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La Unión Tranviarios Automotor (UTA) anunció un paro de actividades para el próximo martes 13 de junio ante la falta de repuestas de los empresarios y el gobierno al pedido de recomposición salarial.

El gremio participó esta tarde de una nueva audiencia de conciliación con las cámaras empresarias ante el ministerio de Trabajo.

Al encuentro volvieron a ausentarse los funcionarios del ministerio de Transporte, pieza clave para dar cierre a un acuerdo. La cartera de transporte es una de las llaves en relación al otorgamiento de subsidios a las empresas.

En la reunión de esta tarde los empresarios presentaron una evaluación sobre los costos vigentes y expresaron una vez la imposibilidad de hacer frente a la demanda salarial de la UTA. Las vías de solución: aumento de tarifas o más subsidios, señalaron días atrás los empresarios.

En tanto, el sindicato que conduce Roberto Fernández ratificó el pedido de recomposición salarial y anticipó que si para la próxima audiencia, fijada para el lunes 12, no hay una propuesta concreta iniciarán un paro de actividades en todos los servicios de corta y media distancia del país.

– Salario Básico conformado para el mes de abril: $262.000 y una Suma de $32.000;

– En mayo, salario básico conformado de $284.000 y junio $320.000; en el mismo porcentaje los viáticos para esos meses.

– Para el salario de julio, básico conformado de $348.800.

– Para el salario de agosto, básico conformado de $380.192.

– Para el salario de septiembre, básico conformado de $414.409.

La medida de fuerza fue convocada a partir de las 00 horas del martes 13. Esa medianoche culmina la prórroga de la conciliación obligatoria por lo que la UTA quedaría habilitada para reiniciar las protestas.

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“Las mujeres debemos estar donde se toman las decisiones sindicales”

En una jornada que superó todas las expectativas, más de doscientas mujeres sindicalistas participaron del tercer Encuentro de Mujeres Trabajadoras organizado en la sede local de la CGT. La actividad contó con la presencia de tres dirigentes nacionales que impulsan la inclusión femenina en el triunvirato que conducirá la central obrera. Además, Ana Carrizo, secretaria general del SADOP, advirtió sobre los desafíos de género frente a la reforma laboral que impulsa el Gobierno nacional.

El martes 28 de octubre, la sede sanjuanina de la Confederación General del Trabajo fue escenario de una jornada inédita por su nivel de participación y por el debate que propuso. Más de doscientas trabajadoras y representantes de treinta organizaciones sindicales se dieron cita para exigir una representación real de las mujeres en los espacios de conducción de la central obrera.

El encuentro —organizado por la Secretaría de Género de la CGT provincial, encabezada por Mirna Moral (SEC), y con el acompañamiento de distintas secretarias generales— recibió la visita de tres referentes nacionales: Maya Volcovinsky (Judiciales Nacionales), Paula Martínez (UCR) y Marina Jaureguiberry, secretaria general del SADOP a nivel nacional. Las dirigentes recorren distintas provincias para fortalecer redes sindicales femeninas y respaldar la propuesta de incorporar una mujer al triunvirato que conducirá la CGT tras las elecciones del próximo 5 de noviembre.

“Somos muchas las mujeres que integramos comisiones directivas, delegaciones y espacios de base, pero aún somos pocas las que llegamos a cargos de máxima conducción”, señaló Ana Carrizo, anfitriona del encuentro y referente provincial del Sindicato Argentino de Docentes Privados. “Queremos tener nuestras representantes en ese triunvirato, porque no se puede seguir postergando la participación femenina en los lugares donde se definen las políticas sindicales”, subrayó.

Carrizo destacó el éxito de la convocatoria, lograda en apenas una semana de organización. “Nos excedió en las expectativas. No sólo por la cantidad de mujeres, sino por la diversidad de gremios presentes. Eso muestra que hay una necesidad colectiva de ser escuchadas y reconocidas”, explicó.

La sindicalista enfatizó que el reclamo no se limita a una cuestión simbólica o de cupo, sino que apunta a la ampliación real de la representatividad del movimiento obrero. “Cuando las mujeres participan, se fortalece el sindicalismo. No es una disputa de géneros, es una forma de sumar miradas, energías y legitimidad a la lucha colectiva”, remarcó.

Reforma laboral y perspectiva de género

Durante el encuentro también se abordaron los alcances de la reforma laboral que promueve el Gobierno nacional, particularmente en lo referido a la ampliación de la jornada de trabajo y la flexibilización de derechos. Carrizo advirtió que esas modificaciones impactarían de manera directa y desproporcionada sobre las mujeres.

“Si se piensa en una jornada laboral más extensa, las más perjudicadas vamos a ser las mujeres”, sostuvo. “Nosotras ya enfrentamos una doble carga: la laboral y la doméstica. Después del trabajo sindical o profesional, seguimos cuidando hijos, padres, personas enfermas o mayores. Por eso muchas veces terminamos aceptando empleos más flexibles, peores pagos y más precarios. Si se amplía la carga horaria, la desigualdad se profundiza”, explicó.

