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La Cámara de Diputados retomará el próximo martes el debate de los proyectos de ley para privatizar Aerolíneas Argentinas, luego de que fracasara meses atrás el intento de incluirlo dentro de la Ley Bases.

Un plenario de las comisiones de Transportes y Presupuesto y Hacienda volverá a la carga el martes a las 11 hs con el plan del Gobierno y de sectores que comparten la cruzada para terminar con la propiedad estatal exclusiva de la aerolínea de bandera.

La intención del Poder Ejecutivo es terminar con la metodología de los “paros salvajes” que dejan a miles de pasajeros varados, con todos los problemas derivados de la reprogramación de los vuelos.

Con la amenaza de privatización, se busca disciplinar a los sindicatos para que moderen sus formas de protesta y también poner coto a sus pretensiones de mejora salarial.

Hay una fuerte resistencia de los gremios de la aeronáutica comercial para que el proyecto prospere, y cuentan con el respaldo de Unión por la Patria, la izquierda y diputados sueltos de distintos bloques minoritarios.

Sin embargo, en principio, el oficialismo contaría con los votos, ya que además de La Libertad Avanza, coinciden en la arremetida privatizadora sus socios del PRO, del MID, la UCR, la Coalición Cívica y una parte importante de Encuentro Federal e Innovación Federal.

Más allá de si logran ese primer objetivo en lo inmediato, la apuesta de fondo es vender los activos de la empresa a operadores privados, en un proceso de adecuación administrativa que demandará al menos varios meses.

Lo ideal para el Gobierno sería avanzar con el proyecto del Poder Ejecutivo, firmado por el presidente Javier Milei, o bien con la iniciativa del diputado ultramacrista Hernán Lombardi, que no establece demasiadas exigencias de control en el proceso de privatización.

El plan B es el proyecto de Juan Manuel López (Coalición Cívica), que apoya buena parte del radicalismo.

Esta iniciativa exige que se respeten las disposiciones incluidas en la ley de Bases para proceder a la privatización, que contempla la participación de la Comisión Bicameral de Privatizaciones del Congreso, de la Sindicatura General de la Nación y la Auditoria General de la Nación (AGN).

En la primera reunión informativa ocurrida el 25 de septiembre pasado había estado presente el secretario de Transporte de la Nación, Franco Mogetta, quien defendió la idea de generar un régimen de cielos abiertos y libre competencia.

“El proyecto que hoy se está presentando es en un contexto distinto, del mundo y de la Argentina. Hicimos un trabajo de desregulación de la normativa. No puede ser un lujo volar porque es una necesidad conectarse en nuestro país. Queremos que operen más empresas y así bajar los costos de los pasajes a través de la competitividad”, dijo.

Y agregó que “con la desregulación aérea, que ya empezó a tener sus frutos, los argentinos estamos teniendo más alternativas para volar por el país y a través de toda la región”.

El funcionario argumentó que ya eliminaron “las bandas tarifarias que impedían que se puedan ofrecer tarifas más bajas, quitamos el sistema de audiencias públicas para nuevas rutas, agilizamos la operación de nuevas aerolíneas, reglamentamos la cooperación entre empresas y la operación de aeronaves de menor porte, facilitamos el uso de espacios en aeropuertos que antes copaba Aerolíneas Argentinas. Desregulamos todo el sector para que los argentinos tengamos mayor conectividad”.

“No es un ataque a Aerolíneas Argentinas”, advirtió Mogetta. “Nosotros queremos que Aerolíneas Argentinas compita y con las mismas reglas que funciona para otras aerolíneas. Hoy es una compañía que tuvo que ser asistida en 8 mil millones de dólares por el Estado Argentino. Es mucho dinero que no estamos en condiciones de entregar”, puntualizó.

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El Gobierno bajo la lupa judicial por incumplir la convocatoria al Consejo del Salario

La Justicia laboral intimó al Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, a justificar en un plazo de tres días los motivos por los cuales no ha convocado al Consejo Nacional del Salario Mínimo, Vital y Móvil, órgano clave para la actualización de los ingresos básicos y las prestaciones por desempleo.

