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Durante un año de pandemia, la facturación de la industria farmacéutica registró en 2020 una suma total de $ 332.175 millones

Durante un año de pandemia, la facturación de la industria farmacéutica registró en 2020 un incremento de 50,3% respecto a 2019, al sumar un total de $ 332.175 millones. Así lo reveló un informe del Indec, que relevó el desempeño de 58 empresas de laboratorios que constituyen el núcleo del sector en el país.

El buen rendimiento se explicó por el incremento registrado en la facturación de producción nacional (51,6%) y en la reventa local de importados (47,1%). En ese sentido, el informe detalló: “En la facturación de producción nacional se observa un aumento de 52,9% en las ventas al mercado interno y de 42,2% en las exportaciones

El trabajo del instituto estadístico también reseñó el desempeño del sector en el cuarto trimestre del 2020, al remarcar que en ese período “la facturación total de la industria farmacéutica en la Argentina registró $ 97.074 millones, un incremento de 41,2% en relación con el mismo trimestre de 2019”. La variación surgió de los aumentos de 42,9% en la facturación de producción nacional y de 37,4% en la reventa local de importado.

También se destacó que las ventas de producción nacional representaron el 71% y la reventa local de importados el 29% sobre el total de la facturación.

Respecto al tipo de medicamentos, los que más facturaron en el último trimestre fueron los que actúan sobre el aparato digestivo y metabolismo con $16.714 millones (17,2% del total facturado); seguidos por los medicamentos antineoplásicos e inmunomoduladores con $15.224 millones (15,7% del total).

La definición de “industria farmacéutica” utilizada comprende las empresas radicadas en el país que producen y/o comercializan los medicamentos para uso humano del Sistema de Clasificación Anatómica, Terapéutica, Química (ATC, por su sigla en inglés).

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Fuerte rechazo gremial al Presupuesto 2026 aprobado por el Senado

Tras la aprobación parlamentaria del Presupuesto 2026 impulsado por el Gobierno de Javier Milei, gremios universitarios, científicos y estatales alertaron sobre un ajuste sin precedentes que, aseguran, pone en riesgo el desarrollo productivo, el sistema educativo y la investigación nacional.

La aprobación de la Ley de Presupuesto 2026 en el Senado de la Nación encendió una fuerte reacción en amplios sectores gremiales y sindicales, que cuestionaron duramente el rumbo fiscal elegido por el Gobierno de Javier Milei. El proyecto fue sancionado este viernes con 46 votos a favor, una abstención y 25 en contra, en una votación que marcó un hecho político relevante: el peronismo de la Cámara alta se mostró dividido por primera vez desde la asunción del nuevo oficialismo.

Los senadores Guillermo Andrada (Catamarca), Sandra Mendoza (Tucumán) y Carolina Moisés (Jujuy) acompañaron al Gobierno en la votación en general, lo que desató críticas de organizaciones sindicales y del arco opositor, que los señalaron por convalidar un esquema presupuestario considerado regresivo.

El Presidente celebró el resultado como “un hecho histórico”, al destacar que no existen antecedentes de un presupuesto con equilibrio fiscal aprobado por un espacio no peronista con una mayoría tan amplia. El texto aprobado prevé gastos totales por 148 billones de pesos, un superávit primario del 1,2% del PBI y un superávit financiero del 0,3%. Además, proyecta para 2026 una inflación del 10,1% y un crecimiento económico del 5%.

Sin embargo, detrás de esos números macroeconómicos, los gremios advierten un fuerte retroceso en áreas estratégicas. El Presupuesto elimina el artículo de la Ley de Financiamiento Educativo que fijaba un piso mínimo del 6% del PBI para el sector, mantiene congelado el bono para jubilados y reduce un 28,9% la ayuda alimentaria destinada a comedores comunitarios.

El artículo 30 y la alarma en el sistema educativo y científico

Uno de los puntos más cuestionados es el Artículo 30, que suprime los pisos de financiamiento para educación, ciencia y tecnología. Para los sindicatos, esta modificación habilita un ajuste discrecional que pone en riesgo no solo el próximo ciclo lectivo, sino también la continuidad de proyectos de investigación y desarrollo productivo.

Desde CTERA, CONADU Histórica y organismos como el INTA coincidieron en que la medida sienta las bases para una virtual desarticulación del sistema científico-tecnológico nacional. “El objetivo es la extinción de la educación, la ciencia y la tecnología en todos sus niveles”, advirtieron en comunicados conjuntos.

La Confederación de Trabajadores de la Educación denunció además la inconstitucionalidad de la eliminación de los pisos de inversión. En la misma línea, Antonio Rosselló, economista y dirigente de CONADU Histórica, recordó que el 60% de la producción científica del país se realiza en universidades nacionales que hoy carecen de fondos suficientes. “Está en riesgo el comienzo del ciclo lectivo. Con salarios de 250 mil pesos no se puede vivir. Ni siquiera Martínez de Hoz hizo esto”, afirmó.