La dirigente consideró que el sindicalismo tiene el desafío de articular la defensa de los derechos laborales con la agenda de igualdad. “Este no es un reclamo aislado. Es la expresión de una generación de trabajadoras que ya está protagonizando los espacios sindicales y que no va a retroceder”, expresó.

A pocos días de las elecciones internas de la CGT, el movimiento obrero transita un momento clave: el desafío de ampliar su base de representación sin perder cohesión ni fuerza política. En ese marco, el reclamo de las mujeres sindicalistas deja de ser un pedido sectorial para convertirse en un imperativo de modernización del sindicalismo argentino.

Como resumió Ana Carrizo, “no se trata sólo de ocupar lugares, sino de fortalecer al conjunto del movimiento obrero desde la diversidad y la unidad”.

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La CGT cierra filas contra la reforma laboral y se encamina a una conducción unificada

En un plenario con más de 60 gremios, la conducción de la CGT ratificó su rechazo al proyecto de reforma laboral impulsado por el Gobierno y avanzó hacia un acuerdo de unidad de cara a la elección de nuevas autoridades, prevista para el 5 de noviembre. El encuentro exhibió un inusual clima de consenso entre los principales sectores sindicales.

La Confederación General del Trabajo (CGT) reunió este jueves a su mesa chica ampliada en la sede de la UOCRA, en un encuentro que duró más de tres horas y congregó a más de sesenta organizaciones. Fue una cita estratégica: allí confluyeron la preocupación por la reforma laboral que impulsa el gobierno de Javier Milei y los preparativos para el Congreso Nacional Ordinario del próximo 5 de noviembre, donde se renovará el Consejo Directivo de la central.

La reunión, encabezada por el anfitrión Gerardo Martínez (UOCRA) junto a los cosecretarios generales Héctor Daer (Sanidad) y Octavio Argüello (Camioneros), marcó un punto de inflexión en la dinámica interna de la central obrera. La ausencia de Carlos Acuña (Estaciones de Servicio), referente del sector barrionuevista, no alteró el tono de unidad que caracterizó la jornada.

Entre los presentes se destacaron figuras de peso del movimiento obrero: Hugo Moyano (Camioneros), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Armando Cavalieri (Comercio), Abel Furlán (UOM), Mario “Paco” Manrique (SMATA), Cristian Jerónimo (Vidrio), Vanesa Núñez (UTEDYC), Marina Jaureguiberry (SADOP) y Alejandro Gramajo (UTEP), entre otros. También participaron representantes de gremios estatales y del sector de la economía popular, lo que aportó amplitud al debate.

La vuelta de Manrique —quien había renunciado a la Secretaría Gremial en 2024— fue uno de los hechos más comentados. Su presencia, junto con la de Furlán, sumó una nota política: ambos reivindicaron la figura de Cristina Fernández de Kirchner, en contraste con discursos más críticos hacia el peronismo tras la derrota electoral. Sin embargo, y a diferencia de otras etapas, las diferencias no derivaron en fricciones. Según fuentes gremiales, el clima fue de autocrítica constructiva y coincidencia generalizada en preservar la cohesión del movimiento obrero.

“Tenemos que actuar con prudencia, pero también con determinación”, resumió un dirigente histórico al salir de la reunión. En ese espíritu, la CGT acordó mantener una línea de rechazo enfático a los borradores de reforma laboral que circulan en despachos oficiales y que, según los asistentes, “ponen en riesgo el modelo sindical argentino”. Entre los puntos más cuestionados figuran la posibilidad de negociar salarios por empresa, los llamados “salarios dinámicos” y la desregulación de las indemnizaciones.

El diagnóstico compartido es que el proyecto oficial “pretende desarticular la negociación colectiva y fragmentar a los trabajadores”, por lo que la respuesta de la central se definirá en clave “multiacción”: institucional, judicial y de movilización, replicando la estrategia que desplegó frente al DNU 70/23.

En cuanto a la elección del próximo 5 de noviembre, el plenario ratificó la voluntad de mantener el formato de conducción colegiada. Todo indica que el nuevo Consejo Directivo volverá a estructurarse en torno a un triunvirato, con respaldo transversal de los distintos bloques internos. El proceso de renovación incluirá la elección de 36 secretarías y 14 vocalías, entre ellas las de Relaciones Internacionales, Interior, Prensa y Comunicación, y se extenderá hasta el 11 de noviembre de 2029.

El Congreso se realizará en el estadio de Obras Sanitarias, sobre la avenida Del Libertador, y prevé además la presentación de las memorias y balances de los últimos cuatro ejercicios. Será también el escenario de un debate sobre la coyuntura política, social y económica del país, y el rol que deberá asumir el sindicalismo en los próximos años.

A una semana de su Congreso, la CGT se muestra con un frente interno inusualmente alineado y con un mensaje claro hacia el Gobierno: no habrá acompañamiento a ninguna reforma que implique retrocesos en derechos laborales o debilitamiento del poder sindical.

