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La profunda recesión que atraviesa la economía argentina ya impacta de forma directa en el empleo. Entre el 10 de diciembre de 2023 y el 4 de julio se tramitaron más de 38.000 procedimientos preventivos de crisis. La cifra es un 40% superior a la registrada en el mismo período en años anteriores, según precisan fuentes oficiales. El mecanismo es utilizado por las empresas para intentar evitar los despidos, pero aún así en ocho meses se perdieron 144.000 puestos de trabajo en el sector privado registrado.

Por el desplome de las ventas y la producción, más empresas toman decisiones sobre su personal. Algunas adelantan vacaciones y suspenden parcialmente o despiden personal y otras tramitan procedimientos preventivos de crisis ante la Secretaría de Trabajo. 

Este último fenómeno se incrementó de forma sensible en los últimos meses. Según un informe oficial al que accedió Ámbito, desde diciembre hasta julio se tramitaron unos 38.178 expedientes, la cifra marca un crecimiento de un 40% en comparación con igual período del promedio de los últimos dos años. 

En cantidad de empresas, estiman que la cartera que conduce Julio Cordero recibe cerca de 10 pedidos por mes. El procedimiento preventivo de crisis, implica una instancia de negociación que puede culminar con suspensiones o incluso con despidos con un costo menor para las empresas. 

En las últimas horas, la fabricante de neumáticos Bridgestone se sumó a la lista de firmas que iniciaron el proceso ante la cartera que conduce Julio Cordero. Otra de las grandes del sector Fate, había abierto ese mismo camino semanas atrás. 

Según el último informe oficial del empleo privado registrado, el sector industrial y la construcción son los más golpeados y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Santa Cruz son las que más puestos de trabajo perdieron desde la llegada del gobierno de Javier Milei.

De acuerdo a la información que surge de los registros administrativos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en abril de 2024 el empleo asalariado registrado en empresas privadas cayó un 0,2% en relación con el mes anterior. Esta variación negativa implica que alrededor de 13 mil personas se desvincularon de puestos de trabajo formales en el ámbito privado.

Entre septiembre de 2023 y abril de 2024, 144 mil asalariados registrados del ámbito privado perdieron sus puestos de trabajo; lo que implica una reducción del 2,3% durante ese período. El informe remarca que “la actual fase ya supera en duración a los períodos contractivos verificados en la crisis internacional de 2008, la devaluación de la moneda de 2014 y la pandemia del COVID-19”.

Sin embargo, el secretario de Trabajo Julio Cordero Julio Cordero asegura que en épocas de recesión, el desempleo crece mucho más que en este caso y en declaraciones a el Destape Radio consideró que lo que está sucediendo con el mercado laboral es “prácticamente un milagro”.

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Derrumbe del sector textil: más de 11.000 empleos perdidos y una avalancha de cierres empresariales

Un informe de la Fundación Pro Tejer advierte que entre diciembre de 2023 y junio de 2025 cerraron 380 empresas y se destruyeron 11.500 empleos en el sector textil, indumentaria, calzado y cuero. La caída del consumo interno, la apreciación del peso y la liberalización de importaciones provocaron una contracción histórica en la producción nacional.

El documento detalla que la mayoría de las firmas afectadas son compañías medianas o familiares, muchas de ellas dedicadas a la confección de indumentaria o a la fabricación de calzado, segmentos tradicionalmente intensivos en mano de obra y con fuerte arraigo territorial. La combinación de caída del consumo interno, atraso cambiario y apertura indiscriminada de importaciones provocó un colapso en la cadena de valor textil.

De acuerdo con el informe, la producción de textiles y prendas de vestir se contrajo un 14,5% en relación con el mismo período de 2023. La utilización de la capacidad instalada se encuentra en niveles mínimos históricos, reflejo de un sistema productivo paralizado por la falta de demanda y la competencia externa.

En simultáneo, las importaciones de bienes crecieron un 32% interanual en los primeros ocho meses de 2025, alcanzando un récord absoluto en volumen textil, con precios FOB por kilogramo en su nivel más bajo desde 2015. Esto se explica, en parte, por la llegada masiva de productos asiáticos y el ingreso de 14.000 nuevos importadores, lo que representa un aumento del 38% frente a 2024.

La reducción arancelaria aplicada sobre la cadena textil e indumentaria tuvo un costo fiscal estimado en 120 millones de dólares, según la fundación. Para Pro Tejer, la política de rebajas unilaterales de aranceles sin medidas compensatorias agravó el deterioro de la rentabilidad y la competitividad del sector.

El informe advierte, además, que esta dinámica contribuyó a un mayor déficit externo, evidenciado por un rojo de 6.327 millones de dólares en turismo y una formación de activos externos que ya supera los 14.200 millones de dólares, cifra comparable con los desembolsos del Fondo Monetario Internacional (FMI) durante el mismo período.

En términos de empleo, el estudio señala que el trabajo asalariado privado total cayó un 2% entre diciembre de 2023 y junio de 2025. Solo la industria manufacturera perdió 33.400 puestos, de los cuales más de un tercio corresponden al sector textil, indumentaria, calzado y cuero. La cifra equivale a una contracción del 10% del empleo industrial en ese rubro.

Desde la fundación, remarcan que la crisis actual no solo amenaza a las empresas, sino también a las economías regionales y los talleres familiares, pilares de la producción nacional. En distintas provincias —como Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Rioja— ya se registran parques industriales semivacíos y cadenas de valor fragmentadas.

La fotografía que deja el informe de Pro Tejer revela una alerta estructural: sin una política industrial activa, el sector textil argentino podría enfrentar una desintegración irreversible. Las señales de alarma —cierres masivos, pérdida de empleo y desplome de la producción— son el reflejo de una economía que prioriza la apertura sin protección y el equilibrio fiscal por encima de la producción nacional.

