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La CGT advierte: “No hay diálogo, solo descalificación y un ajuste sobre los trabajadores”

El cosecretario general de la CGT, Héctor Daer, apuntó contra la administración nacional por su falta de diálogo, el mal manejo de la crisis cambiaria y un rumbo económico que, según dijo, busca deteriorar deliberadamente los ingresos de los asalariados. En medio de un contexto de inflación persistente y movilización social creciente, advirtió que el oficialismo recurre a la estigmatización política para deslegitimar cualquier disenso.
En una entrevista radial con El Destape 1070, Héctor Daer —referente de Sanidad y uno de los hombres fuertes de la conducción de la CGT— rompió la cautela discursiva y acusó al gobierno de desentenderse de los reclamos sociales, ignorar a las organizaciones sindicales y trivializar problemas de magnitud. “No hay una CGT dialoguista porque nadie del Gobierno dialoga”, resumió, con tono de advertencia.
El dirigente cuestionó la política oficial respecto a las reservas internacionales, que considera un área clave y mal gestionada. “Se viene advirtiendo desde muchos sectores que se tratan las reservas de dólares como un tema banal”, dijo, y apuntó directamente contra el ministro de Economía por “cancherear” en público con recomendaciones de compra de divisas. “Cuando el Estado vende dólares, es fuga de capitales”, sentenció, responsabilizando al Ejecutivo de propiciar un drenaje de divisas en lugar de defender el interés nacional.
En materia política, Daer denunció un patrón comunicacional oficialista orientado a descalificar. “El gobierno tiene que dejar de decir que todo el que opine distinto es destituyente”, planteó, en alusión a los calificativos usados tras la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires, que revitalizó al peronismo. Para el sindicalista, el Ejecutivo apela a la estigmatización —con términos como kuka— para clausurar el debate público y reforzar un relato confrontativo.
El análisis económico que trazó el dirigente fue igual de lapidario. “Hay un plan sistemático para bajar los ingresos de los trabajadores; el proceso productivo está parado; y las empresas valen la mitad de lo que valían hace dos años”, enumeró. Sus afirmaciones coinciden con un escenario en el que el INDEC registró en agosto una inflación mensual de 1,9%, acumulando 19,5% en el año y un 33,6% interanual. Pese a que las cifras parecen moderadas, la percepción social es que los salarios pierden capacidad de compra, las paritarias corren detrás de los precios y la inversión privada se retrasa ante la incertidumbre.
En paralelo, la CGT viene incrementando su presencia en la calle. En las últimas semanas acompañó protestas junto a gremios docentes, federaciones estudiantiles y sindicatos de la salud. La confluencia de reclamos, que trasciende lo estrictamente laboral, apunta a un deterioro general de las condiciones de vida. Daer fue claro al respecto: “El Gobierno debe actuar rápidamente antes de que crezca el mal humor social”.
Las palabras de Daer no solo confirman el quiebre del puente de diálogo entre la CGT y el Ejecutivo, sino que también expresan una lectura más profunda: el gobierno estaría aplicando un ajuste encubierto sobre los salarios y sobre la estructura productiva. En un país con una larga historia de crisis sociales y políticas detonadas por la combinación de inflación, recesión y pérdida de ingresos, la advertencia sindical resuena como un llamado de atención. Si el oficialismo persiste en la lógica de la descalificación y el aislamiento, corre el riesgo de amplificar la conflictividad social y de alimentar un frente opositor que ya comienza a articularse en las urnas y en las calles.