El desafío inmediato será sostener esa unidad en un contexto económico tenso y con un oficialismo decidido a avanzar sobre el marco regulatorio del trabajo. En ese tablero, la central obrera busca proyectarse no solo como actor de resistencia, sino también como referente político de equilibrio, capaz de articular una respuesta colectiva ante lo que considera un intento de “refundación” regresiva del sistema laboral argentino.

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Una dirigente de peso en la CGT advierte sobre el riesgo de legalizar jornadas de 13 horas

Durante el Encuentro de Mujeres Sindicalistas de la CGT, realizado en San Juan, la secretaria adjunta de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación, Maia Volcovinsky, calificó como “inhumana” la propuesta de extender la jornada laboral a trece horas y cuestionó la orientación de la reforma laboral que el Gobierno busca instalar. La dirigente, mencionada como posible integrante del próximo triunvirato cegetista, advirtió que las políticas oficiales “reeditan las recetas fracasadas de los años noventa”.

El debate sobre la futura conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT) coincidió esta semana con una nueva controversia en torno a la reforma laboral. En ese marco, Maia Volcovinsky, una de las mujeres con mayor proyección dentro del movimiento obrero, expresó su rechazo a la propuesta de ciertos sectores empresariales que promueven la extensión de la jornada laboral hasta las trece horas diarias.

“La idea de ampliar la jornada es inhumana. No solo se trata de una regresión normativa, sino de una negación de los avances sociales y tecnológicos que deberían servir para mejorar la calidad de vida, no para degradarla”, sostuvo la dirigente durante el Encuentro de Mujeres Sindicalistas, celebrado días atrás en la sede de la CGT provincial.

Para Volcovinsky, los anuncios vinculados a la reforma laboral “son un compendio de las peores ideas que circularon en los últimos treinta años”. Su reflexión apuntó a que, mientras la tecnología amplía las posibilidades de organización productiva, las políticas laborales que impulsa el oficialismo “pretenden retrotraer las condiciones de trabajo a un esquema casi preindustrial”.

“El mundo involuciona mientras la técnica avanza. En lugar de distribuir el trabajo y reducir las cargas horarias, se busca extenderlas, apropiándose del tiempo vital de las personas. El banco de horas que promueven implicaría la completa disposición de la vida del trabajador. Todo lo que están pensando va en contra de los derechos laborales y de la dignidad humana”, remarcó.

“Un revival del Decreto 70”

En declaraciones radiales posteriores, Volcovinsky profundizó su análisis y comparó los lineamientos oficiales con los intentos flexibilizadores del pasado reciente. “Es un revival del Decreto 70 y de los proyectos frustrados de los noventa. Nunca pudieron demostrar que estas reformas generen empleo. Al contrario, cada vez que se aplicaron, la formalidad cayó abruptamente”, explicó.

Según la sindicalista, la relación entre flexibilización y empleo no solo es inexistente, sino inversa: “Cuando se desprotege al trabajador en un contexto de recesión o estancamiento, lo que sigue es el cierre de pymes y la pérdida de puestos registrados”.

Volcovinsky argumentó que “la recuperación del empleo formal depende de un cambio de orientación económica, de políticas de estímulo productivo y de fortalecimiento del mercado interno”, y advirtió que “el Gobierno no tiene nada de eso en agenda, solo busca reducir derechos”.

Recordó además que “tras un año y medio de la Ley Bases, se eliminaron las multas por trabajo informal con el pretexto de promover la registración, pero hoy tenemos el nivel de informalidad más alto en diecisiete años”.

Mujeres y conducción sindical

Consultada sobre la posibilidad de que una mujer integre el próximo triunvirato de la CGT, Volcovinsky sostuvo que la central obrera “necesita reflejar la transformación que las trabajadoras ya expresan en cada sector”.

“La mejor representación sería un triunvirato que exprese la renovación y el cambio cultural que pretendemos imprimirle a la estructura sindical. En ese marco se discute la presencia de una mujer, pero aún no hay nombres definidos”, puntualizó.

El encuentro en San Juan, que reunió a dirigentas de todo el país, abordó temas de fondo: la reforma laboral, la defensa de los derechos conquistados y la necesidad de fortalecer la voz femenina dentro de la conducción sindical. Para las participantes, la inclusión de mujeres en la cúpula cegetista no es solo una cuestión de representación, sino una condición necesaria para actualizar la mirada de la central en un contexto de cambios políticos y económicos acelerados.

Las declaraciones de Maia Volcovinsky resumen el dilema que atraviesa el sindicalismo argentino: entre la presión reformista del Gobierno y la búsqueda de una renovación interna que incorpore nuevas perspectivas, especialmente la femenina. Su advertencia sobre la extensión de la jornada laboral condensa una postura que combina rigor técnico, memoria histórica y convicción política.

Mientras el oficialismo insiste en avanzar con su programa de desregulación, el movimiento obrero —y en particular sus dirigentas emergentes— vuelve a instalar una pregunta de fondo: ¿hacia qué modelo de trabajo quiere avanzar la Argentina del siglo XXI?

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