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Se extienden los planes de pago permanentes en seguridad social, impuestos internos e IVA. También se prorrogan los beneficios respecto de tasas de interés y cantidad de cuotas.

La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) confirmó la extensión  de beneficios a sus contribuyentes hasta el 31 de enero del 2021. Así fue confirmado este miércoles a través de la Resolución General  Nº 4887/2020 del Boletín Oficial.

La medida extenderá los planes de pago permanentes para financiar obligaciones respecto de la seguridad social, impuesto internos e IVA. En consecuencia, se prorrogan aquellos beneficios respecto de tasas de interés, cantidad de cuotas, entre otras.

Desde el organismo estatal afirmaron que el objetivo es “contribuir al cumplimiento de las obligaciones tributarias de los contribuyentes y/o responsables, y a fin de morigerar los efectos económicos generador por las medidas adoptadas en el marco de la emergencia sanitaria originada por el Covid-19”.

“También se extiende la vigencia transitoria aplicable a la cantidad máxima de planes de facilidades de pago admisibles, cantidad de cuotas y tasa de interés de financiamiento, correspondiente al régimen de facilidades de pago dispuesto por la citada resolución general”, afirmaron desde la entidad comandada por Mercedes Marcó del Pont.

Específicamente, la disposición extiende además el plazo para realizar trámites como presentaciones digitales, datos biométricos, y blanqueo de clave fiscal.

Cabe recordar que hacia fines de noviembre pasado, la AFIP había confirmado la extensión de beneficios a contribuyentes hasta fines de este año con el objetivo de “aliviar el impacto económico”.

En ese entonces, a través de la Resolución General Nº 4863 el Gobierno había confirmado que con dicha disposición “los ciudadanos no deben concurrir a las dependencias para registrar su foto, firma, y huella dactilar”.

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Marcelo Mena: “La única forma de equilibrar la relación laboral es con sindicatos fuertes”

En diálogo con Mundo Laboral SJ, el titular nacional de ASIJEMIN y referente de la Mesa sindical, Marcelo Mena, cuestionó duramente el proyecto de modernización laboral impulsado por el Gobierno, denunció una medición irreal de la inflación y confirmó la participación activa de más de 70 gremios en la movilización del 18 de diciembre convocada por la CGT y las CTA.

Mientras el Gobierno celebra la desaceleración inflacionaria como uno de los principales logros de gestión, una porción creciente de la sociedad observa con preocupación un escenario marcado por el aumento del desempleo, la precarización laboral y la pérdida sostenida del poder adquisitivo. En ese contexto, el proyecto de reforma laboral se convirtió en el eje de un nuevo conflicto político y social que ya tiene fecha de expresión en las calles.

Marcelo Mena, titular nacional del sindicato de Jerárquicos mineros e integrante de la Mesa Sindical, confirmó que el movimiento obrero organizado se movilizará masivamente el próximo 18 de diciembre, en consonancia con la convocatoria de la CGT y las CTA. “La gran mayoría de los sindicatos industriales y de mayor capacidad de convocatoria van a estar presentes. Desde la mesa sindical somos más de 70 organizaciones y vamos a marchar tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en cada provincia del país”, sostuvo.

Mena explicó que, aunque muchos de los gremios que integran la Mesa Sindical tienen estructuras más pequeñas y menor incidencia nacional individual, el peso colectivo “cambia el panorama” y refuerza la capacidad de respuesta frente a un proyecto que, según advierte, amenaza la esencia del derecho del trabajo.

“El 18 se va a ver la manifestación en la calle, pero el trabajo empieza mucho antes. En fábricas, yacimientos y establecimientos se está organizando a los trabajadores para explicarles que el sindicato no es un obstáculo, sino la única herramienta real para equilibrar la relación con la patronal”, señaló. En ese sentido, cuestionó lo que definió como una “miopía ideológica” que busca deslegitimar al sindicalismo y fragmentar al movimiento obrero.

Lejos de negar errores históricos, Mena reconoció que “hubo dirigentes que se equivocaron”, pero advirtió que eso no puede ser argumento para desmantelar la organización colectiva. “La única forma de proteger derechos y sostener conquistas es con sindicatos fuertes y con buena salud institucional”, afirmó.

Respecto al contenido de la reforma laboral, el dirigente fue categórico: “Estas modificaciones no buscan modernizar, sino atomizar la fuerza de los trabajadores, debilitar la negociación colectiva y, en muchos casos, directamente anularla”. Para Mena, el objetivo de fondo es favorecer un esquema económico que concentra poder y reduce la capacidad de defensa del empleo.