La medida fue dispuesta por el Juzgado Nacional del Trabajo N°10, en el marco de una acción cautelar presentada por la CTA Autónoma y la CTA de los Trabajadores, que encabezan Hugo “Cachorro” Godoy y Hugo Yasky, respectivamente. Ambas centrales reclaman el cumplimiento de la ley que establece la periodicidad bimestral de las reuniones y la restitución del diálogo social entre el Estado, los trabajadores y los empleadores.

Las organizaciones denunciaron que el Gobierno incumple su obligación legal y constitucional de promover el diálogo tripartito, y recordaron que los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) garantizan la negociación conjunta como base para fijar el salario mínimo.

“Se está afectando un derecho fundamental: el de los trabajadores a participar en la definición de un salario digno”, expresaron los dirigentes sindicales al presentar la demanda.

El reclamo también impugna la Resolución 5/2025, mediante la cual el Ministerio impuso unilateralmente un incremento del salario mínimo a través de un laudo administrativo, sin consenso entre las partes. Según las CTA, esta decisión “carece de validez legal y no garantiza un nivel de vida digno”, en contravención de los artículos 14 bis de la Constitución Nacional y 116 de la Ley de Contrato de Trabajo.

El Consejo del Salario, creado para fijar el monto del salario mínimo y los valores de las prestaciones por desempleo, está integrado por representantes del Estado, de las cámaras empresarias y de los sindicatos. Sin embargo, no se reúne desde hace más de seis meses, un hecho inédito desde su conformación.

La falta de actualización del salario mínimo —que hoy se encuentra muy por debajo del costo de la canasta básica— agrava la pérdida del poder adquisitivo y afecta de manera directa a millones de trabajadores formales, informales y beneficiarios de programas sociales.

Con esta resolución, la Justicia pone en evidencia la inacción del Poder Ejecutivo y exige que rinda cuentas sobre una cuestión de alto impacto económico y social. El fallo obliga al Ministerio de Capital Humano a explicar por qué se elude la convocatoria y reabre la discusión sobre la legitimidad de las decisiones unilaterales en materia salarial.

Para las dos centrales sindicales, la medida judicial representa un respaldo a su reclamo y una advertencia al Gobierno sobre la necesidad de respetar los mecanismos institucionales de diálogo social.

“Este fallo reafirma que el salario mínimo no puede definirse de espaldas a los trabajadores”, afirmaron Godoy y Yasky en un comunicado conjunto difundido tras conocerse la intimación judicial.

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La CGT advierte una “guerra abierta” con el Ejecutivo por los cambios en la legislación laboral

La relación entre la Confederación General del Trabajo (CGT) y el Gobierno nacional atraviesa su punto de máxima tensión. Tras el contundente triunfo electoral del oficialismo en los comicios legislativos, la Casa Rosada decidió reinstalar la reforma laboral como eje prioritario de su agenda parlamentaria. En respuesta, la central obrera comenzó a reorganizar sus fuerzas internas y a delinear una estrategia de resistencia sindical, política y judicial.

Durante la semana posterior a las elecciones, el clima en la dirigencia gremial osciló entre el estupor y la preocupación. Pese a los escándalos de campaña —como la vinculación del primer candidato bonaerense de La Libertad Avanza con causas judiciales por narcotráfico—, el Gobierno logró un respaldo suficiente para transformar una crisis en oportunidad política. De inmediato, los principales voceros libertarios anunciaron que la reforma laboral regresará al Congreso con impulso renovado, esta vez con mayor poder parlamentario.

En los pasillos de Azopardo, sede histórica de la CGT, se habló abiertamente de “una guerra abierta”. La conducción gremial considera que el Gobierno intentará avanzar sobre derechos laborales básicos, amparado en los resultados electorales. La comparación con el frustrado DNU 70 y la Ley Bases fue inmediata: los proyectos que la CGT logró frenar judicialmente ahora vuelven con otro marco político, pero con la misma orientación.

