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 La tasa de desempleo se ubicó en el 11%, al cierre del último trimestre de 2020, lo que representó una baja de 0,8 puntos porcentuales respecto del tercer trimestre, informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). 

En tanto, en el cuarto trimestre de 2020, la tasa de actividad se ubicó en 45%; la tasa de empleo en 40,1%; y la tasa de desocupación en 11,0%, señaló el Indec.

La tasa de desempleo respecto del cuarto trimestre de 2019, se incrementó en 2,1 puntos porcentuales.

El informe destaca que «los desocupados con tiempo de búsqueda de 6 a 12 meses representaron 27,1% del total, el valor máximo de la serie y el doble que en igual trimestre de 2019».

Más adelante, la estadística oficial remarca que «la tasa de actividad –que mide la población económicamente activa (PEA) sobre el total de la población–, alcanzó en el cuarto trimestre del año el 45%».

El Indec puntualizó que aunque se mantuvo 2,2 puntos porcentuales por debajo de igual trimestre de 2019, la tasa de actividad exhibió una suba de 2,7 p.p. frente al trimestre anterior, debido fundamentalmente al incremento en la cantidad de personas ocupadas».

Esta suba en la cantidad de ocupados explicó el incremento de 2,7 puntos porcentuales observado en la tasa de empleo que mide la proporción de personas ocupadas con relación a la población total con respecto al trimestre anterior.

Pese a este incremento, la tasa de empleo continuó mostrando una caída de 2,9 p.p. en la comparación interanual.

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Cumbre del Círculo Rojo: la elite empresarial ratificó su respaldo a Milei en una cena millonaria

Con tarjetas de hasta 250 mil dólares, casi 500 empresarios y funcionarios participaron del cierre de año de la Fundación Faro, el think tank libertario. La velada dejó una recaudación estimada en 15 millones de dólares y exhibió, sin matices, el alineamiento del poder económico con el proyecto oficial.

El llamado Círculo Rojo volvió a reunirse para dejar un mensaje político inequívoco: el respaldo al presidente Javier Milei no solo se sostiene, sino que se profundiza. El pasado 16 de diciembre, en el exclusivo Yacht Club de Puerto Madero, la Fundación Faro —el think tank ideológico de La Libertad Avanza que preside Agustín Laje— organizó su evento de cierre de año con una asistencia récord de empresarios de primera línea, funcionarios nacionales y referentes del establishment.

La postal fue elocuente. Casi 500 invitados, tarjetas individuales valuadas en 40 mil dólares y mesas completas que alcanzaron los 250 mil. El monto final, según reconstrucciones periodísticas, rondó los 15 millones de dólares, una cifra que expresa con crudeza la magnitud del apoyo económico que el sector concentrado decidió volcar sobre el proyecto libertario.
No se trató de una reunión más. Fue una demostración de fuerza, un gesto político y financiero de quienes hace dos años apostaron por Milei y hoy celebran que el programa económico que impulsan desde hace décadas comience a ejecutarse sin mediaciones.

Una noche para ratificar el rumbo

El evento se desarrolló en dos tiempos. Primero, un cóctel al aire libre en el deck del Yacht Club; luego, tras el discurso presidencial, la cena formal. Los anfitriones fueron Georgie, Juan y Patricio “Paddy” Neuss, empresarios con intereses en energía, transporte y servicios públicos. Paddy Neuss, además, está casado con María Blaquier, heredera del grupo Ledesma, uno de los símbolos históricos del poder económico argentino.

El discurso de Milei fue recibido con entusiasmo por un auditorio compuesto mayoritariamente por CEOs y grandes accionistas. Allí, el Presidente volvió a plantear su ya conocida narrativa: el crecimiento económico —según su visión— no llegará de manera homogénea y será cuestionado por la oposición. En su estilo frontal, reafirmó su rechazo a la justicia social, a la que volvió a calificar como “un robo”.

Lejos de incomodar, esas definiciones fueron celebradas. El aplauso cerrado dejó en claro que el público presente se reconoce entre los ganadores del modelo que se está consolidando: un esquema donde la rentabilidad empresaria ocupa el centro y las consecuencias sociales quedan relegadas a un segundo plano.

Funcionarios, CEOs y una mesa común

La organización del evento cuidó cada detalle simbólico. La disposición de las mesas intercaló dirigentes políticos y empresarios, una puesta en escena pensada para exhibir la cercanía entre el sector privado concentrado y los actuales conductores del Estado. La logística estuvo a cargo de Mariana Galante, titular de la Fundación Banco Nación.

Entre los funcionarios presentes se destacaron el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem; el jefe de Gabinete, Manuel Adorni; la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello; y el exministro Luis Petri. La imagen fue clara: el poder político y el poder económico compartiendo mesa, estrategia y horizonte.

