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La Comisión Nacional de Trabajo Agrario (CNTA), que depende de la cartera laboral, acordó ayer un aumento salarial no acumulativo del 17 por ciento en concepto de «revisión para el último tramo de la negociación convencional», por lo que la mejora interanual fue del 104 por ciento, informó la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores.

Un documento del gremio (Uatre), al mando de José Voytenco, señaló que la nueva recomposición totalizó una mejora del 104 por ciento para el período agosto 2022–julio 2023, y será aplicada un 10 por ciento este mes y otro 7 por ciento en julio próximo.

El acuerdo con las entidades empleadoras se produjo en el contexto de la CNTA para incrementar las remuneraciones mínimas a partir de la cláusula de revisión de 2022.

La Resolución 122/23 comprende a la totalidad del personal permanente de prestación continua comprendido en el Régimen Nacional de Trabajo Agrario de la Ley 26.727.

Voytenco expresó que de esta manera el gremio y las cámaras patronales concluyeron la negociación paritaria del año anterior, e informó que la Uatre ya realizó la presentación formal ante la CNTA para adelantar «la reapertura del diálogo convencional de este año».

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Tercer Encuentro de Mujeres en San juan: “Queremos compañeras en los máximos cargos de conducción”

Durante el 3° Encuentro de Mujeres Trabajadoras realizado en la CGT San Juan, referentes nacionales como Marina Jaureguiberry, Maia Volcovinsky y Paula Martínez reclamaron mayor representación femenina en los espacios de conducción sindical. El pedido llega en vísperas de la renovación de autoridades de la central obrera y expone una deuda estructural del movimiento obrero con la igualdad de género.

El sindicalismo argentino atraviesa una etapa de redefinición interna. A pocos días de que la Confederación General del Trabajo (CGT) elija una nueva conducción, un grupo de dirigentas nacionales levantó la voz para plantear un reclamo que ya no puede ser postergado: la participación efectiva de las mujeres en la estructura de poder del movimiento obrero.

El 3° Encuentro de Mujeres, reunió a decenas de delegadas sindicales de distintos puntos del país. La jornada estuvo encabezada por tres figuras de peso: Marina Jaureguiberry, del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP); Maia Volcovinsky, de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación (UEJN); y Paula Martínez, de la UOCRA. Todas coincidieron en un punto: la CGT necesita una conducción que refleje la diversidad del mundo laboral actual, donde las mujeres ya no son minoría, pero siguen sin ocupar los principales puestos de decisión.

“Tenemos muchas secretarias generales en todo el país, pero están invisibilizadas. Queremos compañeras en los máximos cargos de conducción y con poder real para decidir”, sostuvo Jaureguiberry, en una frase que sintetizó la demanda colectiva. El planteo va más allá de la representación simbólica: se trata de acceder al núcleo donde se definen las políticas, las estrategias gremiales y las alianzas de poder.

Durante la jornada se discutieron las brechas laborales y sindicales que persisten a pesar de los avances en la agenda de género. Las oradoras destacaron la necesidad de incorporar una mirada transversal sobre las desigualdades, no solo en la distribución de cargos, sino también en las condiciones de trabajo, los salarios y el reconocimiento de las tareas de cuidado. Recordaron que, durante la pandemia, las mujeres sostuvieron sectores esenciales —salud, educación, asistencia comunitaria— sin recibir un reconocimiento proporcional.

En uno de los pasajes más destacados del encuentro, Paula Martínez, representante de UOCRA Mujeres, abordó la transformación de sectores históricamente masculinizados. “La construcción sigue siendo un espacio dominado por varones, pero las mujeres siempre estuvieron ahí, solo que nadie las veía. Hoy empezamos a ocupar lugares y a organizarnos para cambiar esa cultura desde adentro”, afirmó. Su reflexión marcó un punto clave: la inclusión no se decreta, se conquista en el terreno y se consolida con formación, presencia y persistencia.

