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El Ejecutivo nacional convocó a los gremios del Hospital Garrahan tras semanas de tensiones crecientes. La audiencia del 6 de junio será clave para evitar una huelga nacional. El conflicto expone las fisuras profundas del sistema sanitario argentino y una política que, para muchos, avanza hacia el desmantelamiento del sector público.

El llamado del Gobierno de Javier Milei a una audiencia con los gremios del Hospital Garrahan —la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y la Asociación de Profesionales y Técnicos— se produce tras un crescendo de protestas y denuncias que pusieron en jaque la imagen de gestión del oficialismo en el plano sanitario. La cita, programada para el jueves 6 de junio a las 13:30 horas, constituye no sólo un intento de destrabar el conflicto interno del prestigioso hospital pediátrico, sino también una instancia de alto voltaje político donde se confrontan dos visiones antagónicas sobre el rol del Estado en la salud pública.

Durante las últimas semanas, trabajadores y profesionales del Garrahan han alzado la voz contra lo que consideran un deterioro progresivo de sus condiciones de trabajo y una precarización inadmisible en un centro de referencia nacional. Las movilizaciones frente al nosocomio no solo denunciaron el estancamiento salarial, sino que también pusieron sobre la mesa las carencias estructurales, desde insumos escasos hasta recortes presupuestarios que impactan de lleno en la atención a niños y niñas vulnerables.

La convocatoria del Ejecutivo fue interpretada por los gremios como un paso obligado y no como un gesto de apertura. Rodolfo Aguiar, dirigente de ATE, fue categórico al señalar que la reunión fue fruto de la presión sindical y no de la voluntad política. “Se vieron obligados a dialogar luego de campañas de desprestigio, operaciones mediáticas y una estrategia que intentó dividir a los trabajadores”, denunció públicamente. En su lectura, lo que ocurre en el Garrahan es un microcosmos del proceso de desmantelamiento del sistema público de salud, bajo una lógica que prioriza el ajuste económico sobre los derechos sociales.

El conflicto Garrahan como síntoma de una política de salud en crisis

Lo que está en juego va mucho más allá de un reclamo salarial. El Garrahan —históricamente símbolo de excelencia médica en el país— hoy encarna el desasosiego de un sector que se siente arrinconado. Las voces sindicales advierten que el recorte presupuestario se traduce en una degradación silenciosa de la atención médica, con consecuencias irreparables. La advertencia no es menor: si no se obtienen respuestas concretas en la audiencia del jueves, ATE ya anunció una medida de fuerza a nivel nacional, afectando a hospitales públicos de todo el país.

La política de reducción del gasto público aplicada por el Gobierno nacional, amparada en una retórica de eficiencia y racionalización, está siendo fuertemente cuestionada desde múltiples frentes. La salud, como derecho constitucional, no puede ser regulada por las leyes del mercado ni estar sujeta a criterios meramente contables. La idea de que “el que no paga, no accede” pone en jaque décadas de construcción sanitaria con un enfoque inclusivo y universalista.

Desde las provincias también se alzan críticas: el ajuste no impacta de modo uniforme, sino que agrava las desigualdades estructurales entre jurisdicciones con capacidades fiscales muy dispares. Los hospitales provinciales, ya golpeados por la inflación, la escasez de recursos y la fuga de profesionales, ven en el caso del Garrahan una advertencia sobre lo que puede suceder en sus propios territorios si no hay un viraje en la política sanitaria nacional.

La audiencia del 6 de junio será, en los hechos, mucho más que una instancia paritaria. Representará un enfrentamiento entre dos lógicas irreconciliables: una que considera al Estado como garante de derechos sociales, y otra que lo concibe como un actor residual, sólo activo en lo mínimo indispensable.

El Hospital Garrahan, con su peso simbólico y operativo, ha vuelto a convertirse en el escenario de una disputa de fondo. La resolución o escalada de este conflicto podría marcar el rumbo inmediato de la política de salud en la Argentina. El Gobierno deberá decidir si persiste en una estrategia de confrontación o si abre una puerta real al diálogo. La salud pública, mientras tanto, espera una respuesta que no sea sólo técnica ni táctica, sino profundamente política y humana.

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Marcelo Mena: “La única forma de equilibrar la relación laboral es con sindicatos fuertes”

En diálogo con Mundo Laboral SJ, el titular nacional de ASIJEMIN y referente de la Mesa sindical, Marcelo Mena, cuestionó duramente el proyecto de modernización laboral impulsado por el Gobierno, denunció una medición irreal de la inflación y confirmó la participación activa de más de 70 gremios en la movilización del 18 de diciembre convocada por la CGT y las CTA.

Mientras el Gobierno celebra la desaceleración inflacionaria como uno de los principales logros de gestión, una porción creciente de la sociedad observa con preocupación un escenario marcado por el aumento del desempleo, la precarización laboral y la pérdida sostenida del poder adquisitivo. En ese contexto, el proyecto de reforma laboral se convirtió en el eje de un nuevo conflicto político y social que ya tiene fecha de expresión en las calles.

