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Tras el cierre de Télam y como parte de los fuertes cambios con los que el Gobierno avanza en la TV Pública, el nuevo interventor de los medios públicos, Eduardo González, lanzó un plan de retiros voluntarios que alcanza la TV Pública y Radio Nacional.

Radio y Televisión Argentina, RTA S.E. ha dispuesto la apertura del Plan de Retiro Voluntario (PRV) dirigido a todo su personal de Televisión Pública, Radio Nacional y Canal 12 de Trenque Lauquen, arranca el comunicado con el que el Gobierno anuncia el plan de retiros fechados en julio de este año.

El procedimiento contempla dos módulos: uno específico que es para todo el personal que no esté en condición de jubilarse, y otro especial que es para el personal que se encuentre próximo a cumplir con la edad jubilatoria, aclaran.

La primera opción establece: Tener hasta cincuenta y seis (56) años, para las mujeres y sesenta y uno (61) años, en el caso de los hombres, o de las mujeres que hubieran ejercido la opción de prórroga jubilatoria.

Mientras que para la segunda, los requisitos son tener cincuenta y siete (57) o más años de edad en el caso de las mujeres, y sesenta y dos (62) o más años de edad en el caso de los hombres, o de las mujeres que hubieran ejercido la opción de prórroga jubilatoria.

«Los empleados que deseen adherirse deberán tener cumplido el requisito de la edad exigido al 30 de junio del corriente año», remarcan.

Hasta noviembre de 2022, según una respuesta del gobierno anterior a un pedido de información pública, en los medios públicos trabajaban 2409 empleados. De ese tota, 1.071 corresponden a la Televisión Pública.

Las autoridades de RTA catalogaron como «Gratificación Especial por Única Vez» al pago de una suma equivalente a tres sueldos brutos.

Y «Gratificación Especial de Pago Diferido», a una suma equivalente al 90% del sueldo bruto que proponen pagar en cuotas mensuales iguales y consecutivas por el periodo remanente desde el mes posterior a la firma y hasta el mes en que el colaborador cumple con el requisito de edad jubilatoria inclusive.

Mientras que en el segundo caso, la «Gratificación Especial por Única Vez» pagará un monto equivalente a tres sueldos brutos más el monto resultante de la suma del 20% del mejor sueldo, por cada una de las cuotas remanentes del plan.

Y con la Gratificación Especial de Pago Diferido abonarán el equivalente del 70% del sueldo bruto en cuotas mensuales iguales y consecutivas, por el periodo remanente desde el mes posterior a la firma y hasta el mes en que el colaborador cumple con el requisito de edad jubilatoria inclusive.

En otro de los puntos, remarcan que en el caso de RTA S.E. «adicionalmente podrá disponer mecanismos para proveer una cobertura médico asistencial en condiciones asimilables a la que actualmente posee el trabajador a través de acuerdos con prestadores y/u otorgamiento de un valor determinado, estimado en cada caso por un cálculo actuarial».

Y especifican que la Gratificación Especial por Única vez se pagará dentro de los 10 días hábiles después de firmado el acuerdo; y la Gratificación Especial de Pago Diferido la abonarán dentro de los primeros 5 días hábiles del mes al que corresponde cada cuota.

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1º de Mayo bajo tensión: La CGT exhibe fuerza mientras el Gobierno se atrinchera en el silencio


La Confederación General del Trabajo (CGT), en coordinación con las dos CTA y organizaciones de la economía popular, consolidó una de sus movilizaciones más numerosas del último tiempo. Sin embargo, la resonancia del acto no cruzó los muros de Balcarce 50, donde el presidente Javier Milei mantuvo su línea de distanciamiento absoluto respecto del sindicalismo.

La avenida Independencia, corazón simbólico del movimiento obrero argentino, volvió a latir con fuerza este 30 de abril, en vísperas del Día del Trabajador. Miles de manifestantes, delegaciones sindicales, referentes sociales y políticos convergieron en una jornada que, lejos de celebratoria, tuvo el tono áspero de una advertencia.

A diferencia de otras expresiones recientes, la del 1º de mayo no fue meramente simbólica: el aparato gremial se desplegó con precisión quirúrgica. Desde la UOCRA hasta la UOM, pasando por Camioneros, Comercio, Sanidad y UPCN, las columnas gremiales cubrieron de forma ininterrumpida más de diez cuadras de la ciudad de Buenos Aires. No fue una postal nostálgica del poder sindical: fue un gesto de fuerza, pero también de desesperación contenida.

En este contexto, el Gobierno eligió el mutismo. No hubo emisarios, no se tendieron puentes, ni siquiera se ensayaron gestos de mínima cortesía institucional. La CGT reclama diálogo, pero recibe indiferencia. El contraste es evidente: mientras el movimiento obrero insiste en interpelar al poder político, el oficialismo opta por ignorar cualquier interlocutor que no comparta su lógica de ruptura con el orden institucional previo.

La numerosa movilización bajo la consigna «el trabajo es sagrado», incluyó un homenaje al Papa Francisco. En plena avenida, pasacalles con su imagen y audios de sus discursos –notablemente el “¡Hagan lío!” pronunciado en Brasil en 2013– dibujaron una conexión entre lo espiritual y lo social. El tributo, lejos de ser anecdótico, traduce una toma de posición: el Papa como símbolo ético en oposición al modelo de país que promueve el actual Gobierno, acusado de excluir a los más vulnerables y desmantelar las redes de contención social.

