alimentación, la FTIA cerró subas del 1% entre mayo y julio, más un bono de $85.000 en tres cuotas, mientras que para la rama avícola se acordó un 3,5% adicional desde julio.

Los aceiteros de San Lorenzo todavía deben cobrar un 20% en julio, mientras que los desmotadores de algodón percibirán una mejora del 21% con nuevos salarios base de $1.309.770.

En el sector seguro, los aumentos van del 10,38% (capitalización y ahorro) al 13,67% (seguros generales y ART) entre junio y octubre. Cada rama definió escalonamientos específicos.

En telecomunicaciones, los gremios lograron una mejora del 3,15% en julio y un bono extraordinario del 1,28%. También el plástico cerró subas del 1% mensual, con bono de $45.000 en agosto.

En seguridad privada, UPSRA acordó subas del 1% en julio, 0,9% en agosto y 0,8% en septiembre, mientras que en televisión, SATSAID cerró un aumento del 10% para el trimestre julio-septiembre, y un 39,4% para las señales estatales.

Los trabajadores rurales verán mejoras del 3,9% en julio y 3,7% en agosto. En comida rápida, los aumentos serán del 1% mensual más bonos similares que luego pasarán al salario básico.

Los trabajadores de estaciones de servicio, químicos, mineros, perfumistas, marítimos, empleados de entidades deportivas, del caucho, del plástico y de la construcción también adaptaron sus acuerdos al límite oficial, pero sumaron bonos para amortiguar la caída del poder adquisitivo.

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