El cuestionamiento también se extiende al plano económico. Desde la Mesa Sindical denuncian que la inflación que informa el INDEC no refleja el impacto real en la vida cotidiana. “Uno va a la estación de servicio, al comercio, a comer afuera o simplemente a hacer las compras diarias y se da cuenta de que el 2,5% no es real. Hay un acumulado mucho mayor”, afirmó. Si bien reconoció una desaceleración inflacionaria, sostuvo que “no está bajando como el Gobierno lo plantea”.

Mena fue aún más duro al evaluar el rumbo económico: “Este esquema fracasó. Nadie pide plata cuando le sobra, y si están pidiendo es porque no alcanza. Ajustar salarios y derechos no garantiza progreso”. En contraposición, defendió un modelo que combine orden fiscal con incentivos a la productividad, sin recortar derechos laborales. “Está demostrado en otros países que incluso reduciendo la jornada laboral se puede aumentar la productividad”, subrayó.

Incluso citó declaraciones de asesores cercanos al oficialismo que reconocen que la reforma no generará empleo. “Hasta ellos mismos admiten que no va a crear trabajo. Es difícil sostener una mentira tan grande sin tropezar”, lanzó.

Con un tono firme y sin eufemismos, Marcelo Mena sintetiza una postura que atraviesa a buena parte del sindicalismo argentino: la reforma laboral, tal como está planteada, no representa una modernización sino un retroceso estructural. Frente a un escenario de ajuste, inflación discutida y pérdida de derechos, el movimiento obrero apuesta a la unidad y a la movilización como herramientas centrales de resistencia. El 18 de diciembre aparece así no solo como una protesta, sino como una señal política clara de que el conflicto entre el Gobierno y los trabajadores está lejos de cerrarse.

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Rosatti advirtió que la reforma laboral podría quedar frenada durante años por fallos judiciales

En medio del debate político y legislativo por la reforma laboral impulsada por el gobierno de Javier Milei, el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, advirtió que el sistema argentino de control de constitucionalidad habilita a cualquier juez a declarar la invalidez de una ley, lo que podría paralizar su aplicación durante meses o incluso años, hasta que el máximo tribunal unifique criterios.

La eventual aprobación de la reforma laboral que el Gobierno pretende tratar en sesiones extraordinarias abre un escenario de alta incertidumbre jurídica. Así lo dejó en claro el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, al advertir que los cambios propuestos podrían quedar atrapados en una extensa maraña de litigios judiciales antes de alcanzar una definición definitiva.

En declaraciones a Perfil, Rosatti recordó que el sistema argentino de control de constitucionalidad es de carácter difuso, lo que implica que cualquier juez, en cualquier punto del país, está habilitado a declarar la inconstitucionalidad de una norma. “El control de constitucionalidad en la Argentina es un control que los constitucionalistas llamamos difuso”, explicó el magistrado, subrayando que ese mecanismo, si bien garantiza independencia judicial, también introduce demoras estructurales en la aplicación de reformas profundas.

Según detalló, una ley puede quedar suspendida en la práctica a partir de fallos contradictorios emitidos por distintos juzgados, hasta que la Corte Suprema logre unificar criterio mediante una sentencia definitiva. “Eso no significa que después no pueda ser ordenado por una jurisprudencia de la Corte, pero lógicamente lleva su tiempo”, advirtió.

El titular del máximo tribunal aportó un antecedente concreto que refuerza su advertencia: parte del régimen laboral incluido en la Ley Bases ya fue declarado inconstitucional por un juez laboral, sin que hasta el momento exista una resolución final de la Corte. Ese episodio, señaló Rosatti, ilustra con claridad cómo una reforma puede quedar en suspenso durante largos períodos, aun cuando cuente con respaldo legislativo.

En ese contexto, el magistrado fue enfático al remarcar que el sistema vigente no impide que los jueces se aparten de la doctrina del máximo tribunal. “Nuestro sistema no prohíbe que cualquier juez pueda declarar la inconstitucionalidad”, sostuvo, dejando en evidencia uno de los nudos centrales del debate institucional.

Consultado sobre la posibilidad de que el Congreso incorpore una cláusula legal que obligue a todos los tribunales a acatar automáticamente los fallos de la Corte Suprema, Rosatti adoptó una postura cautelosa. Reconoció que el Parlamento tiene la potestad de avanzar en ese sentido, pero advirtió que una norma de ese tipo sería inevitablemente cuestionada y terminaría, nuevamente, bajo análisis del propio máximo tribunal. “La Corte diría: ¿esa norma que incorporaron los legisladores es constitucional o no es constitucional?”, explicó.