Finalizada la movilización, la dirigencia sindical se reunió en la sede histórica de Azopardo con el gobernador bonaerense Axel Kicillof y su entorno más estrecho. Aunque revestido de carácter político, el encuentro tuvo una carga simbólica ineludible: la CGT y el peronismo dialogando, mientras el presidente prefiere atrincherarse en su dogmatismo libertario. Esta alineación entre gremialismo y oposición deja entrever la configuración de un bloque de resistencia que podría intensificarse ante eventuales reformas laborales o políticas de ajuste aún más drásticas.

Las declaraciones de los referentes sindicales fueron claras. Héctor Daer, desde Sanidad, alertó sobre el desbalance de un plan económico que promueve precios liberados y paritarias pisadas, en un escenario sin ningún canal de comunicación institucional. Hugo Moyano, en tono más combativo, denunció maniobras para impedir el ingreso de micros a la ciudad, sugiriendo un intento deliberado de sabotear la manifestación. La advertencia fue cruda: si no hay cambios, el conflicto se agudizará.

Armando Cavalieri, con su habitual mesura, optó por una frase de alto voltaje institucional: “El movimiento obrero estará atento a toda medida que ponga en jaque los derechos conquistados”. En otras palabras, la CGT no sólo pide diálogo: se erige como guardiana de un modelo social que considera en riesgo.

La jornada, sin embargo, dejó expuestas las limitaciones del poder sindical. A pesar de la demostración de fuerza, el Ejecutivo se muestra impermeable. El desprecio por las formas tradicionales de negociación que exhibe el mileísmo lo distancia radicalmente de la cultura política argentina, cimentada sobre pactos, roscas y consensos. No es sólo una cuestión de estilo: es una redefinición del rol del Estado frente a los actores sociales.

El 1º de mayo de 2025 no pasará a la historia como una celebración del trabajo, sino como un punto de inflexión en la relación entre el Estado y el movimiento obrero. La CGT y sus aliados lograron reunir masas, exhibir cohesión y proyectar una voluntad de confrontación si el rumbo no se modifica. Pero sin interlocución real, el gesto corre el riesgo de devenir ritual vacío.

El Gobierno, por su parte, continúa encerrado en su lógica de confrontación permanente. En su visión, los gremios son parte del «pasado decadente», y el diálogo, una concesión inútil. Esta cerrazón no sólo socava las posibilidades de gobernabilidad: alimenta un conflicto social latente, cuya explosión nadie puede predecir con exactitud.

Lo que está en juego no es una pulseada entre sindicatos y Estado, sino el contrato social mismo. La calle ya habló. La pregunta es: ¿el poder político está dispuesto a escuchar antes de que sea demasiado tarde?

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La UTA anunció un paro de colectivos en todo el país para el 6 de mayo

La Unión Tranviarios Automotor (UTA) confirmó un paro de colectivos de 24 horas en todo el país para el próximo martes 6 de mayo, tras el fracaso en las negociaciones salariales con las empresas del sector y el vencimiento del período de conciliación obligatoria dictado por el Gobierno nacional.

La medida de fuerza fue anunciada oficialmente por el Consejo Directivo Nacional del gremio, que aseguró que «pese a las gestiones realizadas, no se ha podido mejorar el ofrecimiento empresarial y se ha agotado el período de Conciliación Laboral Obligatoria». Por lo tanto, se resolvió el paro a partir de las 00:00 horas del martes en todas las empresas de transporte de pasajeros de corta y media distancia del país.

En San Juan, el secretario general de la UTA local, Héctor Maldonado, confirmó que la provincia se suma a la medida: «Es paro nacional, por lo que San Juan como todo el país para».

El paro de colectivos es un claro ejemplo de la máxima tensión entre los trabajadores y las empresas del sector. La UTA reclama un aumento salarial significativo, mientras que las empresas argumentan que el esquema vigente de tarifas y subsidios las deja en una posición de desfinanciamiento estructural.

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Otro golpe al bolsillo: El servicio de agua y cloaca aumenta un 9% en mayo

La empresa Obras Sanitarias Sociedad del Estado (OSSE) anunció un aumento del 9% en las tarifas de agua y cloaca, que regirá a partir de mayo. El servicio de agua y cloaca pasará a costar $30.020, lo que implica un incremento significativo para los usuarios.

Según se publicó en el Boletín Oficial de la provincia, OSSE ajustará su régimen tarifario a partir del periodo 05-2025, lo que tendrá impacto a partir de mayo. La empresa argumenta que el aumento se debe al incremento en los costos por prestación del servicio, producidos desde la última actualización de las tarifas.

El incremento anterior se dio en el mes de marzo, por lo que este significa el tercer reajuste en las boletas del servicio en lo que va del 2025. Los usuarios de OSSE deberán afrontar un aumento significativo en sus facturas, lo que puede generar un impacto en sus economías familiares.

La suba en las tarifas de OSSE se acumulan a otros incrementos en servicios básicos que ya están afectando a los usuarios en los últimos meses. La pregunta es si podrán absorber estos aumentos y si la empresa podrá garantizar la calidad y eficiencia en la prestación del servicio.

Impacto en los usuarios:

  • El servicio de agua y cloaca pasará a costar $30.020, lo que implica un incremento del 9% respecto al valor anterior.
  • El servicio de agua sola pasará de $12.429,75 a $16.393,99, lo que implica un incremento del 32% respecto al valor anterior.

La actualización de las tarifas de OSSE es un golpe más para sus abonados, que ya están sufriendo el impacto de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo. Es fundamental que la empresa garantice la calidad y eficiencia en la atención al cliente y que los usuarios puedan acceder a un suministro básico como el agua y la cloaca sin que se les impongan aumentos desmedidos.

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