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El PJ impulsa una contrarreforma laboral y desafía al Gobierno: salarios dignos y menos horas de trabajo

Mientras el Congreso se prepara para debatir la reforma laboral impulsada por el Ejecutivo, el Partido Justicialista avanza con un proyecto alternativo que busca revertir la pérdida de derechos, recomponer salarios y reducir la jornada de trabajo. La iniciativa, coordinada por la diputada Vanesa Siley, propone un nuevo paradigma laboral centrado en la calidad de vida, la salud y la redistribución del tiempo.
A la espera del tratamiento parlamentario de la reforma laboral promovida por el gobierno de Javier Milei, el peronismo decidió mover primero. Un grupo de legisladores nacionales del PJ, articulados entre Diputados y el Senado, trabaja en una contrarreforma laboral que se presenta como una respuesta integral al proyecto oficial y que apunta, según sus impulsores, a mejorar las condiciones reales de vida de los trabajadores.
La iniciativa es coordinada por la diputada nacional Vanesa Siley, referente del ámbito judicial, en conjunto con senadores de Unión por la Patria como Mariano Recalde y Anabel Fernández Sagasti, con el objetivo de unificar una estrategia legislativa común en ambas cámaras. El proyecto fue bautizado “Actualización Laboral” y se estructura en torno a ocho ejes centrales.
El punto de partida es un diagnóstico político y social explícito. Para el PJ, la reforma libertaria no generará empleo genuino, sino que profundizará la precarización y la pérdida de derechos. “Lo primero que vamos a plantear es un diagnóstico. El Gobierno sostiene que flexibilizar el trabajo crea empleo registrado. Ese latiguillo lo vamos a desarmar y dejar plasmado en los fundamentos”, afirmó Siley.
Según el borrador del proyecto, los salarios actuales resultan insuficientes, lo que empuja a millones de trabajadores a la pluriactividad, la informalidad y nuevas formas de empleo desregulado, especialmente en plataformas digitales. “La principal necesidad es la plata, porque el sueldo no alcanza. Como consecuencia, la clase trabajadora toma más de un empleo o más actividades”, señalaron desde el equipo redactor.
Este fenómeno, advierten, genera una consecuencia directa: más horas de trabajo, menos tiempo de descanso y un deterioro progresivo de la salud física y mental. Sobre ese trípode —ingresos, tiempo y salud— se apoya la arquitectura de la contrarreforma.
Uno de los capítulos más relevantes es la recuperación del poder adquisitivo. El PJ plantea restituir el sentido pleno del Salario Mínimo, Vital y Móvil, estableciendo que debe cubrir efectivamente el costo de la Canasta Básica Total. La brecha actual es contundente: mientras el salario mínimo ronda los 338.400 pesos, la canasta supera el millón doscientos mil. Para el peronismo, esa diferencia evidencia un incumplimiento legal y social.
La propuesta también defiende paritarias libres, sin topes ni condicionamientos, en abierta oposición a la política oficial de vincular los aumentos salariales a la productividad. Además, establece que los salarios deben abonarse íntegramente en dinero, descartando cualquier forma de pago en especie, como alimentos o vivienda.
Jornada laboral, licencias y plataformas
Otro de los pilares del proyecto es la reducción de la jornada laboral. Desde las actuales 48 horas semanales, el PJ propone avanzar a un máximo de 42 horas, con el horizonte de alcanzar las 40 horas —e incluso seis horas diarias— en el mediano plazo. El argumento es técnico y político: los avances tecnológicos permiten reorganizar el trabajo sin afectar la producción.
En ese marco, el peronismo rechaza de plano la propuesta oficial de habilitar jornadas extensas mediante bancos de horas. “Es un retroceso histórico. Hoy la digitalización, la inteligencia artificial y la nanotecnología permiten trabajar menos, no más”, sostienen desde el espacio.
La iniciativa también amplía de manera significativa las licencias parentales. La licencia por paternidad pasaría de dos días a 90 días, mientras que la maternidad y la adopción se fijan en 120 días, con cobertura de la ANSES e inclusión de monotributistas y autónomos. El objetivo es avanzar hacia una distribución más equitativa de las tareas de cuidado y romper estereotipos de género.
Un capítulo específico está dedicado a los trabajadores de plataformas digitales, un sector que hoy carece de protección integral. El proyecto garantiza negociación colectiva, transparencia algorítmica, cobertura por accidentes, derecho a vacaciones, provisión de elementos de seguridad, atención personalizada y libertad sindical dentro de las plataformas.
Salud, ganancias y desconexión digital
La contrarreforma incorpora además el derecho a la desconexión digital, prohibiendo comunicaciones laborales fuera del horario de trabajo, salvo compensación en tiempo y dinero. En paralelo, propone la creación obligatoria de Comités Mixtos de Seguridad, Salud y Prevención de Riesgos en empresas de más de 50 trabajadores, con especialistas en salud mental y riesgos psicosociales.
Otro punto de alto impacto político es la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, tal como lo establece el artículo 14 bis de la Constitución Nacional. El reparto sería anual y excluiría a las micro, pequeñas y medianas empresas, con el objetivo de redistribuir ingresos y dinamizar el mercado interno.
Con la Actualización Laboral, el Partido Justicialista busca instalar un modelo alternativo al que impulsa el Gobierno nacional: menos horas de trabajo, salarios que alcancen para vivir, más derechos y una centralidad renovada de la salud y el tiempo personal. Lejos de una discusión meramente técnica, el debate que se abre en el Congreso expone dos concepciones opuestas del mundo del trabajo.
Mientras el oficialismo apuesta a la flexibilización como vía de ajuste, el peronismo propone una contrarreforma que pone el foco en la dignidad laboral y la calidad de vida. El choque de modelos ya está planteado y promete convertirse en uno de los ejes centrales de la agenda política y social de los próximos días.