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Se realizó durante esta mañana en distintos edificios universitarios y bajo estricto protocolo sanitario. El 26 de febrero estarían los resultados provisorios.

“La toma del examen de ingreso para los Institutos preuniversitarios se llevó a cabo con total normalidad. De los 1175 que se inscribieron, rindieron 1100”, indicó el secretario Académico, Daniel Bustos. “Quiero agradecer a toda la comunidad universitaria por llevar a cabo este proceso y en especial al equipo docente que participó. También quiero agradecer al Gobierno de la Provincia que puso a disposición personal de la policía de Tránsito para dar apoyo a la organización vehicular y a los municipios de Capital y Rivadavia, cuyos monitores colaboraron en todo momento alrededor de los predios universitarios”, agregó el Secretario Académico.

Con respecto al protocolo sanitario que se puso en marcha, el director de la Escuela Industrial, Jorge Gutiérrez, explicó que, previamente, los referentes de Higiene y Seguridad y de los distintos gremios habían relevado los siete lugares donde se tomó el examen (escuelas y facultades) y estimaron la cantidad de personas por curso para respetar el distanciamiento. “Las expectativas de parte de la Universidad han sido satisfechas, por el cumplimiento de los protocolos internos. La organización, que ha contemplado todo lo necesario, requiere una logística importante. Esperamos que las expectativas de los padres hayan sido cubiertas”, dijo Gutiérrez.

Hacia adelante, la próxima fecha a tener en cuenta es el viernes 26 de febrero que, se estima, estarían los listados con resultados provisorios. “Se trabajará para poder tener los resultados de los exámenes en esa fecha, que serán los provisorios ya que los definitivos estarán listos luego de que se cumpla con la fecha en que se solicita la ‘vista’ del examen”, dijo Bustos.

Los/as interesados/as en ver los exámenes deberán presentar una solicitud por Mesa de Entradas de la Escuela Industrial el día 01/03, en horario de mañana. No se admitirán solicitudes fuera de ese plazo.

Se espera tener los resultados definitivos los primeros días de marzo.

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Tercer Encuentro de Mujeres en San juan: “Queremos compañeras en los máximos cargos de conducción”

Durante el 3° Encuentro de Mujeres Trabajadoras realizado en la CGT San Juan, referentes nacionales como Marina Jaureguiberry, Maia Volcovinsky y Paula Martínez reclamaron mayor representación femenina en los espacios de conducción sindical. El pedido llega en vísperas de la renovación de autoridades de la central obrera y expone una deuda estructural del movimiento obrero con la igualdad de género.

El sindicalismo argentino atraviesa una etapa de redefinición interna. A pocos días de que la Confederación General del Trabajo (CGT) elija una nueva conducción, un grupo de dirigentas nacionales levantó la voz para plantear un reclamo que ya no puede ser postergado: la participación efectiva de las mujeres en la estructura de poder del movimiento obrero.

El 3° Encuentro de Mujeres, reunió a decenas de delegadas sindicales de distintos puntos del país. La jornada estuvo encabezada por tres figuras de peso: Marina Jaureguiberry, del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP); Maia Volcovinsky, de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación (UEJN); y Paula Martínez, de la UOCRA. Todas coincidieron en un punto: la CGT necesita una conducción que refleje la diversidad del mundo laboral actual, donde las mujeres ya no son minoría, pero siguen sin ocupar los principales puestos de decisión.

“Tenemos muchas secretarias generales en todo el país, pero están invisibilizadas. Queremos compañeras en los máximos cargos de conducción y con poder real para decidir”, sostuvo Jaureguiberry, en una frase que sintetizó la demanda colectiva. El planteo va más allá de la representación simbólica: se trata de acceder al núcleo donde se definen las políticas, las estrategias gremiales y las alianzas de poder.

Durante la jornada se discutieron las brechas laborales y sindicales que persisten a pesar de los avances en la agenda de género. Las oradoras destacaron la necesidad de incorporar una mirada transversal sobre las desigualdades, no solo en la distribución de cargos, sino también en las condiciones de trabajo, los salarios y el reconocimiento de las tareas de cuidado. Recordaron que, durante la pandemia, las mujeres sostuvieron sectores esenciales —salud, educación, asistencia comunitaria— sin recibir un reconocimiento proporcional.