Marcelo Mena, titular nacional del sindicato de Jerárquicos mineros e integrante de la Mesa Sindical, confirmó que el movimiento obrero organizado se movilizará masivamente el próximo 18 de diciembre, en consonancia con la convocatoria de la CGT y las CTA. “La gran mayoría de los sindicatos industriales y de mayor capacidad de convocatoria van a estar presentes. Desde la mesa sindical somos más de 70 organizaciones y vamos a marchar tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en cada provincia del país”, sostuvo.

Mena explicó que, aunque muchos de los gremios que integran la Mesa Sindical tienen estructuras más pequeñas y menor incidencia nacional individual, el peso colectivo “cambia el panorama” y refuerza la capacidad de respuesta frente a un proyecto que, según advierte, amenaza la esencia del derecho del trabajo.

“El 18 se va a ver la manifestación en la calle, pero el trabajo empieza mucho antes. En fábricas, yacimientos y establecimientos se está organizando a los trabajadores para explicarles que el sindicato no es un obstáculo, sino la única herramienta real para equilibrar la relación con la patronal”, señaló. En ese sentido, cuestionó lo que definió como una “miopía ideológica” que busca deslegitimar al sindicalismo y fragmentar al movimiento obrero.

Lejos de negar errores históricos, Mena reconoció que “hubo dirigentes que se equivocaron”, pero advirtió que eso no puede ser argumento para desmantelar la organización colectiva. “La única forma de proteger derechos y sostener conquistas es con sindicatos fuertes y con buena salud institucional”, afirmó.

Respecto al contenido de la reforma laboral, el dirigente fue categórico: “Estas modificaciones no buscan modernizar, sino atomizar la fuerza de los trabajadores, debilitar la negociación colectiva y, en muchos casos, directamente anularla”. Para Mena, el objetivo de fondo es favorecer un esquema económico que concentra poder y reduce la capacidad de defensa del empleo.

El cuestionamiento también se extiende al plano económico. Desde la Mesa Sindical denuncian que la inflación que informa el INDEC no refleja el impacto real en la vida cotidiana. “Uno va a la estación de servicio, al comercio, a comer afuera o simplemente a hacer las compras diarias y se da cuenta de que el 2,5% no es real. Hay un acumulado mucho mayor”, afirmó. Si bien reconoció una desaceleración inflacionaria, sostuvo que “no está bajando como el Gobierno lo plantea”.

Mena fue aún más duro al evaluar el rumbo económico: “Este esquema fracasó. Nadie pide plata cuando le sobra, y si están pidiendo es porque no alcanza. Ajustar salarios y derechos no garantiza progreso”. En contraposición, defendió un modelo que combine orden fiscal con incentivos a la productividad, sin recortar derechos laborales. “Está demostrado en otros países que incluso reduciendo la jornada laboral se puede aumentar la productividad”, subrayó.

Incluso citó declaraciones de asesores cercanos al oficialismo que reconocen que la reforma no generará empleo. “Hasta ellos mismos admiten que no va a crear trabajo. Es difícil sostener una mentira tan grande sin tropezar”, lanzó.

Con un tono firme y sin eufemismos, Marcelo Mena sintetiza una postura que atraviesa a buena parte del sindicalismo argentino: la reforma laboral, tal como está planteada, no representa una modernización sino un retroceso estructural. Frente a un escenario de ajuste, inflación discutida y pérdida de derechos, el movimiento obrero apuesta a la unidad y a la movilización como herramientas centrales de resistencia. El 18 de diciembre aparece así no solo como una protesta, sino como una señal política clara de que el conflicto entre el Gobierno y los trabajadores está lejos de cerrarse.

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Rosatti advirtió que la reforma laboral podría quedar frenada durante años por fallos judiciales

En medio del debate político y legislativo por la reforma laboral impulsada por el gobierno de Javier Milei, el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, advirtió que el sistema argentino de control de constitucionalidad habilita a cualquier juez a declarar la invalidez de una ley, lo que podría paralizar su aplicación durante meses o incluso años, hasta que el máximo tribunal unifique criterios.

La eventual aprobación de la reforma laboral que el Gobierno pretende tratar en sesiones extraordinarias abre un escenario de alta incertidumbre jurídica. Así lo dejó en claro el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, al advertir que los cambios propuestos podrían quedar atrapados en una extensa maraña de litigios judiciales antes de alcanzar una definición definitiva.

En declaraciones a Perfil, Rosatti recordó que el sistema argentino de control de constitucionalidad es de carácter difuso, lo que implica que cualquier juez, en cualquier punto del país, está habilitado a declarar la inconstitucionalidad de una norma. “El control de constitucionalidad en la Argentina es un control que los constitucionalistas llamamos difuso”, explicó el magistrado, subrayando que ese mecanismo, si bien garantiza independencia judicial, también introduce demoras estructurales en la aplicación de reformas profundas.

Según detalló, una ley puede quedar suspendida en la práctica a partir de fallos contradictorios emitidos por distintos juzgados, hasta que la Corte Suprema logre unificar criterio mediante una sentencia definitiva. “Eso no significa que después no pueda ser ordenado por una jurisprudencia de la Corte, pero lógicamente lleva su tiempo”, advirtió.