Los nombres del respaldo empresarial

La lista de asistentes expuso la amplitud y profundidad del respaldo empresarial al gobierno libertario. Entre ellos estuvieron Martín y Hugo Eurnekian, sobrinos del titular de Corporación América; Horacio Marín, CEO de YPF; Alejandro Simón, de Sancor Seguros; Martín Cabrales; y Manuel Santos Uribelarrea, de MSU Energy, recientemente beneficiado por procesos de reprivatización de centrales hidroeléctricas.

También dijeron presente Damián Pozzoli y Carlos Giovanelli, del Grupo Inverlat (Havanna), recientemente asociados a los Neuss en la adquisición de distribuidoras eléctricas en distintas regiones del país. Mauricio Filiberti, dueño de Transclor y proveedor estratégico de AySA, ocupó una de las mesas principales.

El sector tecnológico estuvo representado por Martín Migoya, fundador de Globant y referente de Endeavor junto a Marcos Galperín, mientras que el comercio y la industria sumaron figuras como Federico y Sebastián Braun (La Anónima y hotelería), Francisco De Narváez, Juan Nápoli (Banco de Valores), Martín Rappallini (UIA), Luis Galli y Rubén Cherñajovsky (Newsan).
Entre los asistentes que despertaron mayor curiosidad apareció el ex presidente de River Plate, Rodolfo D’Onofrio, acompañado por Zulemita Menem, en una postal que mezcló poder económico, política y herencias históricas del poder argentino.

La cena del Yacht Club no fue solo un evento social ni una recaudación exitosa. Fue una escena condensada del modelo político y económico que se está desplegando. Empresarios que financian, funcionarios que ejecutan y un presidente que enuncia sin rodeos quiénes serán los ganadores y quiénes cargarán con los costos.

Mientras el discurso oficial insiste en las virtudes del ajuste y la desregulación, la imagen de una elite dispuesta a pagar cientos de miles de dólares por una mesa confirma que el poder real ya eligió su lugar. Y también deja una pregunta abierta, que trasciende los aplausos de salón: ¿quiénes quedarán afuera cuando llegue la cuenta social de este proyecto?

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La CGT llamó a la unidad y a la defensa del trabajo digno en su saludo de Navidad

En un mensaje cargado de contenido político y simbólico, la Confederación General del Trabajo saludó a los trabajadores en vísperas de Navidad con un llamado a la unidad, la organización colectiva y la defensa de los derechos conquistados. El comunicado también ratifica la estrategia sindical frente a los desafíos que plantea el actual escenario laboral.

En la antesala de las celebraciones navideñas, la Confederación General del Trabajo (CGT) difundió un mensaje dirigido a los trabajadores y trabajadoras del país que trasciende el saludo protocolar y se inscribe en el centro del debate político y social. Bajo la consigna “Cada derecho conquistado nace del esfuerzo colectivo”, la central obrera reafirmó el valor de la organización sindical como herramienta fundamental para enfrentar los desafíos del presente.

El mensaje, difundido a través de los canales oficiales de la entidad, pone el acento en la unidad y la solidaridad como pilares históricos del movimiento obrero argentino. En ese sentido, la CGT remarcó que los derechos laborales vigentes no son concesiones espontáneas, sino el resultado de décadas de lucha colectiva y construcción sindical.

La central sindical subrayó que esta Navidad encuentra al movimiento obrero con una trayectoria que respalda sus reclamos, pero también frente a un escenario complejo, atravesado por debates sensibles como la reforma laboral impulsada por el Gobierno nacional. En ese marco, destacaron la importancia de la movilización realizada días atrás, que logró postergar el tratamiento del proyecto hasta el próximo 10 de febrero.

El valor de la historia y el futuro del trabajo

Uno de los ejes centrales del comunicado es la reivindicación de la memoria histórica del sindicalismo argentino, no como un ejercicio nostálgico, sino como una referencia activa para proyectar el futuro del trabajo. Desde la CGT señalaron que detrás de cada conquista gremial hay familias que aspiran a un porvenir con mayores certezas, estabilidad y dignidad.

“La unión es lo que nos da el poder”, expresa el documento, al tiempo que refuerza la idea de que la justicia social sigue siendo el horizonte estratégico de la organización. En un contexto de incertidumbre económica y laboral, el mensaje busca consolidar la cohesión interna del movimiento obrero como condición indispensable para defender lo conquistado y avanzar en nuevos derechos.

Conducción y unidad estratégica

El posicionamiento navideño también refleja la línea política que viene sosteniendo la conducción de la CGT. En ese sentido, la central ponderó el proceso de renovación de autoridades en un marco de unidad, que dejó al frente de la organización a Jorge Sola (Seguros), Cristian Jerónimo (Vidrio) y Octavio Argüello (Camioneros).