En uno de los pasajes más destacados del encuentro, Paula Martínez, representante de UOCRA Mujeres, abordó la transformación de sectores históricamente masculinizados. “La construcción sigue siendo un espacio dominado por varones, pero las mujeres siempre estuvieron ahí, solo que nadie las veía. Hoy empezamos a ocupar lugares y a organizarnos para cambiar esa cultura desde adentro”, afirmó. Su reflexión marcó un punto clave: la inclusión no se decreta, se conquista en el terreno y se consolida con formación, presencia y persistencia.

Por su parte, Maia Volcovinsky apeló a una idea de sindicalismo renovado: “La participación no se impone desde un estrado; se construye desde la confianza y la horizontalidad. Si queremos debatir el país que viene, necesitamos que las mujeres estén en esa mesa”. Su mirada aportó una lectura política de fondo: sin una reforma cultural dentro del movimiento obrero, no habrá paridad genuina, y las conquistas formales seguirán siendo parciales.

El reclamo no se da en el vacío. Llega en un contexto en el que la CGT se prepara para elegir nuevas autoridades el 5 de noviembre, tras la decisión de los actuales secretarios generales —Héctor Daer, Carlos Acuña y Octavio Argüello— de no buscar la reelección. Ese recambio abre una oportunidad inédita para revisar la composición de la conducción y dar lugar a una dirigencia más representativa del nuevo mapa laboral argentino.

La cuestión de género en el sindicalismo no es solo un tema de justicia interna: es también un desafío estratégico. El rol de las mujeres trabajadoras en la economía, en el sector público y privado, en la industria y los servicios, creció de manera sostenida en las últimas décadas. Sin embargo, las estructuras gremiales continúan respondiendo a una lógica vertical y masculina, heredera de un tiempo donde la representación obrera era casi exclusivamente masculina.

El debate abierto en San Juan excede los límites del sindicalismo: interpela a toda la estructura de poder del país. Las mujeres de la CGT no reclaman un gesto simbólico, sino un cambio cultural que democratice la toma de decisiones y refleje la pluralidad del movimiento obrero.

A medida que la central sindical se encamina hacia una nueva etapa, el reclamo por la igualdad de género deja de ser una demanda sectorial y se convierte en un test de modernidad institucional.

El futuro de la CGT —y del sindicalismo argentino— dependerá, en gran parte, de su capacidad para incorporar esa diversidad sin perder cohesión ni fuerza política.
En definitiva, el desafío no es solo abrir espacios, sino redefinir el poder desde una perspectiva más justa, inclusiva y representativa.

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San Juan, epicentro del reclamo por la paridad sindical en la CGT

La CGT San Juan abrirá sus puertas este martes 28 de octubre para recibir a destacadas dirigentes nacionales del movimiento obrero, en una jornada que promete ser histórica.
El Encuentro de Mujeres Trabajadoras, que se desarrollará de 9 a 12 horas en España 366 Sur, convoca a trabajadoras, militantes y representantes gremiales para debatir el presente y futuro del sindicalismo argentino desde una mirada feminista y federal.

El evento contará con la presencia de Marina Jaureguiberry, secretaria general del SADOP nacional; Maia Volcovinsky, co-secretaria de Derechos Humanos de la CGT; y Paula Martínez, referente sindical, quienes llegarán a San Juan en el marco de una recorrida nacional por las regiones del país.

El objetivo: fortalecer la red de mujeres sindicalistas y consolidar la demanda por una conducción compartida en la CGT, donde la representación femenina tenga un lugar real en la toma de decisiones.

La lucha por una conducción paritaria

El reclamo por una mujer en el triunvirato de la CGT no es nuevo, pero hoy adquiere un impulso inédito.
En los últimos meses, más de 500 dirigentas de 34 gremios participaron en encuentros nacionales donde se elaboró la “Declaración de las Mujeres Trabajadoras de la CGT”, un documento que exige la plena participación de las mujeres en la conducción sindical y reivindica la paridad como una expresión de justicia y de representatividad.

“El protagonismo femenino dentro del movimiento obrero ya no es una aspiración, es una realidad cotidiana que debe reflejarse en la estructura de poder”, sostiene el texto, leído en una multitudinaria reunión de la Mesa de Mujeres de la CGT.

