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Creció con respecto al mismo período de 2019, pero bajó un 1,4 puntos porcentual en relación con abril-mayo-junio

 La tasa de desocupación fue de 11,7% al término del tercer trimestre del año, lo que representó un incremento de dos puntos porcentual respecto al 9,7% de igual período de 2019, informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). A pesar del crecimiento en el cotejo interanual, respecto al segundo trimestre del año el desempleo mostró una caída de 1,4 puntos porcentual, debido a que entre los meses de abril, mayo y junio -cuando impactaron con más fuerza las medidas de aislamiento por el coronavirus- la tasa de desocupación fue de 13,1%.

El informe del Indec precisó que en el tercer trimestre del año la tasa de desocupación demandante -que comprende a las personas que trabajan hasta 35 horas por semana y que busca otro empleo- fue de 8.1%, con una caída de 1,4 puntos respecto al 9,5% del tercer trimestre del año pasado. Por su parte, la población no demandante trepó al 5,3%, al sumar dos puntos porcentual frente al 3,3% de un año atrás.

En lo que respecta a la tasa de actividad, al cierre del tercer trimestre se ubicó en 42,3% de la población, con un crecimiento de 3,9 puntos porcentuales respecto del trimestre anterior. Más allá de esta mejora, el cotejo interanual marcó que la tasa de actividad se encuentra 4,9 puntos porcentuales por debajo de la del tercer trimestre de 2019.

«Esto se debe a que las restricciones a la movilidad aún impactan sobre el comportamiento habitual del mercado de trabajo», señalaron desde el Ministerio de Economía.

La dependencia oficial señaló que si bien la tasa de empleo (TE) –la proporción de personas ocupadas con relación a la población total- subió 4 puntos porcentuales con respecto al trimestre anterior, para alcanzar al 37,4%, en el cotejo interanual se verificó una baja de 5,2 puntos porcentuales. «La recuperación de la población ocupada respecto del trimestre anterior fue mayor para los trabajadores por cuenta propia –que en el tercer trimestre representaron el 25%– y para los asalariados sin descuento jubilatorio», destacó el Indec.

De acuerdo con la rama de actividad de la ocupación principal, la recuperación fue mayor en los sectores que más cayeron en el segundo trimestre de 2020, en los que se destacaron Hoteles y restaurantes y la Construcción, los rubros más afectados por las medidas de aislamientos implementadas para morigerar el avance del coronavirus.

Al cierre del tercer trimestre, ambos rubros se encontraron entre las actividades de mayor reducción del empleo con respecto a 2019, junto con Servicio doméstico y Otros servicios comunitarios, sociales y personales.

En cuanto a la intensidad de la ocupación, se observó un importante aumento de los subocupados demandantes, que pasó del 11% en el segundo trimestre a 15,2% en el tercero, contra 14,1% del período comprendido por los meses de julio, agosto y septiembre de 2019. Además en el tercer trimestre del año, la proporción de asalariados sin descuento jubilatorio o trabajadores informales alcanzó al 28,7% de la población.

Por regiones o grandes centros urbanos, el Gran Buenos Aires registró al cierre del tercer trimestre el nivel más alto en materia de desempleo, con el 13,8%, por encima de la media general. Los municipios del Gran Buenos Aires marcaron un 14,8%, mientras que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tuvo 10,4% de desocupación. También se ubicaron por encima de la media de 11,7%, el Gran Córdoba (14,3%), Concordia (13,8%), Mar del Plata (12,2%) y Río Cuarto (12.2%).

En tanto, las ciudades con menor tasa de desocupación fueron Comodoro Rivadavia (2,2%), San Luis (2,5%), Río Gallegos (3,1%), Viedma-Carmen de Paragones (3,4%), Formosa (3,7%) y Santiago del Estero (3,9%).

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La FEDUN lanza un relevamiento para trazar el mapa laboral de las universidades nacionales

La Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN) puso en marcha una amplia encuesta nacional destinada a conocer en profundidad las condiciones laborales, experiencias y percepciones de sus afiliados en las universidades públicas del país. El objetivo, señalan desde la conducción, es fortalecer las políticas de representación y diseñar acciones concretas que mejoren la calidad de vida del sector docente en un contexto de alta tensión económica y educativa.

Un diagnóstico participativo

La FEDUN, una de las organizaciones gremiales más representativas del sistema universitario argentino, lanzó un relevamiento integral que apunta a construir una radiografía actualizada sobre la situación docente.

En un comunicado difundido en su sitio oficial, el gremio explicó que la información recolectada “nos permitirá fortalecer las políticas de representación, diseñar acciones concretas que mejoren la calidad de vida de nuestros afiliados y promover un gremio más participativo, inclusivo y cercano a su gente”.

