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La Federación Argentina de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (FATERYH) acordó con los representantes empresarios del sector un nuevo incremento salarial para los trabajadores que se aplicará para el mes de julio de 2024. De este modo, las partes pactaron una nueva mesa de negociación durante agosto.

Las reuniones se llevaron a cabo con los directivos de la Unión Administradores de Inmuebles, la Cámara Argentina de la Propiedad Horizontal y la Asociación Inmobiliaria de Edificios de Renta y Horizontal, y en las mismas se terminó de definir las nuevas escalas salariales para los trabajadores nucleados en los CCT 589 590/10.

“Considerando el contexto económico actual y con el objeto de mantener el poder adquisitivo del salario de los trabajadores de la actividad, vemos necesario establecer un incremento salarial que contemple el costo de vida y la necesidad de mantener en valores actuales la remuneración de los trabajadores”, afirmaron.

La suba acordada será de un 5% para julio sobre el salario básico del mes de junio y en las nuevas planillas difundidas con los montos salariales, plus y beneficios de las categorías vigentes en todo el país, un encargado permanente con vivienda de la cuarta categoría cobrará un salario de $527.271, mientras que sin vivienda será de $619.755.

En tanto, el personal de vigilancia diurna cobrará $623.812 y el de nocturna llegará a $670.020. Además, los ayudantes temporarios subirán a $611.079 y los intendentes a $947.476. Por otra parte, se pactó una nueva reunión durante este mes para recomponer los siguientes períodos.

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Judiciales nacionales profundizan su protesta y alertan por el avance oficial sobre derechos laborales

En un contexto marcado por paros, banderazos y reclamos, los trabajadores judiciales nacionales denuncian una pérdida salarial del 29%, un aumento crítico de la carga laboral y señales de alarma ante una posible reforma laboral que —advierten— podría agravar la precariedad en el sector. Desde San Juan, Alfredo Collado describe un escenario de tensión creciente y un 2025 que dejó al desnudo el deterioro de las condiciones de trabajo en el Poder Judicial.

La conflictividad gremial en el Poder Judicial no dio respiro durante todo 2025. Los trabajadores judiciales nacionales protagonizaron un año de movilizaciones continuas, paros de 24 horas y banderazos semanales que se replicaron de norte a sur del país. “Venimos de un año de lucha constante, con una pérdida de poder adquisitivo del 29% desde el inicio de este gobierno”, afirmó Alfredo Collado, referente nacional del sector y miembro de la CGT Regional San Juan.

El dirigente en diálogo con Mundo Laboral SJ sostuvo que la mirada pública sobre el Poder Judicial suele simplificar el panorama: “Muchos creen que todos los que trabajamos allí somos jueces. La mayoría somos empleados de expedientes, trabajadores de la trinchera, los que tratamos casos reales de personas que dependen de nuestras decisiones”. Esa distancia entre la percepción social y la realidad laboral profundiza, según dijo, el impacto de la caída salarial. “No llegar a fin de mes tras romperse el lomo trabajando genera un desgarrón enorme”.

Presión laboral, agotamiento y nuevas demandas

A la pérdida del ingreso se suma —señaló Collado— una carga laboral creciente, agravada por la implementación del nuevo Código Penal, que exige mayor dedicación, sobre todo en las áreas penales. Un relevamiento reciente del Equipo de Salud Laboral de la Federación Judicial Argentina reveló que ocho de cada diez empleados sufren problemas de salud vinculados al trabajo, y que más del 40% supera habitualmente las horas reglamentarias.

“El trabajo judicial requiere atención constante; siempre hay plazos urgentes y derechos en juego —explicó el referente gremial—. Pero esa responsabilidad no se ve reflejada en la remuneración. Además, la mayoría somos abogados con títulos bloqueados: no podemos abrir un estudio ni tener un comercio. No tenemos una segunda fuente de ingreso para compensar lo que se pierde”.

Las medidas que vienen

El calendario de protestas de diciembre será definido —indicó Collado— en un plenario nacional de delegados. La tendencia, según anticipó, apunta a sostener la dinámica marcada a lo largo del año: banderazos a mitad de semana y paros de 24 horas los días viernes. “Vamos a mantenernos firmes en defensa del salario y los derechos. La coherencia es clave cuando el deterioro llega al 29%”.

