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Deterioro del poder adquisitivo: El 80% de los argentinos gana menos de $970.000

Un informe del INDEC muestra que la mayoría de los argentinos percibe ingresos insuficientes para cubrir la canasta básica. Mientras el 10% más rico concentra un tercio del total de los ingresos, millones de trabajadores quedan rezagados frente a la inflación. Especialistas advierten que la pérdida del poder adquisitivo se profundiza y amplía la brecha social.
Informe especial de Mundo Laboral San Juan con datos del INDEC.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) difundió los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) correspondientes al segundo trimestre de 2025, y los datos retratan con crudeza el presente económico del país. Según el relevamiento, el 80% de las personas con ingresos en los principales 31 aglomerados urbanos del país percibe menos de $970.000 mensuales, un monto que se ubica por debajo de la canasta básica total, estimada en $1.160.780 para una familia tipo (dos adultos y dos menores).

Esto significa que ocho de cada diez argentinos que trabajan no logran cubrir los bienes y servicios esenciales, incluso contando con empleo formal o ingresos estables. El informe también revela una concentración extrema: el 10% más rico acumula el 33,6% del ingreso total, con un promedio mensual de $2.957.274, mientras que el 10% más pobre apenas alcanza los $122.886, equivalente al 1,4% del ingreso global.

El ingreso medio individual se ubica en $879.285, cifra que, pese a ubicarse cerca del promedio general, está muy lejos del costo de vida real. La disparidad se hace más evidente al observar que el noveno decil (D9)—el inmediatamente anterior al más alto— promedia $1.414.647, es decir, más de diez veces lo que gana el decil más bajo. Esta brecha refleja una desigualdad persistente que no se limita al poder de compra, sino que también se traduce en diferencias de oportunidades y calidad de vida.

A este escenario se suma un dato alarmante: 11,3 millones de personas, el 38% del total en los aglomerados urbanos, no registran ingresos individuales. Entre ellos se incluyen trabajadores informales, personas desocupadas o quienes dependen de transferencias sociales. Este grupo, invisible para el sistema económico formal, evidencia la profundidad de la precarización laboral y la vulnerabilidad estructural que atraviesa a amplios sectores de la sociedad.

Especialistas consultados por Mundo Laboral San Juan advierten que la inflación, que erosiona el valor real de los ingresos mes a mes, multiplica la sensación de inseguridad económica en los hogares. Los salarios, incluso en sectores registrados, no logran acompañar el ritmo del aumento del costo de vida, lo que genera un deterioro progresivo del poder adquisitivo.

“El problema no es solo la pobreza, sino la pobreza de los que trabajan. El salario dejó de ser garantía de bienestar y pasó a ser una variable de ajuste”, sintetizan los analistas consultados. Este fenómeno de ‘pobreza laboral’ se consolida como una de las marcas más preocupantes del mercado laboral argentino.

Los datos del INDEC dejan en evidencia que el crecimiento del empleo no basta para revertir la crisis social cuando los ingresos se encuentran por debajo del nivel de subsistencia. La brecha entre los que más tienen y los que menos ganan no solo refleja una desigualdad económica, sino también un modelo que reproduce exclusión y limita las posibilidades de movilidad social.

En una Argentina donde el trabajo no siempre alcanza para vivir, recomponer los salarios y reducir la desigualdad se presentan como desafíos urgentes para cualquier estrategia de desarrollo sostenible.

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