El planteo no es menor. En un contexto marcado por la pérdida de poder adquisitivo, la reducción presupuestaria y el incremento de la precarización laboral en distintos sectores del Estado, el sindicato busca apoyarse en datos verificables para orientar futuras estrategias gremiales y políticas públicas. “Cada voz es importante”, subraya el comunicado, insistiendo en la necesidad de un diagnóstico que refleje “con fidelidad la situación del sector y oriente las decisiones futuras”.

Qué releva el cuestionario

La encuesta —de participación voluntaria y confidencial— recopila información diversa sobre las condiciones de trabajo, formación, salud y contexto sociolaboral de los afiliados.
Entre los datos solicitados se encuentran el gremio de base, género, rango etario, antigüedad docente y lugar de residencia. También se indaga si el encuestado ha ocupado cargos de gestión, si realizó capacitaciones durante el último año o si atravesó situaciones de violencia o discriminación en su ámbito laboral, ya sea de tipo psicológica, simbólica, física o institucional.

Uno de los apartados más sensibles del formulario apunta a conocer el impacto de las condiciones laborales sobre la salud psicofísica de los trabajadores universitarios y si debieron tomar licencias médicas en el último año. También se consulta sobre la existencia de protocolos de intervención ante hechos de violencia institucional o acoso, un aspecto clave en el debate contemporáneo sobre ambientes laborales seguros en la educación superior.

El cuestionario, además, incorpora un capítulo sobre contexto económico y político, donde se invita a reflexionar sobre los cambios percibidos en las condiciones de trabajo: hacinamiento áulico, reducción de dedicación docente, ausencia de concursos, incremento de tareas sin aumento de horas o recortes derivados de modificaciones en los planes de estudio.

Entre la crisis económica y la vida universitaria

El relevamiento no se limita a los aspectos laborales. También explora el costado humano y social de la docencia universitaria en tiempos de crisis: desde el impacto del estrés hasta las estrategias personales para afrontar la inflación, la sobrecarga de tareas o la pérdida de ingresos.
Las opciones de respuesta van desde la reducción de gastos y el cambio de hábitos de consumo hasta la búsqueda de ingresos extra, la migración temporal o el apoyo de familiares y programas sociales.

Este enfoque integral, que abarca tanto la vida profesional como la personal de los docentes, busca ofrecer un panorama más completo del desgaste acumulado en un sector clave del sistema científico y educativo argentino.

El desafío de transformar el diagnóstico en acción

La encuesta impulsada por la FEDUN trasciende el mero relevamiento estadístico. Representa un intento de construir una voz colectiva capaz de traducirse en políticas gremiales más efectivas, en un momento en que la educación superior enfrenta presiones presupuestarias, salariales y simbólicas.

Convertir esos datos en acción será, quizás, el desafío central: que la escucha se transforme en representación real y que el diagnóstico impulse cambios concretos en las universidades nacionales.
En palabras del propio gremio, “cada voz cuenta” —y en ese contar, puede comenzar a delinearse la próxima etapa de la defensa universitaria argentina.

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Los bancarios cobrarán un plus extraordinario y el sueldo inicial trepará a más de $3,6 millones

El gremio que encabeza Sergio Palazzo confirmó el pago de un bono extraordinario superior a los $1.700.000 para los trabajadores bancarios, en el marco de la celebración de su día este 6 de noviembre. Además, se acordó reabrir las paritarias en la segunda quincena del mes para actualizar salarios ante la inflación.

La Asociación Bancaria (AB) confirmó que los empleados del sector recibirán un súper bono de más de 1.700.000 pesos, que se abonará junto con los haberes de octubre y se imputará en concepto del Día del Bancario, celebrado este jueves 6 de noviembre. El acuerdo, firmado el 17 de octubre, se enmarca en la negociación paritaria continua que el gremio mantiene con las cámaras empresarias del sector.

Con este adicional, el sueldo inicial conformado para un trabajador bancario superará los 3.600.000 pesos, marcando un nuevo hito en la recomposición de ingresos dentro del sistema financiero. La medida fue resultado de una negociación que involucró al Banco Nación, la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina (ABAPPRA), la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA) y la Asociación de la Banca Especializada (ABE).

En el mismo entendimiento, las partes acordaron reabrir la paritaria en la segunda quincena de noviembre, en línea con el esquema de revisión mensual que el gremio viene aplicando para resguardar el poder adquisitivo frente al avance de los precios.

Desde La Bancaria destacaron que el reconocimiento económico tiene un valor simbólico y político, al coincidir con una fecha que resume un siglo de conquistas laborales.

