
Trabajadores de la televisión no llegaron a un acuerdo en la negociación paritaria
El sindicato de la televisión rechazó la oferta empresarial del 18% en seis cuotas y la calificó de “insuficiente”.

En la jornada de ayer se llevó a cabo la segunda reunión de la paritaria de trabajadores de televisión para los canales abiertos y productoras correspondiente al período pendiente abril-septiembre 2020.
En la misma, las cámaras empresarias Asociación de Teleradiodifusoras Argentinas (ATA) y la Cámara Argentina de Productoras Independientes de Televisión (CAPIT) ofrecieron un incremento salarial del 18% en seis cuotas, compuesto por un 8% en abril y un 2% consecutivo desde mayo a septiembre.
Desde el Sindicato Argentino de Televisión, Telecomunicaciones, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (SATSAID) criticaron la propuesta patronal y dejaron en claro que continuarán la lucha por mejores salarios.
“Rechazamos el ofrecimiento porque creemos que es insuficiente, considerando el desfasaje que se produjo en los salarios con respecto a la inflación de los últimos meses, y la que se proyecta para el período paritario”.
A partir de esta negativa, la negociación pasó a cuarto intermedio para el próximo jueves 15 de abril a las 15 horas. Cabe destacar que el pasado 1 de abril la organización gremial solicitó una suba de 39% para el período en cuestión.
Es preciso recordar que en la última semana de marzo pasado, los trabajadores de canales de cable nucleados en SATSAID acordaron un aumento del 23%, totalizando un 44% en el período anual.
El acuerdo indica que la suba se aplicará en tres tramos: 6% en febrero, 6% en marzo acumulativo y 11% en mayo. Dicho incremento será no remunerativo hasta junio de 2021 y para la Red Intercable será no remunerativo hasta agosto de este año
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1º de Mayo bajo tensión: La CGT exhibe fuerza mientras el Gobierno se atrinchera en el silencio

La Confederación General del Trabajo (CGT), en coordinación con las dos CTA y organizaciones de la economía popular, consolidó una de sus movilizaciones más numerosas del último tiempo. Sin embargo, la resonancia del acto no cruzó los muros de Balcarce 50, donde el presidente Javier Milei mantuvo su línea de distanciamiento absoluto respecto del sindicalismo.
La avenida Independencia, corazón simbólico del movimiento obrero argentino, volvió a latir con fuerza este 30 de abril, en vísperas del Día del Trabajador. Miles de manifestantes, delegaciones sindicales, referentes sociales y políticos convergieron en una jornada que, lejos de celebratoria, tuvo el tono áspero de una advertencia.
A diferencia de otras expresiones recientes, la del 1º de mayo no fue meramente simbólica: el aparato gremial se desplegó con precisión quirúrgica. Desde la UOCRA hasta la UOM, pasando por Camioneros, Comercio, Sanidad y UPCN, las columnas gremiales cubrieron de forma ininterrumpida más de diez cuadras de la ciudad de Buenos Aires. No fue una postal nostálgica del poder sindical: fue un gesto de fuerza, pero también de desesperación contenida.
En este contexto, el Gobierno eligió el mutismo. No hubo emisarios, no se tendieron puentes, ni siquiera se ensayaron gestos de mínima cortesía institucional. La CGT reclama diálogo, pero recibe indiferencia. El contraste es evidente: mientras el movimiento obrero insiste en interpelar al poder político, el oficialismo opta por ignorar cualquier interlocutor que no comparta su lógica de ruptura con el orden institucional previo.
La numerosa movilización bajo la consigna «el trabajo es sagrado», incluyó un homenaje al Papa Francisco. En plena avenida, pasacalles con su imagen y audios de sus discursos –notablemente el “¡Hagan lío!” pronunciado en Brasil en 2013– dibujaron una conexión entre lo espiritual y lo social. El tributo, lejos de ser anecdótico, traduce una toma de posición: el Papa como símbolo ético en oposición al modelo de país que promueve el actual Gobierno, acusado de excluir a los más vulnerables y desmantelar las redes de contención social.
Finalizada la movilización, la dirigencia sindical se reunió en la sede histórica de Azopardo con el gobernador bonaerense Axel Kicillof y su entorno más estrecho. Aunque revestido de carácter político, el encuentro tuvo una carga simbólica ineludible: la CGT y el peronismo dialogando, mientras el presidente prefiere atrincherarse en su dogmatismo libertario. Esta alineación entre gremialismo y oposición deja entrever la configuración de un bloque de resistencia que podría intensificarse ante eventuales reformas laborales o políticas de ajuste aún más drásticas.
Las declaraciones de los referentes sindicales fueron claras. Héctor Daer, desde Sanidad, alertó sobre el desbalance de un plan económico que promueve precios liberados y paritarias pisadas, en un escenario sin ningún canal de comunicación institucional. Hugo Moyano, en tono más combativo, denunció maniobras para impedir el ingreso de micros a la ciudad, sugiriendo un intento deliberado de sabotear la manifestación. La advertencia fue cruda: si no hay cambios, el conflicto se agudizará.
Armando Cavalieri, con su habitual mesura, optó por una frase de alto voltaje institucional: “El movimiento obrero estará atento a toda medida que ponga en jaque los derechos conquistados”. En otras palabras, la CGT no sólo pide diálogo: se erige como guardiana de un modelo social que considera en riesgo.
La jornada, sin embargo, dejó expuestas las limitaciones del poder sindical. A pesar de la demostración de fuerza, el Ejecutivo se muestra impermeable. El desprecio por las formas tradicionales de negociación que exhibe el mileísmo lo distancia radicalmente de la cultura política argentina, cimentada sobre pactos, roscas y consensos. No es sólo una cuestión de estilo: es una redefinición del rol del Estado frente a los actores sociales.
El 1º de mayo de 2025 no pasará a la historia como una celebración del trabajo, sino como un punto de inflexión en la relación entre el Estado y el movimiento obrero. La CGT y sus aliados lograron reunir masas, exhibir cohesión y proyectar una voluntad de confrontación si el rumbo no se modifica. Pero sin interlocución real, el gesto corre el riesgo de devenir ritual vacío.
El Gobierno, por su parte, continúa encerrado en su lógica de confrontación permanente. En su visión, los gremios son parte del «pasado decadente», y el diálogo, una concesión inútil. Esta cerrazón no sólo socava las posibilidades de gobernabilidad: alimenta un conflicto social latente, cuya explosión nadie puede predecir con exactitud.
Lo que está en juego no es una pulseada entre sindicatos y Estado, sino el contrato social mismo. La calle ya habló. La pregunta es: ¿el poder político está dispuesto a escuchar antes de que sea demasiado tarde?
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La UTA anunció un paro de colectivos en todo el país para el 6 de mayo

