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La nueva fórmula permitirá que las jubilaciones suban 8,07% en marzo, según adelantaron desde ANSES. La cifra supera en 0,89 puntos lo que los jubilados hubieran recibido si se mantenía la fórmula anterior

Los jubilados van a recibir un aumento de más del 8% en marzo, de acuerdo a lo que indica la flamante ley de movilidad. Este incremento será casi un punto superior al que los adultos mayores hubieran recibido si se mantenía la norma de Cambiemos.

La nueva fórmula permitirá que las jubilaciones suban 8,07% en marzo, pudo confirmar el portal El Destape de fuentes de ANSES. Este incremento será el mayor otorgado desde el inicio de la gestión de Alberto Fernández.
La cifra no garantiza que el alza le gane a la inflación, más cuando los precios aumentaron 4% en enero y se estima que febrero cerrará en torno al 3,3%. De concretarse ese escenario, el Gobierno evalúa aplicar algún adicional, que puede tomar la forma de bono, para evitar que los jubilados pierdan poder adquisitivo.

No obstante, desde el Ministerio de Economía estiman que este año las jubilaciones le van a ganar a la inflación, ya que la recaudación consiguió un crecimiento sostenido, al igual que el empleo, las fuentes de donde se nutre la movilidad.

Este 8,07%, no obstante, supera en 0,89 puntos lo que hubieran recibido si se mantenía la fórmula

macrista. En ese caso, habrían visto un incremento de tan sólo el 7,18%.

En rigor de la verdad, la ley que sancionó el Congreso el 30 de diciembre calca la ecuación creada por el kirchnerismo, que pondera en un 50% la recaudación de ANSES y en otro 50% la mejora salarial. Su diferencia radica en que la vigente aplica incrementos trimestrales en lugar de semestrales, lo que juega a favor de los jubilados.

En 2017, Mauricio Macri impuso una nueva, calificada como “recorte jubilatorio”. Consistía en una fórmula que subió los haberes basada en un 70% por la inflación pasada y en un 30% por la evolución de los sueldos formales.

Las jubilaciones, mejor que las paritarias

La pandemia golpeó a toda la economía y redujo fuertemente los ingresos del Estado. Aún así, en 2020 las jubilaciones acumularon un 35,5% de aumento. Se consolidaron de esta forma como el segundo incremento más importante en comparación con las distintas paritarias sectoriales. Los trabajadores azucareros consiguieron 38%, los únicos por encima.

En un contexto de crisis internacional en términos sanitarios, económicos y políticos, la economía mundial se contraerá un 4,4%, y la latinoamericana caerá un 8,1%, según proyecciones del FMI. Ante el estallido de la crisis los trabajadores del sector privado sufrieron el deterioro de sus ingresos en todos los países y, en aquellos con menos derechos laborales adquiridos, la pérdida de sus empleos debido a la flexibilización de sus condiciones laborales.

Las empresas también se vieron altamente perjudicadas en todo el mundo. En algunos casos, las políticas de protección del empleo debieron aplicarse en forma de transferencias directas a empresas con el fin de evitar cierres y pérdidas de puestos de trabajo, como el ATP que llevó adelante el Gobierno nacional.

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La CTA de los Trabajadores y la CGT avanzan en un proyecto propio de reforma laboral

El titular de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, advirtió que la reforma laboral que impulsa el oficialismo “nacería viciada” y confirmó que las centrales sindicales elaboran una propuesta alternativa. Señaló que el Gobierno carece de diálogo, prioriza el ajuste y omite un debate clave: el presupuesto que definirá el rumbo en áreas sensibles como jubilaciones, educación y discapacidad.

En un clima de conflictividad creciente entre el movimiento obrero y el Gobierno nacional, el secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, confirmó que su central trabaja junto a la CGT en la elaboración de una propuesta alternativa de reforma laboral, en contraste con el proyecto que impulsa la administración de Javier Milei.

El dirigente se refirió a la advertencia que la CGT transmitió al Ejecutivo acerca de que cualquier reforma laboral podría “nacer viciada” si se avanza sin consenso y sin respetar principios constitucionales. El escenario se vio agravado por las tensiones con los trabajadores estatales y el anuncio de que se descontará el día a quienes adhieran al paro convocado por ATE.

“Hay temas para reformar, pero no en la dirección que busca el Gobierno”

Yasky sostuvo que, aunque el oficialismo dejó trascender que las reformas tributaria y laboral son prioridad, “aún no existe un proyecto formal”. Y remarcó que, antes de discutir cambios en las leyes del trabajo, debe debatirse el presupuesto nacional, que marcará la orientación del Gobierno en áreas cruciales como jubilaciones, universidades públicas y asistencia a personas con discapacidad.