Allí se enfatizó que la paridad no debe ser vista como una concesión, sino como una consecuencia natural del trabajo, la militancia y la construcción colectiva que las mujeres han desarrollado durante décadas en los distintos gremios.

Entre los principales referentes sindicales que respaldaron esta iniciativa se encuentran Héctor Daer, Andrés Rodríguez, José Luis Lingeri, Jorge Sola, Cristian Jerónimo y Julio Piumato, quienes participaron de los debates en señal de apoyo a un proceso que, aunque interno, tiene una fuerte proyección política y social.

De Eva Perón a las nuevas generaciones

El avance de las mujeres dentro de la CGT se consolidó a partir de la reforma del Estatuto en 2021, que incorporó la paridad de género en el Consejo Directivo. Desde entonces, se multiplicaron los espacios de formación, los encuentros regionales y las articulaciones entre gremios.

Ese proceso de fortalecimiento tuvo su anclaje simbólico en una tradición que se remonta a los orígenes mismos del movimiento obrero organizado y a la figura de Eva Perón, que supo conjugar el poder político con la organización de las trabajadoras.

“Venimos de una historia que nos legó Eva Perón: la organización y el poder de las mujeres. Este es un día histórico; cuando se cuente esta historia podremos decir que estuvimos acá, siendo protagonistas”, afirmó Marina Jaureguiberry, secretaria general del SADOP, durante uno de los encuentros recientes.

En la misma línea, Maia Volcovinsky destacó:
“Si pedimos estar en los niveles de decisión es porque lo practicamos hacia adentro. Somos quienes más sufrimos las políticas neoliberales, pero también las que más trabajamos para revertirlas. Nuestra participación fortalece a la CGT y al país.”

El desafío de representar a todas

El reclamo por una mujer en el triunvirato apunta a redefinir la distribución real del poder dentro del sindicalismo argentino. En una CGT históricamente conducida por hombres, las dirigentas sostienen que la inclusión femenina aporta una perspectiva más amplia y social, que abarca no solo la defensa del empleo y los salarios, sino también las condiciones de vida, la equidad y la economía del cuidado.

En un contexto económico complejo —marcado por la pérdida del poder adquisitivo, la informalidad y la precarización—, el sindicalismo femenino emerge como un actor estratégico para reconstruir una agenda de derechos con perspectiva de género y justicia social.

La “Declaración de las Mujeres Trabajadoras” lo sintetiza con claridad:

“Somos parte sustancial de la unidad. Nacimos y crecimos dentro del trabajo, de la organización y de la lucha. Sostenemos la fuerza, el pensamiento y la estructura del sindicalismo argentino.”

El Encuentro de Mujeres Trabajadoras en la CGT San Juan no será una jornada más en el calendario sindical. Se trata de un punto de inflexión en la disputa por la representación real dentro del movimiento obrero, donde el interior del país toma protagonismo y las mujeres exigen ocupar el lugar que ya ganaron en la práctica.

La visita de las referentes nacionales y la movilización local de trabajadoras consolidan una convicción compartida: la transformación del sindicalismo argentino será con las mujeres adentro, o no será. San Juan, esta vez, se convierte en el escenario donde ese cambio empieza a tomar forma.

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Mario Quinteros (SATSAID): “Quieren debilitar las instituciones gremiales y retroceder en derechos conquistados”

El secretario general de SATSAID San Juan, Mario Quinteros, confirmó la recomposición salarial que cierra el año paritario en el sector audiovisual y cuestionó los lineamientos de la reforma laboral impulsada por el Gobierno nacional. Con mirada crítica y argumentación firme, el dirigente advirtió que la fragmentación de las negociaciones “solo busca debilitar las instituciones gremiales y profundizar la desigualdad entre trabajadores”.

El Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (SATSAID) concluyó la negociación salarial correspondiente al último tramo del año. El acuerdo, alcanzado con las empresas del sector de video y conectividad, implica una recomposición destinada a mitigar el impacto de la inflación acumulada y cerrar el ciclo paritario con un leve margen positivo.

“Estamos cerrando el año con un incremento que busca equilibrar la pérdida inflacionaria. No se trata de una mejora real, pero sí de un alivio en un contexto económico adverso”, explicó Quinteros, en diálogo con Mundo Laboral SJ. El dirigente detalló que el entendimiento incluye sumas no remunerativas que corrigen desfasajes salariales y colocan al sector “casi dos puntos por encima de la inflación”.