Reunión en la UOCRA: diagnóstico y estrategia

El jueves, en la sede de la UOCRA, la mesa chica ampliada de la CGT se reunió por primera vez tras los comicios para analizar el nuevo escenario. El anfitrión, Gerardo Martínez, ofició de moderador y expuso la preocupación por lo que denominó “una embestida regresiva”.

El encuentro buscó unificar la respuesta sindical frente a las versiones que anticipan un nuevo techo salarial, condiciones flexibles de contratación y mayor libertad para despidos. La cumbre culminó con un documento interno en el que se ratificó que la central “se opondrá a toda iniciativa que elimine derechos conquistados”.

Voceros sindicales consultados por Data Gremial señalaron que la estrategia incluirá acciones judiciales, articulación legislativa y eventuales movilizaciones. Además, se reforzará el diálogo con las regionales del interior, que ya demostraron su eficacia en la batalla por la Ley Bases, cuando lograron persuadir a varios legisladores provinciales de votar en contra.

Pero esta vez, reconocen, el desafío será mayor. En la Casa Rosada se prepara una ofensiva política y mediática para intentar dividir la resistencia sindical, y ya se detectaron señales de presión económica: el congelamiento de 60 mil millones de pesos comprometidos con las obras sociales sindicales. Esos fondos, parte de un fideicomiso creado en 2016, habrían sido retenidos como herramienta de negociación.

Las armas del Gobierno

Mientras los gremios afinan su modo resistencia, el Gobierno avanza con su propio plan. El presidente Javier Milei se reunió esta semana con gobernadores aliados para coordinar el tratamiento legislativo de la reforma. En el corazón del proyecto reaparecen figuras centrales del equipo desregulador, encabezadas por Federico Sturzenegger, que ya confirmó que el texto retomará los ejes del DNU 70.

Entre los puntos más controvertidos figuran el fin de la ultraactividad de los convenios colectivos, la posibilidad de acuerdos por empresa —que pasarían a funcionar como techo y no como piso de condiciones— y la eliminación de la cuota solidaria sindical, aporte que realizan los trabajadores no afiliados y que constituye una de las principales fuentes de financiamiento de los gremios.

El Ejecutivo argumenta que estos cambios son “modernizaciones necesarias”, mientras desde la CGT denuncian que se trata de un intento deliberado de desfinanciar a las organizaciones sindicales y debilitar su capacidad de negociación. En los despachos libertarios, ya circulan documentos que exhiben los montos que recaudan sindicatos como Camioneros o Comercio, con el claro objetivo de instalar el tema en la opinión pública y ganar apoyo mediático.

El peso de las internas

En paralelo, la CGT enfrenta dos disputas internas simultáneas: la renovación de su conducción y la crisis del peronismo tras la derrota electoral.

En el plano político, los dichos de Héctor Daer criticando a Cristina Fernández de Kirchner por su actitud el día de los comicios profundizaron las diferencias entre los sectores más dialoguistas y los que aún orbitan alrededor del kirchnerismo. “No estamos llegando a la gente. Hace falta una profunda autocrítica”, confió una fuente cercana a la conducción.

En lo interno, la central se encamina a elegir en noviembre un nuevo triunvirato conformado por Jorge Sola (Seguro), Cristian Jerónimo (Vidrio) y Maia Volcovinsky (Judiciales). Sin embargo, los sectores combativos cuestionan la fórmula por falta de representación propia y amenazan con romper si no se los incluye. Nadie, por ahora, quiere cargar con la responsabilidad de una fractura.

El tablero sindical y político argentino se encamina hacia una confrontación decisiva. El Gobierno libertario, envalentonado por las urnas, busca consolidar su proyecto de desregulación laboral; la CGT, debilitada por internas pero todavía influyente, intenta articular una resistencia que preserve los pilares del derecho del trabajo.

La batalla por la reforma laboral promete ser una prueba de fuerza institucional: pondrá en juego la capacidad de diálogo, la cohesión del movimiento obrero y la verdadera extensión del poder político del oficialismo. En el horizonte inmediato, se perfila un escenario de presión creciente donde cada movimiento tendrá impacto estructural en el futuro del trabajo en la Argentina.