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El gobierno insiste con la reforma laboral: claves del plan y el nuevo modelo de contratación que se impone

De regreso de su gira por Estados Unidos, Javier Milei reiteró la necesidad de modificar las reglas laborales para “facilitar la contratación y terminar con la industria del juicio”. En paralelo, las encuestas privadas revelan un mercado de trabajo expectante, con crecimiento en sectores puntuales y la consolidación de nuevas formas de vinculación profesional.

El mercado laboral argentino atraviesa una fase de transición donde conviven señales de recuperación sectorial con un marcado clima de cautela empresarial. La reciente Encuesta de Expectativas de Empleo de ManpowerGroup para el último trimestre de 2025 anticipa una Expectativa Neta de Empleo de +5%, sin cambios respecto al trimestre anterior y con una leve mejora interanual. El relevamiento muestra que un 27% de empleadores planea incrementar sus plantillas, un 24% prevé recortes y un 45% no espera alteraciones significativas.

El panorama es heterogéneo según las regiones: Cuyo encabeza con una proyección de +18%, seguida por Patagonia (+11%), mientras que el Área Metropolitana de Buenos Aires exhibe la previsión más débil (+3%). Por sectores, los mayores impulsos provienen de Tecnología de la Información, Finanzas & Real Estate y Bienes de Consumo, aunque rubros como construcción, turismo y gastronomía continúan fuertemente condicionados por la baja del consumo interno y la reducción de la obra pública.

En este escenario, los especialistas coinciden en que la incertidumbre económica y electoral actúa como freno a las contrataciones masivas, aunque no se anticipa una ola generalizada de despidos. “Las compañías son cuidadosas porque entienden el costo de desprenderse de talento calificado, y al mismo tiempo esperan señales más claras antes de comprometerse a expandir sus equipos”, señala Germán Ruiz, de Randstad.

A la par, comienza a consolidarse un nuevo modelo de empleabilidad. Según PageGroup, el 86% de las empresas aún apuesta a la contratación permanente, pero crece la figura del professional fractional: perfiles de alto seniority que se incorporan de manera temporaria o tercerizada para liderar proyectos estratégicos o cubrir posiciones de transición. En algunos casos, se trata de Gerentes Generales o Advisors que acompañan procesos de cambio cultural y reorganización interna. Estos profesionales pueden percibir remuneraciones que van de 2 a 4 millones de pesos mensuales por cada compañía, además de beneficios adicionales como home office, cobertura médica y programas de bienestar.

Mientras tanto, el Gobierno busca avanzar con una reforma laboral estructural. El oficialismo impulsa medidas incluidas en el DNU 70/2023 y la Ley de Bases 27.742, entre ellas: la extensión del período de prueba hasta seis meses —con variantes según el tamaño de la empresa—, la eliminación de multas adicionales por trabajo no registrado, incentivos para la formalización de empleo, la creación de la figura de “colaboradores” independientes y la modernización de las paritarias, con parámetros regionales y sectoriales.

Para Luis Guastini, de ManpowerGroup, la discusión es ineludible: “El marco normativo vigente responde a una economía del pasado, cuando la estabilidad y el tiempo de permanencia eran centrales. Hoy la empleabilidad es el valor a proteger”. Sin embargo, Ruiz advierte que “una reforma, aunque necesaria, no es por sí sola un motor suficiente para expandir la demanda laboral si no va acompañada de crecimiento económico sostenido”.

La insistencia presidencial en abrir el debate sobre la reforma laboral se combina con un mercado que muestra nichos de dinamismo pero no una expansión generalizada. Entre la prudencia de las empresas, la aparición de nuevas modalidades de contratación y la presión oficial por flexibilizar reglas, el empleo en Argentina se encuentra en un punto de inflexión. El desenlace dependerá tanto de las definiciones legislativas como de la capacidad de la economía para generar un ciclo de inversión que convierta la expectativa en creación real de trabajo.

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El peso de la deuda: Cómo las tarjetas de crédito están efectando a las familias argentinas

La deuda en Argentina alcanza niveles alarmantes, con un gran número de familias recurriendo a las tarjetas de crédito para adquirir bienes básicos como alimentos. Según el último informe del Banco Central de la República Argentina (BCRA), unas 300.000 tarjetas de crédito están inhabilitadas para pasar los posnets debido a los altos niveles de morosidad y deudas.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el 45,7% de las compras en supermercados se pagaron con tarjetas de crédito en junio, lo que equivale a unos 917 millones de pesos. Esto sugiere que muchas familias están recurriendo a las tarjetas de crédito para adquirir bienes básicos debido a la falta de ingresos suficientes.

El Impacto de las Tasas de Interés

Las tasas de interés actuales en el país son extremadamente altas, lo que hace que sea difícil para las familias pagar sus deudas. La Tasa Nominal Anual para los titulares de la tarjeta. que no llegan al saldo total y cancelan el mínimo es del 85%, mientras que los intereses punitorios superan el 100% para aquellos que entran en morosidad.

Según un informe de la consultora EcoGo, el crédito a los hogares representaba el equivalente al 5% del Producto Bruto Interno (PBI) en Argentina, lo que es el doble que un año atrás. Esto sugiere que el endeudamiento masivo es un problema creciente en el país.

La crisis de la deuda tiene consecuencias sociales importantes. Un estudio del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IESTSE), el 58% de las deudas con tarjeta de crédito ya se destina a la compra de alimentos, lo que significa que muchas familias están luchando para cubrir sus necesidades básicas debido a la deuda.

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