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Reforma laboral: la CGT busca alinear posiciones con sus diputados y endurece el discurso

Ante la falta de interlocución con el Gobierno y en medio de fuertes presiones internas, la conducción renovada de la CGT recibe este martes a los diputados nacionales de extracción sindical para consensuar una estrategia parlamentaria contra la reforma laboral que impulsa Javier Milei. El encuentro, que se realizará en la sede de Azopardo, busca unificar criterios frente a un proyecto que la central considera regresivo y que divide posturas dentro del movimiento obrero.
La nueva conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT) encara su primera acción política de peso desde su asunción: una reunión con los diputados nacionales vinculados al mundo sindical para avanzar en un frente común contra el proyecto de flexibilización laboral del Gobierno nacional. La convocatoria surge ante la ausencia de una mesa de negociación formal con la administración de Javier Milei, que hasta el momento no ha llamado a debatir los aspectos centrales de la reforma en el plano tripartito.
La decisión fue tomada en la última reunión de la mesa chica cegetista realizada en la sede porteña de UPCN, bajo la conducción del flamante triunvirato compuesto por Octavio Argüello (Camioneros), Jorge Sola (Seguros) y Cristian Jerónimo (Vidrio). Allí se resolvió avanzar en una articulación directa con los legisladores sindicales, considerados un eslabón decisivo para condicionar el camino legislativo del proyecto.
Entre los diputados convocados figuran Vanesa Siley (Judiciales Ciudad), Sergio Palazzo (La Bancaria), Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores) —todos ellos con renovación de mandato— y Hugo Moyano (hijo), quien asumirá el 10 de diciembre. También participarán los actuales legisladores gremiales Mario “Paco” Manrique (SMATA), Carlos Cisneros (Bancarios) y José Gómez (Luz y Fuerza), con mandatos vigentes hasta 2027.
Presiones internas y el pedido de un tono más firme
La previa del encuentro llegó caldeada. Mario Manrique, referente del SMATA y uno de los diputados sindicales más cercanos al kirchnerismo, lanzó una advertencia directa a la conducción cegetista:
“Acá es blanco y negro. No es momento para especular ni para andar por la vereda del medio”, afirmó. El legislador reclamó una postura más contundente frente a lo que considera un avance regresivo del Gobierno y no descartó una escalada en el plano social.
“La calle va a tomar un protagonismo fundamental”, anticipó, recordando que la CGT debe sostener los compromisos que asume si pretende retener la confianza de los trabajadores.
Sus declaraciones evidenciaron las tensiones internas que atraviesa la central obrera: mientras un sector busca sostener un canal de diálogo con el oficialismo, las alas más duras presionan por endurecer la respuesta y activar mecanismos de protesta en caso de que el Gobierno insista en avanzar sin consensos.
Cristian Jerónimo, dirigente del vidrio e integrante del triunvirato, fue categórico:
“No vamos a aceptar ninguna propuesta regresiva que implique quita de derechos: jornada de 12 horas, banco de horas, salario por productividad. Nada de eso tiene viabilidad”, sostuvo. Además, cuestionó el rol del Consejo de Mayo, en el que participa Gerardo Martínez (UOCRA), al señalar que no se observa “ningún tratamiento serio” sobre propuestas concretas.
Un Gobierno confiado en la nueva correlación de fuerzas parlamentaria
Aunque existían versiones sobre una posible reunión con el ministro del Interior, Diego Santilli, hasta el momento no hubo confirmación oficial. En el encuentro que mantuvo con autoridades de la Unión Industrial Argentina la semana pasada, trascendió que Santilli deslizó ante Sola y Jerónimo que habría una convocatoria y que “el contenido de la reforma no es el que trascendió”. Sin embargo, ese gesto no alcanzó para calmar las dudas dentro de la CGT.
En la central interpretan que el Gobierno apuesta a la nueva composición del Congreso para avanzar sin necesidad de acuerdos amplios. Esa lectura —sumada a filtraciones sobre propuestas como la ampliación de la jornada laboral, la desregulación de horas de trabajo, la disminución de aportes patronales y la facilitación de despidos— encendió todas las alarmas en el movimiento obrero.
Los puntos más conflictivos de la reforma laboral
Entre los aspectos del proyecto que generan mayor rechazo se destacan:
La limitación de la ultraactividad de los convenios colectivos.
La priorización de acuerdos por empresa por sobre los convenios de actividad.
La reglamentación del derecho de huelga en servicios esenciales.
La flexibilización de la jornada laboral, con mecanismos como el banco de horas.
La reducción de aportes patronales y la facilidad para despidos sin causa justificada.
Manrique fue tajante al respecto:
“Ninguna reforma laboral creó puestos de trabajo. Todas se plantearon en épocas de crisis para abaratar despidos”, sostuvo.
Un escenario dividido y la búsqueda de unificarse
La CGT llega a este encuentro atravesada por dos tensiones simultáneas: por un lado, la estratégica, vinculada a cómo enfrentar la reforma; por otro, la política, donde el kirchnerismo busca influir para empujar a la central hacia una postura más confrontativa. El triunvirato, mientras tanto, intenta sostener un equilibrio entre mantener canales abiertos con el Gobierno y responder al clima de su propia base.
El encuentro de esta tarde en Azopardo 802 es clave para definir el tono que adoptará la CGT en las próximas semanas. Con un Gobierno que avanza sin señales claras de negociación y con sectores internos reclamando firmeza, la central obrera deberá resolver si opta por profundizar la presión política en el Congreso, reforzar la estrategia de movilización o apostar a un equilibrio complejo entre ambos caminos.
Lo cierto es que la reforma laboral se perfila como uno de los debates más tensos del nuevo ciclo político, y la posición que adopte la CGT determinará no solo su peso institucional, sino también el nivel de conflictividad social en los meses por venir.