El titular del máximo tribunal aportó un antecedente concreto que refuerza su advertencia: parte del régimen laboral incluido en la Ley Bases ya fue declarado inconstitucional por un juez laboral, sin que hasta el momento exista una resolución final de la Corte. Ese episodio, señaló Rosatti, ilustra con claridad cómo una reforma puede quedar en suspenso durante largos períodos, aun cuando cuente con respaldo legislativo.

En ese contexto, el magistrado fue enfático al remarcar que el sistema vigente no impide que los jueces se aparten de la doctrina del máximo tribunal. “Nuestro sistema no prohíbe que cualquier juez pueda declarar la inconstitucionalidad”, sostuvo, dejando en evidencia uno de los nudos centrales del debate institucional.

Consultado sobre la posibilidad de que el Congreso incorpore una cláusula legal que obligue a todos los tribunales a acatar automáticamente los fallos de la Corte Suprema, Rosatti adoptó una postura cautelosa. Reconoció que el Parlamento tiene la potestad de avanzar en ese sentido, pero advirtió que una norma de ese tipo sería inevitablemente cuestionada y terminaría, nuevamente, bajo análisis del propio máximo tribunal. “La Corte diría: ¿esa norma que incorporaron los legisladores es constitucional o no es constitucional?”, explicó.

El presidente de la Corte también puso el foco en el impacto práctico del actual esquema judicial. Reveló que alrededor del 60% de las causas que resuelve el tribunal provienen del propio Estado, que insiste en cuestionar decisiones ya consolidadas, especialmente en materia previsional. “¿Sabe lo que significaría para nosotros tener 60% de trabajo menos y no decir siempre lo mismo? Y decimos siempre lo mismo”, expresó, con una crítica implícita al funcionamiento repetitivo y desgastante del sistema.

Las declaraciones de Horacio Rosatti introducen una variable clave en el debate sobre la reforma laboral: más allá de la voluntad política y del resultado legislativo, el futuro de la iniciativa podría definirse en los tribunales y no en el Congreso. El sistema de control difuso, pilar histórico del derecho constitucional argentino, aparece así como una garantía de equilibrio institucional, pero también como un factor que puede convertir reformas estructurales en procesos largos, fragmentados y judicialmente inciertos.

En ese escenario, la advertencia del presidente de la Corte trasciende lo ideológico y plantea un dilema funcional de fondo: cómo compatibilizar la necesidad de cambios profundos con un esquema judicial que, por diseño, puede demorar durante años la aplicación efectiva de las leyes.

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Horarios especiales del comercio en San Juan para Nochebuena y Fin de Año

La Cámara de Comerciantes Unidos de San Juan confirmó que los locales abrirán en horario corrido de 9 a 16 horas los días 24 y 31 de diciembre. El esquema fue consensuado con el sindicato y el sector mantiene expectativas favorables por el impacto del aguinaldo provincial en el consumo.

Con la llegada de las fiestas de fin de año, el comercio sanjuanino ya definió su esquema de funcionamiento especial. La Cámara de Comerciantes Unidos de San Juan informó que los días martes 24 y martes 31 de diciembre los locales atenderán al público en horario corrido, de 9 a 16 horas, con el objetivo de facilitar las compras y, al mismo tiempo, respetar la organización de las celebraciones familiares.

La decisión surge de un acuerdo alcanzado con el sindicato del sector, que busca equilibrar la actividad comercial con las condiciones laborales de los trabajadores. Así lo explicó Marcelo Quiroga, presidente de Comerciantes Unidos, quien señaló que el esquema consensuado permite sostener el movimiento económico sin extender la jornada hasta la noche.

En la previa de Nochebuena y Fin de Año, muchos comercios anticiparon que ampliarán sus horarios habituales e incluso ofrecerán atención continua durante los días anteriores, en un intento por capitalizar el incremento estacional de la demanda, característico de esta época.

Expectativas por el aguinaldo y el consumo

Desde el sector comercial expresaron un moderado optimismo frente al impacto que podría generar el pago del aguinaldo a los trabajadores de la administración pública provincial, previsto para el 20 de diciembre. Ese ingreso extra, señalaron, suele traducirse en un mayor nivel de consumo durante los días previos a las celebraciones.

Si bien el contexto económico continúa siendo desafiante, los comerciantes confían en que la combinación de aguinaldo, promociones y horarios extendidos contribuya a dinamizar las ventas, especialmente en rubros vinculados a regalos, indumentaria y alimentos.

Días sin actividad

Finalmente, la Cámara recordó que los comercios permanecerán cerrados el jueves 25 de diciembre y el jueves 1 de enero, en adhesión a los feriados por Navidad y Año Nuevo, respectivamente.

De este modo, el comercio sanjuanino se prepara para una de las semanas de mayor movimiento del año, con un esquema horario definido y expectativas puestas en la reactivación del consumo en el cierre de 2025.

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