Por su parte, Maia Volcovinsky apeló a una idea de sindicalismo renovado: “La participación no se impone desde un estrado; se construye desde la confianza y la horizontalidad. Si queremos debatir el país que viene, necesitamos que las mujeres estén en esa mesa”. Su mirada aportó una lectura política de fondo: sin una reforma cultural dentro del movimiento obrero, no habrá paridad genuina, y las conquistas formales seguirán siendo parciales.

El reclamo no se da en el vacío. Llega en un contexto en el que la CGT se prepara para elegir nuevas autoridades el 5 de noviembre, tras la decisión de los actuales secretarios generales —Héctor Daer, Carlos Acuña y Octavio Argüello— de no buscar la reelección. Ese recambio abre una oportunidad inédita para revisar la composición de la conducción y dar lugar a una dirigencia más representativa del nuevo mapa laboral argentino.

La cuestión de género en el sindicalismo no es solo un tema de justicia interna: es también un desafío estratégico. El rol de las mujeres trabajadoras en la economía, en el sector público y privado, en la industria y los servicios, creció de manera sostenida en las últimas décadas. Sin embargo, las estructuras gremiales continúan respondiendo a una lógica vertical y masculina, heredera de un tiempo donde la representación obrera era casi exclusivamente masculina.

El debate abierto en San Juan excede los límites del sindicalismo: interpela a toda la estructura de poder del país. Las mujeres de la CGT no reclaman un gesto simbólico, sino un cambio cultural que democratice la toma de decisiones y refleje la pluralidad del movimiento obrero.

A medida que la central sindical se encamina hacia una nueva etapa, el reclamo por la igualdad de género deja de ser una demanda sectorial y se convierte en un test de modernidad institucional.

El futuro de la CGT —y del sindicalismo argentino— dependerá, en gran parte, de su capacidad para incorporar esa diversidad sin perder cohesión ni fuerza política.
En definitiva, el desafío no es solo abrir espacios, sino redefinir el poder desde una perspectiva más justa, inclusiva y representativa.

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Trabajadores del PAMI endurecen medidas de fuerza y denuncian una pérdida del 60% del poder adquisitivo

Los gremios del PAMI iniciaron un nuevo plan de lucha en rechazo al aumento menor al 3% ofrecido por el Gobierno nacional para todo 2025. Tras doce meses de salarios congelados, las organizaciones sindicales consideran la propuesta “una provocación” y denuncian el deterioro en la atención a jubilados y pensionados. Las medidas incluyen paros parciales y una marcha al Ministerio de Desregulación.

El conflicto salarial en el PAMI ingresó en una etapa crítica. Tras un año sin actualizaciones, los trabajadores de la obra social de los jubilados decidieron profundizar las medidas de fuerza luego de que el Gobierno ofreciera un incremento del 1,2% para octubre, 0,8% en noviembre y 0,8% en diciembre, un total que no supera el 2,8% trimestral.

La propuesta, presentada por funcionarios del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, fue rechazada de plano por los sindicatos ATE, SUTEPA, APPAMIA y UTI, que la consideraron insuficiente y “desconectada de la realidad inflacionaria”.

“El último aumento fue en octubre del año pasado, de apenas 3,5%. Desde entonces, los sueldos permanecen congelados, mientras los precios crecieron más del 100%. Los trabajadores del PAMI perdieron más del 60% de su poder adquisitivo”, señaló un documento conjunto difundido por los gremios.

El cronograma de medidas comenzó este martes 28 con un paro de dos horas entre las 12 y las 14, continuará el miércoles 29 con una nueva interrupción de tres horas, y culminará el jueves 30 con una movilización nacional. Los sindicatos se concentrarán al mediodía frente a la sede central de la entidad, en avenida Corrientes 655, y marcharán hacia el Ministerio de Desregulación, donde exigirán una reapertura inmediata de la negociación paritaria.

“Una política de recorte que afecta también a los jubilados”

El secretario general de ATE Nacional, Rodolfo Aguiar, cuestionó duramente la postura oficial. “Esta política de recorte salarial no solo golpea a los trabajadores, sino que repercute directamente en la atención de más de cinco millones de jubilados. No se trata de un reclamo sectorial, sino de una situación que afecta a todo el sistema previsional”, afirmó.

