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Fuerte retroceso del empleo registrado: en dos años el país perdió 200 mil puestos formales

Un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP-UBA) advierte que, desde fines de 2023, el empleo registrado atraviesa una caída sostenida. En total, se perdieron más de 200 mil puestos formales entre el sector público y privado. La industria, la construcción y los servicios personales encabezan el retroceso, mientras los salarios reales sufren una contracción del 34%, el nivel más bajo desde 2001.
En los últimos dos años, la economía argentina destruyó más de 200 mil puestos de trabajo formales, afectando tanto al sector privado como al público. Así lo confirma un reciente informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), dependiente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que da cuenta de una contracción persistente del empleo asalariado desde los primeros meses de 2024.
“Desde fines de 2023 se observa una fuerte reducción del empleo formal asalariado total durante el primer semestre de 2024 y un estancamiento posterior”, sostiene el documento, coordinado por los economistas Roxana Maurizio y Luis Beccaria, en base a datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) y el Índice de Salarios del Indec.
El trabajo señala que en julio de 2025 se registró una pérdida interanual de 14 mil empleos formales, mientras que la comparación con noviembre de 2023 muestra un retroceso de 205 mil puestos, equivalente al 2% del total. Desde mayo, el empleo formal acumula cinco meses consecutivos de caídas, con una desaceleración leve tras la abrupta contracción del primer semestre, pero sin señales de recuperación.
El ajuste, lejos de concentrarse en un solo rubro, atraviesa prácticamente todos los sectores productivos. En los 22 meses de gestión de Javier Milei, el sector privado perdió 127 mil empleos registrados, mientras que el sector público se redujo en 58 mil. En tanto, el trabajo en casas particulares también sufrió un fuerte golpe, con 21 mil empleadas menos.
De los trece sectores económicos analizados, seis muestran variaciones negativas en el volumen de empleo: Minería (-0,8%), Servicios Inmobiliarios (-0,4%), Industria (-0,3%) y Servicios Personales (-0,3%).
La industria perdió 44 mil puestos en menos de dos años, pero el mayor derrumbe se dio en la construcción, que retrocedió 91 mil empleos, en buena parte tras la paralización de la obra pública durante los primeros meses de la actual administración.
A nivel regional, el impacto fue generalizado. Dieciséis de las 23 provincias registraron caídas en el empleo formal, con apenas cinco mostrando una leve mejora. Las mayores contracciones porcentuales se dieron en Chubut y Santa Cruz (-1,2%), seguidas por Tierra del Fuego (-0,8%).
En términos absolutos, Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires concentraron la mayor parte del retroceso, con el 30% y 32% de la pérdida total de empleos formales, respectivamente.
El informe también subraya un deterioro pronunciado de los salarios reales. El Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) cayó un 34% en términos reales desde el inicio de la actual gestión, ubicándose en septiembre de 2025 por debajo del nivel registrado en 2001, el punto más crítico de la serie histórica.
“Los datos muestran un cuadro preocupante: estancamiento productivo, contracción del empleo formal y deterioro sostenido del ingreso real”, resume el estudio del IIEP. En ese contexto, la precarización laboral avanza como contracara directa del ajuste fiscal y la liberalización económica.
A casi dos años del inicio del programa económico del Gobierno, los resultados en materia laboral contrastan con las expectativas iniciales de dinamización del sector privado.
Lejos de una reactivación, el mercado de trabajo enfrenta un escenario de pérdida de empleos registrados, deterioro salarial y expansión del trabajo informal, mientras los principales indicadores productivos permanecen estancados.
En palabras de un economista del IIEP, “la política de ajuste logró reducir el gasto, pero también achicó el empleo y el poder adquisitivo”.
El desafío que se abre ahora no es sólo contener la inflación, sino reconstruir un tejido laboral cada vez más delgado y desigual.