La recomposición coincide con el inicio del proceso electoral interno del sindicato, previsto para los días 26 y 27 de noviembre. “Ya se cerró la presentación de listas y solo se oficializó la nuestra, que conducirá el gremio hasta 2030. Asumiremos en marzo, normalizando los plazos que se habían alterado por la pandemia”, señaló Quinteros, destacando la continuidad institucional del SATSAID como un valor en sí mismo.

La reforma laboral en debate: un punto de quiebre

El dirigente también analizó el proyecto de reforma laboral impulsado por el Poder Ejecutivo, que promueve la negociación por empresa, la revisión de los convenios colectivos y la flexibilización de ciertas normas laborales. Con tono crítico, Quinteros advirtió que la iniciativa “no busca modernizar las relaciones de trabajo, sino desarticular el poder colectivo de los sindicatos”.

“Negociar por treinta mil trabajadores no es lo mismo que hacerlo por trescientos. Lo que se pretende es dividir, debilitar y precarizar. Hablan de dinamismo salarial, pero en realidad apuntan a romper la solidaridad entre los trabajadores”, enfatizó.

Para el secretario general de SATSAID, el esquema propuesto desconoce el principio básico de igualdad laboral. “Un camarógrafo, un sonidista o un técnico audiovisual deben percibir el mismo salario por igual tarea, sin importar la provincia. Eso no es un privilegio gremial, es justicia social”, sostuvo, recordando que los acuerdos nacionales del gremio garantizan condiciones uniformes en todo el país.

En su análisis, Quinteros admitió que los convenios colectivos requieren actualización, pero aclaró que ello debe hacerse sin resignar derechos. “Hay cláusulas obsoletas, tareas que desaparecieron con los años, y eso se corrige en diálogo con las empresas. Lo que no se puede aceptar es una reforma que utilice esa excusa para reducir garantías laborales”, señaló.

El trasfondo económico y el riesgo de un modelo desigual

El sindicalista fue más allá y enmarcó el debate en una discusión estructural sobre el rumbo económico del país. A su entender, la ofensiva contra los derechos laborales se vincula con la concentración de la riqueza y la falta de redistribución.

“Nos quieren llevar a un modelo donde la gente trabaja sin derechos, como en China o la India. Pero Argentina no es eso: es un país con recursos, con historia y con un pueblo que aprendió a defender sus conquistas”, expresó.

Con ironía, criticó la idea de ampliar la jornada laboral sin compensación:

“Si quieren trabajadores de doce horas y sin feriados, abramos los libros de las empresas y repartamos las ganancias. No seamos socios solo de las pérdidas”.

El sindicalista advirtió, además, que detrás del discurso de la competitividad “se esconde una transferencia de costos hacia los trabajadores”. Según dijo, mientras el Gobierno habla de austeridad, “la rentabilidad de algunos grupos empresariales crece sin reinvertirse, y el ajuste siempre recae sobre el asalariado”.

Un movimiento obrero en alerta

Pese a la dureza de su diagnóstico, Quinteros subrayó la voluntad del gremio de mantener canales de diálogo institucional. “Estamos dispuestos a discutir convenios, a revisar cláusulas y a adaptarnos a los nuevos tiempos, pero no vamos a convalidar una reforma que implique retroceder en derechos fundamentales”, remarcó.

En ese sentido, valoró la unidad de acción que se observa en la Confederación General del Trabajo (CGT) frente al proyecto oficial. “El sindicalismo argentino ha demostrado que, pese a las diferencias internas, hay un consenso básico: defender el trabajo digno, la negociación colectiva y la protección social”, sostuvo.

El cierre paritario del SATSAID y las palabras de Mario Quinteros condensan el pulso del sindicalismo argentino en un momento de alta incertidumbre política y económica. Consciente de los desafíos que impone la inflación y de los debates que se avecinan en el Congreso, el gremio audiovisual busca sostener el equilibrio entre la modernización del sector y la defensa irrestricta de los derechos laborales.

Quinteros lo resume con una frase que sintetiza la postura del movimiento obrero frente al nuevo escenario: “No nos oponemos al cambio, pero sí al retroceso. La justicia social no se discute: se defiende”.

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