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“Las mujeres debemos estar donde se toman las decisiones sindicales”

En una jornada que superó todas las expectativas, más de doscientas mujeres sindicalistas participaron del tercer Encuentro de Mujeres Trabajadoras organizado en la sede local de la CGT. La actividad contó con la presencia de tres dirigentes nacionales que impulsan la inclusión femenina en el triunvirato que conducirá la central obrera. Además, Ana Carrizo, secretaria general del SADOP, advirtió sobre los desafíos de género frente a la reforma laboral que impulsa el Gobierno nacional.

El martes 28 de octubre, la sede sanjuanina de la Confederación General del Trabajo fue escenario de una jornada inédita por su nivel de participación y por el debate que propuso. Más de doscientas trabajadoras y representantes de treinta organizaciones sindicales se dieron cita para exigir una representación real de las mujeres en los espacios de conducción de la central obrera.

El encuentro —organizado por la Secretaría de Género de la CGT provincial, encabezada por Mirna Moral (SEC), y con el acompañamiento de distintas secretarias generales— recibió la visita de tres referentes nacionales: Maya Volcovinsky (Judiciales Nacionales), Paula Martínez (UOCRA) y Marina Jaureguiberry, secretaria general del SADOP a nivel nacional. Las dirigentes recorren distintas provincias para fortalecer redes sindicales femeninas y respaldar la propuesta de incorporar una mujer al triunvirato que conducirá la CGT tras las elecciones del próximo 5 de noviembre.

“Somos muchas las mujeres que integramos comisiones directivas, delegaciones y espacios de base, pero aún somos pocas las que llegamos a cargos de máxima conducción”, señaló Ana Carrizo, una de las anfitrionas del encuentro y referente provincial del Sindicato Argentino de Docentes Privados. “Queremos tener nuestras representantes en ese triunvirato, porque no se puede seguir postergando la participación femenina en los lugares donde se definen las políticas sindicales”, subrayó.

Carrizo destacó el éxito de la convocatoria, lograda en apenas una semana de organización. “Nos excedió en las expectativas. No sólo por la cantidad de mujeres, sino por la diversidad de gremios presentes. Eso muestra que hay una necesidad colectiva de ser escuchadas y reconocidas”, explicó.

La sindicalista enfatizó que el reclamo no se limita a una cuestión simbólica o de cupo, sino que apunta a la ampliación real de la representatividad del movimiento obrero. “Cuando las mujeres participan, se fortalece el sindicalismo. No es una disputa de géneros, es una forma de sumar miradas, energías y legitimidad a la lucha colectiva”, remarcó.

Reforma laboral y perspectiva de género

Durante el encuentro también se abordaron los alcances de la reforma laboral que promueve el Gobierno nacional, particularmente en lo referido a la ampliación de la jornada de trabajo y la flexibilización de derechos. Carrizo advirtió que esas modificaciones impactarían de manera directa y desproporcionada sobre las mujeres.

“Si se piensa en una jornada laboral más extensa, las más perjudicadas vamos a ser las mujeres”, sostuvo. “Nosotras ya enfrentamos una doble carga: la laboral y la doméstica. Después del trabajo sindical o profesional, seguimos cuidando hijos, padres, personas enfermas o mayores. Por eso muchas veces terminamos aceptando empleos más flexibles, peores pagos y más precarios. Si se amplía la carga horaria, la desigualdad se profundiza”, explicó.

La dirigente consideró que el sindicalismo tiene el desafío de articular la defensa de los derechos laborales con la agenda de igualdad. “Este no es un reclamo aislado. Es la expresión de una generación de trabajadoras que ya está protagonizando los espacios sindicales y que no va a retroceder”, expresó.

A pocos días de las elecciones internas de la CGT, el movimiento obrero transita un momento clave: el desafío de ampliar su base de representación sin perder cohesión ni fuerza política. En ese marco, el reclamo de las mujeres sindicalistas deja de ser un pedido sectorial para convertirse en un imperativo de modernización del sindicalismo argentino.

Como resumió Ana Carrizo, “no se trata sólo de ocupar lugares, sino de fortalecer al conjunto del movimiento obrero desde la diversidad y la unidad”.

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