Aguiar describió la última oferta del Gobierno como “una provocación destinada a agravar el conflicto” y adelantó que las medidas podrían extenderse si no hay respuestas. “Vamos a profundizar el plan de acción, porque nuestras demandas son legítimas. No pedimos privilegios, exigimos respeto y una compensación mínima por el esfuerzo que sostenemos día a día”, agregó.

Durante los paros, las oficinas del PAMI funcionan con dotaciones reducidas, lo que genera demoras en trámites, entrega de medicamentos y atención médica. Los sindicatos advirtieron que el deterioro en las condiciones laborales ya tiene un correlato directo en la calidad del servicio: “Con salarios congelados y personal agotado, es imposible garantizar la atención que los jubilados merecen”, indicaron en un comunicado.

Silencio oficial y malestar creciente

Hasta el momento, el Gobierno no se pronunció públicamente sobre el nuevo plan de lucha ni sobre la posibilidad de revisar la pauta ofrecida. La falta de interlocutores claros y la decisión de centralizar las negociaciones en el Ministerio que conduce Federico Sturzenegger incrementaron el malestar en los sindicatos, que reclaman un canal de diálogo “serio y con responsabilidad institucional”.

Fuentes gremiales señalan que el congelamiento salarial del PAMI se inscribe en un marco de ajuste generalizado en el sector público, que ya afecta a organismos como el ANSES, la Superintendencia de Salud y el propio Ministerio de Trabajo. “El problema no es solo el porcentaje, sino la falta de voluntad de discutir una recomposición real. Es una decisión política de achicar el Estado a costa de los trabajadores y de los jubilados”, advirtieron desde ATE.

Analistas laborales consultados coinciden en que el conflicto del PAMI puede transformarse en un caso testigo. La paritaria del organismo, congelada desde noviembre de 2024, refleja la tensión estructural entre la política de contención del gasto público y la presión sindical por recuperar ingresos en un contexto de inflación persistente.

Contexto económico y desgaste institucional

El reclamo del PAMI no ocurre en el vacío. Se da en medio de una contracción del consumo, aumento de la pobreza y deterioro de los salarios públicos, que acumulan más de una década de pérdida sostenida frente a la inflación. La promesa de “orden fiscal” del Gobierno convive con un creciente descontento social, y el sistema previsional —por su magnitud y su impacto directo en la vida de millones de personas— se convierte en un escenario sensible.

“Mientras el Ejecutivo busca mostrar disciplina en el gasto, lo que se ve en la base es desfinanciamiento y desmotivación. Los trabajadores del PAMI están sosteniendo la estructura con salarios de hace un año y sin horizonte de recomposición”, señaló un economista especializado en políticas públicas.

La erosión también se percibe en la estructura institucional. En varias provincias, los empleados de la obra social argumentan que faltan insumos básicos, personal administrativo y recursos tecnológicos, lo que profundiza los retrasos y eleva la conflictividad interna.

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San Juan, epicentro del reclamo por la paridad sindical en la CGT

La CGT San Juan abrirá sus puertas este martes 28 de octubre para recibir a destacadas dirigentes nacionales del movimiento obrero, en una jornada que promete ser histórica.
El Encuentro de Mujeres Trabajadoras, que se desarrollará de 9 a 12 horas en España 366 Sur, convoca a trabajadoras, militantes y representantes gremiales para debatir el presente y futuro del sindicalismo argentino desde una mirada feminista y federal.

El evento contará con la presencia de Marina Jaureguiberry, secretaria general del SADOP nacional; Maia Volcovinsky, co-secretaria de Derechos Humanos de la CGT; y Paula Martínez, referente sindical, quienes llegarán a San Juan en el marco de una recorrida nacional por las regiones del país.

El objetivo: fortalecer la red de mujeres sindicalistas y consolidar la demanda por una conducción compartida en la CGT, donde la representación femenina tenga un lugar real en la toma de decisiones.