La reforma laboral y el debate sobre el modelo de país

En su rol dentro de la CGT regional, Collado también analizó el escenario político y el intento del Gobierno nacional de avanzar con una reforma laboral sin convocar a los espacios de negociación. “Plantean que el país mejora si el trabajador gana menos. Esa idea de que la competitividad se logra abaratando salarios es un error profundo”, sostuvo.

Para Collado, la discusión central no pasa por flexibilizar derechos, sino por definir un rumbo productivo. “El futuro es industrializar, generar trabajo genuino. Hacer creer que el problema del país son los derechos laborales es engañoso. Cuando se recorta al trabajador, no solo se afecta a la persona: se afecta a su familia completa”.

El deterioro del salario —añadió— ya se percibe con claridad en múltiples sectores. “Pensá en quienes trabajan jornada completa y aun así siguen bajo la línea de pobreza. Es insostenible. Y es más grave en los rubros de ingresos más bajos. No se puede seguir ajustando por el trabajador”.

Collado también hizo una lectura histórica: “Cada flexibilización que se intentó profundizó la desigualdad. Hoy el salario mínimo en Argentina es uno de los más bajos de Sudamérica. Los jubilados destinan la mitad de su ingreso a medicamentos que antes tenían más cobertura. Todo va en contra del trabajador”.

El sindicalista subrayó que la sociedad debe mirar la realidad más allá del discurso político. “Esto no es ideología: es mirar el bolsillo, ver qué vida tenés, cómo vive tu familia. No podemos seguir creyendo en promesas de ‘veranitos’ que nunca llegan”.

El conflicto de los judiciales nacionales no es solo una disputa salarial: es la expresión de un sistema laboral tensionado, con trabajadores agotados, ingresos deteriorados y una incertidumbre creciente ante cambios que podrían redefinir derechos históricos. La combinación de paros sostenidos, diagnósticos de salud preocupantes y demandas urgentes revela un diagnóstico más amplio: el modelo laboral argentino está en un punto crítico.

Mientras los trabajadores mantienen la protesta y esperan respuestas, la discusión sobre la reforma laboral se instala como una de las grandes batallas del 2026. Entre la defensa de derechos, la presión económica y el reclamo de una política productiva que recupere salarios y condiciones dignas, los judiciales se paran como un espejo del resto del país: un sector que trabaja, sostiene el sistema y exige —simplemente— poder vivir de su salario.

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Para la CGT, el salario mínimo fijado por el Gobierno profundiza la pérdida del poder adquisitivo

La CGT rechazó de manera categórica la resolución oficial que fijó el Salario Mínimo, Vital y Móvil en $328.400. Considera que el monto se ubica lejos de la Canasta Básica Total y profundiza la caída del poder adquisitivo. La central sindical había propuesto una actualización escalonada del 71,6% para iniciar un proceso de recomposición real.

La decisión del Gobierno de establecer por la vía del laudo el nuevo Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) reabrió el conflicto en el Consejo del Salario. La cifra de $328.400 fue calificada por la Confederación General del Trabajo (CGT) como “insuficiente y desconectada de la realidad social”, en un contexto donde la canasta que define el umbral de pobreza asciende a $1.176.852.

El pronunciamiento sindical llegó tras un encuentro que volvió a exhibir la dificultad de alcanzar consensos tripartitos. Sin acuerdo entre representantes obreros y empresariales, el Ejecutivo avanzó con una definición unilateral que, según la central, “desatiende las necesidades básicas de millones de trabajadores”.

La propuesta sindical: recomponer un ingreso en retroceso

Durante la reunión, la delegación cegetista presentó un esquema de actualización acumulada del 71,6%, distribuida en aumentos mensuales del 11,4% entre diciembre y abril. El objetivo, explicaron, era comenzar a reparar la pérdida de poder adquisitivo registrada desde finales de 2023 y reposicionar el salario mínimo como un parámetro confiable para el resto de las escalas salariales.

La CGT sostiene que la Canasta Básica Total debe ser la referencia excluyente en la discusión, por tratarse del indicador que refleja el costo real de una vida digna. Bajo esa lógica, el monto fijado por el Gobierno no solo queda lejos del estándar mínimo, sino que además, remarcan, “consolida un deterioro salarial que no puede naturalizarse”.

Contexto económico y señales políticas

El reclamo sindical se inscribe en un escenario marcado por la persistencia de la inflación y la contracción del consumo interno. La brecha entre ingresos y precios continúa ampliándose, y el salario mínimo —que debería funcionar como un piso protector— perdió capacidad de ordenamiento dentro del mapa laboral.