El presidente de la Corte también puso el foco en el impacto práctico del actual esquema judicial. Reveló que alrededor del 60% de las causas que resuelve el tribunal provienen del propio Estado, que insiste en cuestionar decisiones ya consolidadas, especialmente en materia previsional. “¿Sabe lo que significaría para nosotros tener 60% de trabajo menos y no decir siempre lo mismo? Y decimos siempre lo mismo”, expresó, con una crítica implícita al funcionamiento repetitivo y desgastante del sistema.

Las declaraciones de Horacio Rosatti introducen una variable clave en el debate sobre la reforma laboral: más allá de la voluntad política y del resultado legislativo, el futuro de la iniciativa podría definirse en los tribunales y no en el Congreso. El sistema de control difuso, pilar histórico del derecho constitucional argentino, aparece así como una garantía de equilibrio institucional, pero también como un factor que puede convertir reformas estructurales en procesos largos, fragmentados y judicialmente inciertos.

En ese escenario, la advertencia del presidente de la Corte trasciende lo ideológico y plantea un dilema funcional de fondo: cómo compatibilizar la necesidad de cambios profundos con un esquema judicial que, por diseño, puede demorar durante años la aplicación efectiva de las leyes.

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Paros de controladores aéreos amenazan los vuelos nacionales durante las fiestas

ATEPSA anunció un paro progresivo a partir del 18 de diciembre en reclamo de mejoras salariales y por presuntos incumplimientos paritarios por parte de EANA. El conflicto podría escalar e impactar en vuelos nacionales e internacionales en pleno comienzo de la temporada alta.

La tranquilidad previa a las fiestas de fin de año quedó en suspenso tras el anuncio de la Asociación de Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA). El gremio adelantó un plan de lucha progresivo que comenzará el miércoles 18 de diciembre y que amenaza con interrumpir o demorar vuelos en todos los aeropuertos del país.

El detonante del conflicto está en los reclamos salariales y en lo que los trabajadores denuncian como incumplimientos paritarios por parte de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA). También señalan el desconocimiento del Convenio Colectivo de Trabajo, la “falta de diálogo” y la ausencia de respuestas a los planteos elevados en los últimos meses.

La medida se definió en una asamblea en la sede central de EANA, donde los controladores expresaron su “repudio a la falta de negociación” y ratificaron que retomarán un plan de acción iniciado el 3 de noviembre y que había quedado en suspenso por la conciliación obligatoria dictada en agosto.

Aumenta la tensión: paros progresivos y la posibilidad de escalar a vuelos internacionales

ATEPSA informó que el cese de actividades comenzará afectando a los vuelos nacionales, pero advirtió que, de persistir el conflicto, las medidas podrían extenderse a los vuelos internacionales, complicando uno de los períodos de mayor demanda de todo el año.

Aunque el gremio todavía no difundió el cronograma detallado, anticipó que durante los próximos días realizará asambleas nacionales para definir horarios, modalidades y alcances de cada instancia del plan de lucha. “Meses sin respuestas, salarios por debajo de la inflación y un convenio colectivo desconocido”, argumentaron desde el sindicato.

Desde la empresa, en cambio, aseguran que el acuerdo paritario sigue vigente hasta diciembre y que no existen atrasos salariales, una postura que profundizó el malestar entre los controladores.

Un conflicto que se agrava por el deterioro del diálogo

La reactivación de la protesta refleja la falta de avances en las negociaciones. El gremio acusa a EANA de incumplir un acuerdo firmado hace más de dos meses, mientras que la empresa sostiene su posición y niega irregularidades. La distancia entre ambas partes llevó a un nuevo foco de tensión que amenaza con expandirse durante la temporada alta.

“Instamos a EANA a dar respuestas. Sin diálogo, nos veremos obligados a incrementar las medidas legítimas de acción sindical”, advirtió ATEPSA. Para este viernes está prevista una audiencia en la Secretaría de Trabajo que buscará acercar posiciones y evitar una paralización que podría afectar a miles de pasajeros.

Desde EANA afirmaron que “el paro aún no está confirmado”, aunque no mostraron señales de flexibilizar la postura que originó el conflicto. Así, la principal expectativa para desactivar las medidas parece quedar en manos de la Secretaría de Trabajo, que podría dictar una nueva conciliación obligatoria, como ya ocurrió en reclamos anteriores.

Sin embargo, incluso esa alternativa sólo patearía la disputa hacia enero, otro mes de alto movimiento turístico, sin resolver de fondo la discusión salarial ni las diferencias sobre el convenio colectivo.

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