El mapa del ajuste: cifras que preocupan

Desde la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) detallaron el alcance del recorte en distintas áreas del Estado. Según el gremio, la Función Ciencia, Tecnología e Innovación sufre una caída del 48,8%; el CONICET, del 39%; la Agencia Nacional de Discapacidad, del 27%; Educación y Cultura, del 47,3%; y las asignaciones familiares, un 87,5%.

También se registran fuertes recortes en la Comisión Nacional de Energía Atómica (-53%), el INTA (-45%), el INTI (-49%), el desarrollo de la educación superior (-33,8%) y la gestión de becas estudiantiles, que prácticamente desaparecen con una reducción del 76,6%.

ATE subrayó además que la única partida con crecimiento real es la correspondiente a la ex SIDE, que aumenta un 19%. “Algún día tendrán que explicar a dónde va a parar y qué hacen con tanta plata”, señalaron desde el sindicato.

Una advertencia sobre el futuro

El titular de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), Carlos Schmid, sintetizó el rechazo gremial con una definición contundente: “Se acaba de sancionar el atraso de la Argentina. Hoy la riqueza está en el conocimiento, y por eso se disputan el liderazgo global China y Estados Unidos. Lamentablemente, hemos decidido ser ignorantes”.

Mientras el Gobierno reivindica el equilibrio fiscal como pilar de su programa económico, los gremios advierten que el costo del ajuste recae sobre las bases mismas del desarrollo nacional y anticipan un año de conflicto creciente en defensa de la educación, la ciencia y el trabajo.

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Reforma laboral y conflicto sindical: el Gobierno avanza, la calle responde y la política mira de reojo

La reforma laboral impulsada por el gobierno de Javier Milei no es un proyecto más dentro del paquete de leyes que buscan reconfigurar la economía argentina. Es, en esencia, una definición política y cultural sobre el modelo de país que se pretende consolidar. Y como ocurre cada vez que el poder intenta modificar el corazón de las relaciones laborales, la respuesta sindical no tardó en llegar, con tensiones crecientes que ya desbordan el plano parlamentario.

Mientras el oficialismo apuesta a aprobar la iniciativa en el Congreso con el respaldo de aliados circunstanciales y la influencia silenciosa sobre algunos gobernadores, el movimiento obrero atraviesa una encrucijada estratégica: resistir de manera frontal o administrar los tiempos para condicionar el contenido final de la ley.

La grieta sindical y el límite de la moderación

En el interior de la CGT conviven hoy dos miradas irreconciliables. Por un lado, los sectores que consideran que aún existen márgenes para frenar o morigerar la reforma a través del diálogo político, la presión legislativa y el eventual recurso judicial. Por otro, los gremios más combativos, que advierten que la dilación solo favorece al Gobierno y reclaman un plan de lucha sostenido que incluya paros generales, movilizaciones masivas y conflictividad territorial.

Esta tensión no es nueva, pero se profundiza en un contexto donde el Ejecutivo exhibe una clara decisión de avanzar sin consensos amplios. La experiencia reciente refuerza la desconfianza sindical: decretos frenados por la Justicia, artículos que resurgen bajo otras formas y un discurso oficial que presenta los derechos laborales como “rigideces” a eliminar.

El Congreso como escenario, la Justicia como respaldo

El oficialismo deposita gran parte de su expectativa en el Congreso, consciente de que la fragmentación opositora y la presión sobre las provincias pueden abrirle una ventana de oportunidad. Sin embargo, incluso si la ley avanzara, el frente judicial aparece como un factor de incertidumbre estructural.

Las propias declaraciones del presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, recordando que cualquier juez puede declarar la inconstitucionalidad de una norma laboral, funcionan como un recordatorio incómodo para el Gobierno: la legitimidad de una reforma de este calibre no se agota en la votación parlamentaria.

El antecedente del Fondo de Cese Laboral —rechazado en los hechos por empresarios y cuestionado por sindicatos— demuestra que no toda flexibilización genera automáticamente aceptación ni resultados económicos positivos.

Gobernadores, territorios y presión social

Otro elemento central del conflicto es el rol de los gobernadores. La CGT apuesta a influir sobre ellos como dique de contención legislativo, mientras los gremios más duros plantean una estrategia opuesta: llevar el conflicto a los territorios, exponiendo el costo político de acompañar una reforma resistida socialmente.

En un país con altos niveles de informalidad, salarios deteriorados y consumo en retroceso, el debate laboral se cruza inevitablemente con la vida cotidiana de millones de trabajadores. La reforma no se discute en abstracto: se discute en el supermercado, en el recibo de sueldo y en la incertidumbre sobre el empleo futuro.