Desde la sede de la calle Azopardo remarcaron que la unidad no es solo una consigna, sino una estrategia concreta de acción sindical. “Cuando el trabajo se une, hay fuerza para defender derechos y cuidar lo conquistado”, afirmaron los dirigentes, en una clara señal hacia el escenario político y social que se avecina.

Organización frente a la incertidumbre

Lejos de limitarse a un saludo festivo, el mensaje de la CGT concluye con un llamado explícito a fortalecer la organización colectiva como única vía para sostener la justicia social para “todos y todas”. La central advierte que la fragmentación y la desmovilización debilitan al conjunto de los trabajadores frente a intentos de retroceso en materia de derechos laborales.

En este marco, la Navidad aparece resignificada como un momento de reflexión, unidad y reafirmación de principios. Para la CGT, la defensa del trabajo digno no admite pausas ni concesiones, y la cohesión interna del movimiento obrero se presenta, una vez más, como la principal herramienta para enfrentar los desafíos del futuro.

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El empleo informal ya alcanza al 43,3% de los trabajadores y profundiza la brecha salarial


La informalidad laboral alcanza su nivel más alto desde el inicio de la nueva serie estadística y expone una profunda desigualdad en los ingresos. Los trabajadores no registrados ganan, en promedio, un 57% menos que los formales, mientras el mercado laboral se reconfigura hacia modalidades de baja calidad, autoempleo forzado y precarización estructural.

El mercado de trabajo argentino atraviesa una transformación silenciosa pero profunda, marcada por el avance sostenido de la informalidad y el deterioro de los ingresos. Según las últimas estadísticas oficiales correspondientes al tercer trimestre del año, el 43,3% de los trabajadores del país se desempeña en condiciones informales, el nivel más elevado desde que se comenzó a medir la actual serie.

La consecuencia más visible de este fenómeno es la brecha salarial. Los asalariados y cuentapropistas no registrados perciben ingresos mensuales promedio de $535.802, mientras que los trabajadores en relación de dependencia registrada alcanzan $1.247.462. En términos reales, la diferencia implica que los informales ganan un 57% menos, aun realizando tareas similares o sosteniendo jornadas laborales equivalentes.

El deterioro no solo se refleja en el stock de empleo existente, sino también en la dinámica reciente del mercado laboral. El 84% de los nuevos puestos de trabajo creados en el último año corresponde a empleo no registrado, lo que confirma que la expansión del empleo se produce, mayoritariamente, en condiciones precarias y sin protección social.

Un mercado laboral fragmentado

Actualmente, el país cuenta con aproximadamente 13 millones de ocupados formales y 9 millones informales, considerando tanto el sector público como el privado. Dentro de este esquema, crece el peso del autoempleo de baja calidad, muchas veces vinculado a actividades inestables, ingresos variables y ausencia de derechos laborales.

Más de la mitad de los trabajadores informales (53%) percibe ingresos inferiores a $422.837 mensuales, una cifra que los ubica en una situación de alta vulnerabilidad económica. Se trata, en su mayoría, de empleos de baja calificación, jornadas parciales o actividades como changas, reparto a través de plataformas digitales y transporte informal.

Sin embargo, la pérdida de poder adquisitivo también alcanza al empleo registrado. El 54% de los trabajadores formales cobra menos de un millón de pesos mensuales, lo que evidencia que la crisis de ingresos atraviesa a casi todo el universo laboral. En el conjunto de los ocupados, siete de cada diez trabajadores no supera ese umbral, consolidando un escenario de salarios comprimidos y consumo restringido.

Sectores más afectados

La informalidad no se distribuye de manera homogénea. Los sectores con mayor prevalencia de empleo no registrado siguen siendo el agropecuario, la construcción y el servicio doméstico, actividades históricamente atravesadas por la estacionalidad, la debilidad de los controles y la fragmentación del empleo.

En estos rubros, la informalidad no solo implica menores ingresos, sino también ausencia de aportes jubilatorios, cobertura de salud y protección frente a contingencias laborales, profundizando las desigualdades sociales y económicas.

El récord de informalidad laboral no es un fenómeno aislado ni coyuntural: es la expresión de un modelo de crecimiento que genera empleo sin derechos y salarios insuficientes. Aunque los indicadores oficiales puedan mostrar una recuperación en la cantidad de ocupados, la calidad del trabajo creado plantea interrogantes de fondo sobre la sostenibilidad social del actual esquema económico.

Con una mayoría de trabajadores que no alcanza ingresos básicos y una creciente precarización del empleo, el desafío ya no es solo crear puestos de trabajo, sino reconstruir un mercado laboral capaz de garantizar ingresos dignos, estabilidad y derechos. Sin ese cambio estructural, la informalidad seguirá consolidándose como la norma y no como la excepción.

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