La lucha por una conducción paritaria

El reclamo por una mujer en el triunvirato de la CGT no es nuevo, pero hoy adquiere un impulso inédito.
En los últimos meses, más de 500 dirigentas de 34 gremios participaron en encuentros nacionales donde se elaboró la “Declaración de las Mujeres Trabajadoras de la CGT”, un documento que exige la plena participación de las mujeres en la conducción sindical y reivindica la paridad como una expresión de justicia y de representatividad.

“El protagonismo femenino dentro del movimiento obrero ya no es una aspiración, es una realidad cotidiana que debe reflejarse en la estructura de poder”, sostiene el texto, leído en una multitudinaria reunión de la Mesa de Mujeres de la CGT.

Allí se enfatizó que la paridad no debe ser vista como una concesión, sino como una consecuencia natural del trabajo, la militancia y la construcción colectiva que las mujeres han desarrollado durante décadas en los distintos gremios.

Entre los principales referentes sindicales que respaldaron esta iniciativa se encuentran Héctor Daer, Andrés Rodríguez, José Luis Lingeri, Jorge Sola, Cristian Jerónimo y Julio Piumato, quienes participaron de los debates en señal de apoyo a un proceso que, aunque interno, tiene una fuerte proyección política y social.

De Eva Perón a las nuevas generaciones

El avance de las mujeres dentro de la CGT se consolidó a partir de la reforma del Estatuto en 2021, que incorporó la paridad de género en el Consejo Directivo. Desde entonces, se multiplicaron los espacios de formación, los encuentros regionales y las articulaciones entre gremios.

Ese proceso de fortalecimiento tuvo su anclaje simbólico en una tradición que se remonta a los orígenes mismos del movimiento obrero organizado y a la figura de Eva Perón, que supo conjugar el poder político con la organización de las trabajadoras.

“Venimos de una historia que nos legó Eva Perón: la organización y el poder de las mujeres. Este es un día histórico; cuando se cuente esta historia podremos decir que estuvimos acá, siendo protagonistas”, afirmó Marina Jaureguiberry, secretaria general del SADOP, durante uno de los encuentros recientes.

En la misma línea, Maia Volcovinsky destacó:
“Si pedimos estar en los niveles de decisión es porque lo practicamos hacia adentro. Somos quienes más sufrimos las políticas neoliberales, pero también las que más trabajamos para revertirlas. Nuestra participación fortalece a la CGT y al país.”

El desafío de representar a todas

El reclamo por una mujer en el triunvirato apunta a redefinir la distribución real del poder dentro del sindicalismo argentino. En una CGT históricamente conducida por hombres, las dirigentas sostienen que la inclusión femenina aporta una perspectiva más amplia y social, que abarca no solo la defensa del empleo y los salarios, sino también las condiciones de vida, la equidad y la economía del cuidado.

En un contexto económico complejo —marcado por la pérdida del poder adquisitivo, la informalidad y la precarización—, el sindicalismo femenino emerge como un actor estratégico para reconstruir una agenda de derechos con perspectiva de género y justicia social.

La “Declaración de las Mujeres Trabajadoras” lo sintetiza con claridad:

“Somos parte sustancial de la unidad. Nacimos y crecimos dentro del trabajo, de la organización y de la lucha. Sostenemos la fuerza, el pensamiento y la estructura del sindicalismo argentino.”

El Encuentro de Mujeres Trabajadoras en la CGT San Juan no será una jornada más en el calendario sindical. Se trata de un punto de inflexión en la disputa por la representación real dentro del movimiento obrero, donde el interior del país toma protagonismo y las mujeres exigen ocupar el lugar que ya ganaron en la práctica.

La visita de las referentes nacionales y la movilización local de trabajadoras consolidan una convicción compartida: la transformación del sindicalismo argentino será con las mujeres adentro, o no será. San Juan, esta vez, se convierte en el escenario donde ese cambio empieza a tomar forma.

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