“Esta fecha es el símbolo de una lucha colectiva que durante un siglo ha conquistado innumerables derechos que mejoraron la calidad de vida de cada trabajador y trabajadora”, expresaron desde el gremio en un comunicado oficial.

Asimismo, la entidad gremial subrayó avances recientes, como la incorporación de trabajadores de call centers bajo convenio bancario, los protocolos contra la violencia de género, el pago universal de guardería y la participación en las ganancias del sistema financiero (ROE), entre otros beneficios.

El Día del Bancario se celebra en conmemoración a la fundación de la Asociación Bancaria, el 6 de noviembre de 1924. Desde entonces, el artículo 50 del convenio colectivo estipula que la jornada sea considerada feriado nacional para todos los trabajadores del sector financiero.

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Otra vez sin ellas: la CGT y la deuda de género que no se salda

Por Ana Flores Sorroche

Entre negociaciones cerradas y tensiones internas, la CGT renovó su Consejo Directivo sin incluir a ninguna mujer en la conducción. Pese a los reclamos históricos del sindicalismo femenino, el triunvirato volvió a ser exclusivamente masculino. Las dirigentes acompañan, pero decidieron no prestarse a la foto.

La Confederación General del Trabajo (CGT) renovó este miércoles su conducción nacional, luego de una jornada intensa en el estadio Obras Sanitarias. Las decisiones finales, como suele ocurrir, se tomaron entre pocos.
Y una vez más, ninguna mujer fue considerada “a la altura” de integrar la cúpula sindical que conducirá el movimiento obrero argentino durante los próximos cuatro años.

Las imágenes que circularon tras el Congreso hablan por sí solas: en las primeras filas, los hombres del poder sindical; detrás, las dirigentes que acompañan orgánicamente, aunque esta vez muchas optaron por no posar para la foto.

Qué lejos quedaron los años del “Produzcan sin nosotras”, los reclamos por un feminismo que le hablara a las mujeres trabajadoras, o la lucha por el reconocimiento previsional del trabajo de cuidado en las jubilaciones. El tiempo pasó, las consignas mutaron, pero la estructura sindical sigue mostrando los mismos límites.

La decisión de mantener un triunvirato masculino —integrado por Jorge Sola, Cristian Jerónimo y Mario Argüello— fue resultado de negociaciones en la cúpula cegetista, donde las mujeres apenas fueron tema de conversación, pero nunca prioridad.
Hasta días antes del Congreso, el nombre de Maia Volcovinsky, secretaria general adjunta de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación (UEJN), sonaba con fuerza. Contaba con el aval de varios sindicatos de peso, pero finalmente no fue incluida.

Fuera de la foto, pero no del reclamo, un grupo de mujeres sindicalistas volvió a cantar el ya clásico: “No vinimos por la foto, no servimos el café, queremos las compañeras conducir la CGT.”

La consigna no es nueva, pero sigue vigente.

A fines de octubre, previendo un desenlace adverso, el sector de Volcovinsky había organizado un encuentro con figuras de peso como Héctor Daer y Andrés Rodríguez, bajo el lema: “No es una concesión ni un símbolo vacío, sino un reconocimiento político.”
Tampoco alcanzó.

Otra de las voces que expuso el malestar fue Graciela Aleñá, secretaria general del Sindicato de Trabajadores de Vialidad Nacional, quien tras el Congreso expresó con dureza: “La de las mujeres es otra lucha que se tendrá que dar. Deberíamos unirnos todas las mujeres de la CGT para exigir un lugar como corresponde. Por un carguito más se olvidan. Si no nos unimos, no vamos a llegar a nada.”

Aleñá puso el acento en una disputa interna: ya no alcanza con reclamar que “den lugar”, sino construir poder para ocuparlo.

Por ahora, el reconocimiento político de las mujeres dentro de la CGT se mantiene en el mismo punto que hace cuatro años. Hay presencia activa y cierta paridad en las secretarías, pero el acceso a los espacios de conducción sigue vedado.
La historia parece repetirse: las trabajadoras sindicalizadas acompañan, impulsan y militan desde las bases, pero no llegan al centro de las decisiones.

El nuevo Consejo Directivo de la CGT vuelve a mostrar la deuda estructural del sindicalismo argentino con la paridad de género. En un contexto donde el movimiento obrero enfrenta desafíos inéditos —desde la pérdida del poder adquisitivo hasta la ofensiva sobre los derechos laborales—, la exclusión de mujeres en la conducción no es solo un dato simbólico: es una señal política.

El sindicalismo femenino mantiene su presencia, su voz y su reclamo, pero la pregunta sigue abierta:
¿cuánto más deberá esperar una compañera para conducir, en igualdad, el destino del movimiento obrero argentino?

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