Una disputa que excede la coyuntura

Más allá del desenlace inmediato, la reforma laboral de Milei reabre una discusión de fondo: si la competitividad se construye recortando derechos o fortaleciendo el mercado interno, si el ajuste es una etapa transitoria o un rasgo permanente, y si la gobernabilidad puede sostenerse sin consensos sociales mínimos.

La reacción sindical, con todas sus contradicciones internas, expresa un dato que el Gobierno no debería subestimar: cuando el conflicto laboral se vuelve estructural, deja de ser solo un problema gremial y se transforma en un problema político.

El rumbo que adopte esta disputa marcará no solo el destino de una ley, sino el clima social de los próximos meses. En ese escenario, ni el Congreso ni la Justicia ni la calle pueden analizarse por separado. Todo indica que la reforma laboral será, finalmente, el terreno donde se ponga a prueba la capacidad real del Gobierno para imponer su programa sin romper los frágiles equilibrios sociales que aún sostienen al país.

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La CGT llamó a la unidad y a la defensa del trabajo digno en su saludo de Navidad

En un mensaje cargado de contenido político y simbólico, la Confederación General del Trabajo saludó a los trabajadores en vísperas de Navidad con un llamado a la unidad, la organización colectiva y la defensa de los derechos conquistados. El comunicado también ratifica la estrategia sindical frente a los desafíos que plantea el actual escenario laboral.

En la antesala de las celebraciones navideñas, la Confederación General del Trabajo (CGT) difundió un mensaje dirigido a los trabajadores y trabajadoras del país que trasciende el saludo protocolar y se inscribe en el centro del debate político y social. Bajo la consigna “Cada derecho conquistado nace del esfuerzo colectivo”, la central obrera reafirmó el valor de la organización sindical como herramienta fundamental para enfrentar los desafíos del presente.

El mensaje, difundido a través de los canales oficiales de la entidad, pone el acento en la unidad y la solidaridad como pilares históricos del movimiento obrero argentino. En ese sentido, la CGT remarcó que los derechos laborales vigentes no son concesiones espontáneas, sino el resultado de décadas de lucha colectiva y construcción sindical.

La central sindical subrayó que esta Navidad encuentra al movimiento obrero con una trayectoria que respalda sus reclamos, pero también frente a un escenario complejo, atravesado por debates sensibles como la reforma laboral impulsada por el Gobierno nacional. En ese marco, destacaron la importancia de la movilización realizada días atrás, que logró postergar el tratamiento del proyecto hasta el próximo 10 de febrero.

El valor de la historia y el futuro del trabajo

Uno de los ejes centrales del comunicado es la reivindicación de la memoria histórica del sindicalismo argentino, no como un ejercicio nostálgico, sino como una referencia activa para proyectar el futuro del trabajo. Desde la CGT señalaron que detrás de cada conquista gremial hay familias que aspiran a un porvenir con mayores certezas, estabilidad y dignidad.

“La unión es lo que nos da el poder”, expresa el documento, al tiempo que refuerza la idea de que la justicia social sigue siendo el horizonte estratégico de la organización. En un contexto de incertidumbre económica y laboral, el mensaje busca consolidar la cohesión interna del movimiento obrero como condición indispensable para defender lo conquistado y avanzar en nuevos derechos.

Conducción y unidad estratégica

El posicionamiento navideño también refleja la línea política que viene sosteniendo la conducción de la CGT. En ese sentido, la central ponderó el proceso de renovación de autoridades en un marco de unidad, que dejó al frente de la organización a Jorge Sola (Seguros), Cristian Jerónimo (Vidrio) y Octavio Argüello (Camioneros).

Desde la sede de la calle Azopardo remarcaron que la unidad no es solo una consigna, sino una estrategia concreta de acción sindical. “Cuando el trabajo se une, hay fuerza para defender derechos y cuidar lo conquistado”, afirmaron los dirigentes, en una clara señal hacia el escenario político y social que se avecina.

Organización frente a la incertidumbre

Lejos de limitarse a un saludo festivo, el mensaje de la CGT concluye con un llamado explícito a fortalecer la organización colectiva como única vía para sostener la justicia social para “todos y todas”. La central advierte que la fragmentación y la desmovilización debilitan al conjunto de los trabajadores frente a intentos de retroceso en materia de derechos laborales.

En este marco, la Navidad aparece resignificada como un momento de reflexión, unidad y reafirmación de principios. Para la CGT, la defensa del trabajo digno no admite pausas ni concesiones, y la cohesión interna del movimiento obrero se presenta, una vez más, como la principal herramienta para enfrentar los desafíos del futuro.

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