Desde la central obrera advierten, además, que la definición por la vía del laudo envía una señal política de “desgaste del diálogo institucional” y debilita el rol del Consejo del Salario como ámbito de deliberación. Algunos dirigentes remarcaron que el Gobierno “busca cerrar la discusión antes de abrir una negociación genuina”.

La advertencia de la CGT: la recuperación no puede esperar

En su comunicado oficial, difundido el 3 de diciembre, el Consejo Directivo Nacional subrayó que continuará demandando un proceso de recomposición capaz de devolverle al SMVM un valor real y efectivo. “La lucha es para que el salario mínimo recupere definitivamente su función protectora”, expresó la conducción sindical.

La CGT evalúa que, sin una corrección de fondo, el salario mínimo seguirá perdiendo capacidad referencial y profundizando las desigualdades dentro del mercado laboral.

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Gremios en alerta por el vencimiento masivo de contratos en la administración pública

Con casi 60.000 despidos acumulados desde el inicio de la gestión Milei, el vencimiento de 70.000 contratos el 31 de diciembre encendió todas las alarmas en el sector público. ATE anunció un paro nacional y advierte que el Gobierno prepara un nuevo ajuste en la planta estatal para 2026.

Durante el primer año de gestión de Javier Milei, ya se registraron 59.924 desvinculaciones en organismos centralizados, descentralizados, empresas estatales y fuerzas de seguridad. El impacto es visible en la comparación anual: la planta estatal disminuyó en 25.417 trabajadores entre octubre de 2024 y octubre de 2025. Actualmente, según cifras del Indec, el empleo público nacional —incluidas sociedades del Estado— suma 285.570 empleados, lejos del pico superior a los 350.000 alcanzado en 2023.

En este contexto, la falta de definiciones sobre los 70.000 contratos que caducan a fin de año agudiza la preocupación.

Advertencia gremial y paro nacional

La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) denunció que el Gobierno mantiene en suspenso la continuidad de decenas de miles de vínculos laborales y exigió su renovación inmediata. “Las amenazas están para el 31 de diciembre, cuando se vencen 70.000 contratos. ATE reclama la continuidad de todos esos puestos”, sostuvo el secretario general, Rodolfo Aguiar, quien además confirmó un paro nacional con movilizaciones para el 9 de diciembre.

El sindicato también expresó inquietud por la reforma laboral que el Ejecutivo planea impulsar en el Congreso y que, según anticipan, podría flexibilizar condiciones y facilitar futuras desvinculaciones.

Un ajuste que podría profundizarse en 2026

Dentro del Gobierno reconocen que la hoja de ruta oficial incluye avanzar con un nuevo recorte del Estado. El plan contempla una reducción adicional del 10% de la planta que superó el primer ajuste, lo que equivaldría a otros 29.000 trabajadores. Sin embargo, según estimaciones sindicales, el número podría ser mayor debido al nivel de precarización laboral vigente.

La estrategia proyectada combina la no renovación de contratos, esquemas de retiro voluntario, jubilaciones anticipadas y reorganización interna de áreas consideradas redundantes.

Focos de conflicto y protestas en organismos clave

La preocupación no se limita al vencimiento contractual. La discusión laboral se tensó además por la reforma administrativa que el Gobierno inició en organismos descentralizados. En los últimos días, trabajadores del INTI realizaron una protesta en la avenida General Paz tras conocerse la disolución del Servicio Argentino de Calibración y Medición. La manifestación derivó en incidentes con fuerzas de seguridad, un episodio que elevó el clima de confrontación.

Otros organismos también aparecen bajo análisis: Conicet, Indec, Anses, INTA, INTI, Enargas, Enacom, ENRE, la Oficina Anticorrupción, el Archivo General de la Nación y el ARCA, además de registros automotores y plantas de empresas estatales con potencial de privatización. El Gobierno evalúa eliminar estructuras consideradas duplicadas y avanzar hacia un rediseño integral del sector público.

Mientras el Ejecutivo sostiene que la reducción del Estado es una condición necesaria para equilibrar las cuentas públicas, los gremios alertan sobre el impacto social y el deterioro de áreas estratégicas. La combinación de vencimientos masivos, reformas estructurales y un mercado laboral debilitado configura un escenario de máxima preocupación para miles de familias.

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