Recordó además que el primer intento oficial de modificar el régimen laboral —incluido en el capítulo del DNU declarado inconstitucional— fracasó por violar garantías básicas.
“Tenemos que ponernos en guardia, porque está claro que el Gobierno intenta aplicar una política de ajuste y para eso necesita disciplinar a los sindicatos”, sostuvo.

Ante esa situación, explicó que la CGT ya trabaja en líneas de reforma alternativas, que incluyen:

. regulaciones para plataformas digitales,

. reducción o adecuación de la jornada laboral,

. ampliación de licencias parentales,
entre otros puntos que buscan modernizar la legislación sin precarizar derechos.

Falta de diálogo y alerta por un retroceso histórico

Yasky también cuestionó la ausencia de diálogo con el movimiento obrero.
“El Gobierno no convocó ni a la CGT ni a la CTA. Está buscando los votos que le faltan entre los gobernadores”, planteó.

Consultado sobre los riesgos de la reforma, advirtió que un modelo que retroceda hacia formas de prepensionismo derivaría en una “carencia total de derechos laborales”, y alertó que podría existir intención de desarticular convenios colectivos nacionales, un pilar histórico de la negociación entre gremios y empleadores.

En ese sentido, Yasky consideró imprescindible definir una reforma laboral moderna, que parta de un nuevo contrato social en el cual los salarios acompañen la canasta de consumo familiar y ningún trabajador quede por debajo de la canasta básica.
“Lo que parece una utopía se puede convertir en realidad si uno fija prioridades”, afirmó.

Críticas al esquema de subsidios y el rol de las grandes corporaciones

En su análisis económico, Yasky cuestionó la continuidad de subsidios estatales a conglomerados como Mercado Libre, a los que calificó como “grupos muy poderosos” que reciben beneficios fiscales mientras millones de trabajadores no alcanzan un ingreso digno.

Además, señaló que otros sectores, como el petrolero, mantienen regímenes de promoción, mientras las pymes enfrentan una competencia desigual por la apertura importadora, lo que profundiza la asimetría productiva.

Un foro para reconstruir una agenda social

El referente gremial participó esta semana del Foro para la Defensa del Trabajo y la Justicia Social, un espacio que reunió a jueces laborales, dirigentes sindicales y legisladores para debatir una agenda de reformas destinada a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores.

En la mesa “La justicia social no es una aberración”, los participantes analizaron el retroceso de derechos en el contexto actual y defendieron el fortalecimiento de las organizaciones sindicales como herramienta para resistir iniciativas como la reforma laboral que el Gobierno buscará aprobar.

Mientras el Gobierno prepara su proyecto laboral, las centrales sindicales avanzan en una contraofensiva técnica y política que busca instalar un debate diferente: uno centrado en modernizar la legislación sin resignar derechos, garantizando salarios dignos y protegiendo el empleo. Con el presupuesto como telón de fondo y una negociación aún no iniciada, el escenario anticipa un nuevo capítulo de tensión entre el oficialismo y el movimiento obrero, en un momento clave para el futuro del trabajo en la Argentina.

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Otro amparo intenta bloquear la venta de Nucleoeléctrica y alerta por riesgos para la soberanía energética

Un concejal bonaerense presentó un nuevo amparo colectivo para impedir la venta parcial de Nucleoeléctrica Argentina S.A. El planteo, que se suma a otro presentado en Córdoba, cuestiona la constitucionalidad del Decreto 695/2025 y advierte que la privatización de una empresa rentable y estratégica pone en riesgo la soberanía y la seguridad energética del país.

La ofensiva judicial contra el plan de privatización de empresas públicas impulsado por el gobierno de Javier Milei sumó en las últimas horas un nuevo capítulo. Fernando Martínez, concejal del partido bonaerense de Exaltación de la Cruz, presentó un amparo colectivo ante el Juzgado Federal de Campana para frenar la venta del 44% de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA), la compañía estatal responsable de operar las tres centrales nucleares del país.

El recurso constituye el segundo amparo presentado desde que se conoció la intención oficial de avanzar con la privatización, y plantea la inconstitucionalidad del Decreto 695/2025, norma que habilita el proceso de enajenación parcial de la empresa. El texto también advierte sobre los riesgos que implicaría una privatización en un sector altamente sensible para la planificación nacional.

NA-SA opera las centrales Atucha I, Atucha II y Embalse, pilares del sistema nuclear argentino y activos estratégicos construidos a lo largo de décadas. A contramano de la justificación esgrimida por el Ejecutivo —que sostiene que deben venderse las empresas públicas deficitarias—, la firma no solo no registra pérdidas, sino que es rentable: en el primer trimestre del año obtuvo 17 millones de dólares de superávit.

