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La industria textil argentina enfrenta una profunda crisis

La desregulación de la importación de indumentaria generó un incremento del 136% en la compra de ropa importada, lo que ha llevado a la pérdida de más de 10 mil puestos de trabajo en la industria textil en el país.
La Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) registró un incremento del 136% en el gasto de ropa en el exterior respecto del mismo semestre del año pasado, lo que se traduce en 1572 millones de dólares gastados en lo que va del año sólo en ropa importada. Esto generó una caída en las ventas de las empresas nacionales textiles, con un 56% de las firmas registrando una baja en sus ventas.
La competencia desleal con productos importados, la presión impositiva y los retrasos en la cadena de pagos son algunos de los problemas enumerados por este sector industrial. Las aplicaciones digitales, como Shein, Temu o AirExpress, han proliferado en el mercado argentino, ofreciendo prendas de ropa e indumentaria a precios muy bajos.
Sin embargo, la calidad de los productos del exterior es muy inferior a las prendas de primeras y segundas marcas que son vendidas y algunas incluso producidas en Argentina. El motivo de la compra en las aplicaciones de ecommerce es meramente económico.
El Impacto en el Empleo:
El impacto en el empleo es significativo, con más de 10 mil puestos de trabajo perdidos desde marzo de 2024. Un obrero textil tiene un ingreso básico promedio de 800 mil pesos al mes, dependiendo de la cantidad de horas trabajadas en el taller.
La incertidumbre del futuro es grande, relatan algunos comerciantes, con muchas empresas textiles trabajando por debajo del 60% de su capacidad. La producción ha bajado notablemente, y las empresas están llevando adelante retiros voluntarios, reducciones de estructura, achicamiento de personal y despidos.
San Juan ofrece una postal con locales vacíos y algunos en alquiler, persianas bajas, ofertas en liquidación permanente y un tránsito peatonal que ya no sostiene el flujo de antes. Algunos comerciantes sobreviven como pueden; otros ya bajaron la persiana definitivamente.