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Filo del Sol y Josemaría: licitación clave con expectativas de inversión y tensiones por el impacto local

La compañía lanzó la licitación para perforación diamantina en los proyectos Filo del Sol y Josemaría, ubicados a más de 4.000 metros en la Cordillera. Mientras promete empleo y desarrollo local, surgen interrogantes sobre el verdadero alcance de la sustentabilidad y el impacto de la minería binacional en comunidades y ecosistemas de alta montaña.

La minera Vicuña anunció el inicio de la licitación internacional para contratar servicios de perforación diamantina en sus proyectos Filo del Sol y Josemaría, en plena Cordillera de los Andes, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar. El proceso, parte de la Campaña de Exploración 2026, fue presentado como un paso decisivo hacia la integración de ambos yacimientos y como muestra del compromiso con proveedores locales en Argentina y Chile.

La compañía detalló que el procedimiento incluye visitas técnicas a los sitios, espacios de consultas, inducciones sobre estándares de seguridad y la exigencia de un Plan de Gestión Social, donde las empresas oferentes deberán comprometerse a impulsar empleo local, compras regionales y proyectos comunitarios. Sobre el papel, estos requisitos buscan reforzar la imagen de sostenibilidad y vinculación con el territorio.

Sin embargo, especialistas y referentes locales advierten que la inclusión de planes sociales en los pliegos no siempre garantiza resultados concretos. En experiencias previas de proyectos de gran escala, los compromisos asumidos suelen diluirse frente a la lógica de rentabilidad y los ciclos internacionales de los commodities. En San Juan, donde la minería representa un pilar de ingresos y empleo, se multiplican las expectativas, pero también crece la preocupación por los impactos ambientales y por la dependencia fiscal de un sector sujeto a precios internacionales volátiles.

Contexto económico y geopolítico

El trasfondo es claro: la transición energética global está disparando la demanda de cobre, insumo estratégico para redes eléctricas, autos eléctricos y energías renovables. América del Sur, y en particular la Cordillera de los Andes, concentra reservas de clase mundial que son observadas con interés por las grandes mineras y gobiernos extranjeros. En ese tablero, Filo del Sol y Josemaría aparecen como proyectos de enorme potencial para posicionar a la región como proveedor clave de minerales críticos.

Pero la apuesta no está exenta de riesgos. La lógica de la exportación primaria refuerza la histórica dependencia de las economías provinciales respecto de los vaivenes del mercado internacional. Y si bien la narrativa de “integración binacional” promete eficiencia logística y sinergias, también plantea desafíos en términos de control estatal, distribución de beneficios y protección ambiental a ambos lados de la frontera.

En un contexto donde la minería busca legitimidad social, el énfasis en planes comunitarios y sostenibilidad parece responder tanto a la necesidad de cumplir estándares internacionales como a neutralizar resistencias locales. No obstante, la brecha entre los discursos corporativos y las prácticas efectivas sigue siendo un punto de tensión central.

La licitación para la perforación diamantina en Filo del Sol y Josemaría representa un paso relevante para el desarrollo minero de la región, pero también desnuda las contradicciones de un modelo extractivo que promete desarrollo mientras abre interrogantes sobre sustentabilidad, control estatal y beneficios reales para las comunidades. En un escenario global donde el cobre es estratégico, Vicuña se presenta como protagonista de un negocio que puede reforzar a San Juan como polo minero, aunque al costo de profundizar la dependencia de recursos finitos y de un mercado internacional siempre incierto.

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