En su presentación, Martínez fue contundente:
“Privatizar una empresa eficiente y segura no tiene justificación técnica ni económica. Es una decisión política que pone en riesgo obras estratégicas y la estabilidad del sistema. La energía nuclear no puede quedar en manos de intereses privados.”

El amparo solicita, además, una medida cautelar inmediata para suspender cualquier instancia de «licitación, oferta o transferencia de acciones», de manera tal de preservar la situación actual mientras la Justicia analiza los planteos en curso.

El concejal también advierte sobre los riesgos de una privatización parcial, al considerar que podría derivar en aumentos tarifarios, reducción de inversiones y un progresivo desfinanciamiento del sector nuclear. “Los usuarios pierden protección frente a intereses que priorizan rentabilidad sobre el servicio”, sostiene el escrito.

Este nuevo amparo se suma al presentado semanas atrás por la diputada de Unión por la Patria (UxP) Gabriela Estévez, quien reclamó la nulidad del mismo decreto y de la Resolución 1751/2025 del Ministerio de Economía, expediente que tramita en el Juzgado Federal N° 3 de Córdoba, a cargo del juez Hugo Vaca Narvaja.

Martínez cerró su presentación con un planteo central:
“Nucleoeléctrica es un bien público construido con décadas de inversión, conocimiento y compromiso argentino. No se puede vender lo que no se puede justificar. Mucho menos sin consulta pública ni control legislativo.”

La posible privatización de NA-SA se encamina a convertirse en uno de los debates más complejos del ciclo político actual: involucra soberanía energética, seguridad estratégica, tarifas, inversiones y el rol del Estado en sectores críticos. Con dos amparos en curso y nuevos cuestionamientos de especialistas, legisladores y organizaciones sociales, el Gobierno enfrenta un creciente frente judicial y político que podría frenar, demorar o incluso bloquear su avance sobre una de las empresas más sensibles del entramado energético nacional.

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El Gobierno prepara retiros, fusiones y recortes en los Medios Públicos

La administración de Javier Milei avanza en un nuevo plan de retiros voluntarios en la Televisión Pública y Radio Nacional, con el objetivo de reducir la planta de trabajadores y reconfigurar el sistema estatal de medios. El proceso estará encabezado por Javier Lanari, reciente secretario de Medios, y se enmarca en un proyecto de vaciamiento, fusión institucional y futura privatización.

La medida alcanzará a los 2400 empleados que componen las dotaciones de la Televisión Pública —con unos 1300 trabajadores— y de Radio Nacional, que suma otros 1100. La intención oficial es que el proceso esté encaminado antes de fin de año, para luego realizar una nueva evaluación interna y definir el destino futuro de las áreas que permanezcan en actividad.

De acuerdo con fuentes oficiales citadas en la decisión, “la idea es abrir el retiro voluntario, evaluar el nivel de adhesión y, sobre esa base, establecer la escala de indemnizaciones correspondientes”. El Gobierno sostiene que los montos serán “razonables” y proporcionales a la antigüedad y el rango de cada trabajador.

El operativo político-administrativo estará conducido por Javier Lanari, ahora secretario de Medios y Comunicación, quien se convirtió en el principal ejecutor de la política de ajuste en este sector. Su desembarco se produjo luego de que Manuel Adorni asumiera funciones ampliadas como ministro coordinador.

En paralelo, la subsecretaria de Medios, Bárbara Pintelos, fue incorporada meses atrás para supervisar la coordinación general de las políticas sobre los Medios Públicos, convirtiéndose en una pieza clave en el diseño de la reestructuración.

Fusiones y privatización: el horizonte

Más allá del achique de personal, dentro del Gobierno ya se deja trascender la posibilidad de fusionar RTA (Radio y Televisión Argentina) con Contenidos Artísticos e Informativos, con el argumento de que la estructura actual es costosa, desarticulada y poco eficiente.

El oficialismo plantea además una renovación total de la imagen de la Televisión Pública, con cambios en colores, tipografías, identidad visual y una reconfiguración de la grilla de programación, como parte del proceso que consideran un paso previo a la futura privatización del sistema.

Tensión con los gremios

Los sindicatos del sector se encuentran en estado de alerta, denunciando que el vaciamiento estructural ya está en marcha y advirtiendo que el retiro voluntario podría transformarse en un mecanismo encubierto de presión hacia los trabajadores. El Gobierno, en cambio, insiste en que la decisión responde a un criterio de eficiencia y sustentabilidad fiscal.

La nueva ofensiva del Gobierno sobre los Medios Públicos confirma una orientación clara: reducir planteles, fusionar estructuras y preparar el terreno para la privatización. Con Javier Lanari como ejecutor, la administración de Milei avanza con una política de recorte que promete tensiones con los gremios y una profunda transformación del sistema estatal de comunicación, cuyo futuro queda atado a la aceptación de los retiros y al margen de negociación que se abra en los próximos meses.

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