La Unión Tranviarios Automotor (UTA) confirmó un paro de colectivos de 24 horas en todo el país para el próximo martes 6 de mayo, tras el fracaso en las negociaciones salariales con las empresas del sector y el vencimiento del período de conciliación obligatoria dictado por el Gobierno nacional.
La medida de fuerza fue anunciada oficialmente por el Consejo Directivo Nacional del gremio, que aseguró que «pese a las gestiones realizadas, no se ha podido mejorar el ofrecimiento empresarial y se ha agotado el período de Conciliación Laboral Obligatoria». Por lo tanto, se resolvió el paro a partir de las 00:00 horas del martes en todas las empresas de transporte de pasajeros de corta y media distancia del país.
En San Juan, el secretario general de la UTA local, Héctor Maldonado, confirmó que la provincia se suma a la medida: «Es paro nacional, por lo que San Juan como todo el país para».
El paro de colectivos es un claro ejemplo de la máxima tensión entre los trabajadores y las empresas del sector. La UTA reclama un aumento salarial significativo, mientras que las empresas argumentan que el esquema vigente de tarifas y subsidios las deja en una posición de desfinanciamiento estructural.
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Resistencia sindical en unidad: Trabajadores públicos se levantan contra el ajuste del Gobierno

En un contexto de avanzada del Gobierno nacional contra la Administración Pública Nacional, los sindicatos de trabajadores públicos han comenzado a unirse en una resistencia conjunta contra los despidos y el congelamiento salarial. Las medidas de fuerza se han extendido a diferentes organismos, incluyendo los medios públicos de comunicación y el INTI.
La situación en los medios públicos de comunicación es particularmente tensa, con trabajadores de la Televisión Pública realizando una retención de tareas de una hora por turno y una movilización frente a la intervención de Radio y Televisión Argentina (RTA). Los sindicatos SATSAID, SIPREBA, APJ y SALCo unificaron fuerzas para reclamar por el congelamiento salarial que se mantiene desde agosto de 2024 y el incumplimiento de las paritarias.
«La falta de recomposición salarial y el incumplimiento de las paritarias han generado una gran incertidumbre y angustia en los trabajadores de los medios públicos», afirmó un dirigente sindical. «Es hora de que el Gobierno escuche nuestros reclamos y tome medidas concretas para mejorar nuestras condiciones laborales».
Cabe destacar que esta medida fue el primer paso de un plan de lucha conjunto entre los gremios, quienes le solicitaron al interventor, Eduardo González, la “convocatoria urgente” a una mesa de negociación resolutiva, ya que desconoce los convenios paritarios acordados para el sector.
Por otro lado, la Asociación Trabajadores de Estado (ATE) ha denunciado la represión policial durante una manifestación en el INTI, donde los trabajadores se manifestaban contra el desguace del organismo. «La represión policial es inaceptable y demuestra la falta de voluntad del Gobierno para dialogar con los trabajadores», afirmó Oscar de Isasi, secretario gremial de ATE.
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