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Preocupa la morosidad en tarjetas de crédito

Un informe advierte que las deudas impagas de las familias siguen en aumento, lo que podría impactar en el consumo y agravar la caída de las acciones bancarias.
La morosidad en tarjetas de crédito y préstamos personales está en ascenso y genera alarma entre bancos, empresas financieras y calificadoras de riesgo. Según la consultora LCG, los datos oficiales hasta abril ya mostraban un deterioro significativo que se habría profundizado en los meses siguientes, lo que enciende una señal de alarma sobre la sostenibilidad del consumo y la salud del sistema financiero argentino.
De los datos que se desprenden, la mora alcanzó el 2,9% en tarjetas de crédito y el 4,6% en préstamos personales. Si bien estos niveles aún no resultan críticos, la tendencia al alza es clara. Además, los bancos ya comenzaron a registrar pérdidas esperadas por deterioro de cartera conforme a normas internacionales, lo que afectará sus balances.
Los primeros síntomas del problema se manifestaron con el pago reiterado del mínimo en las tarjetas, seguido por el incumplimiento total. Este comportamiento está directamente relacionado con la caída del poder adquisitivo y el elevado costo del financiamiento. En efecto, “el peso de la deuda crece frente a salarios que no logran recomponerse”, señalaron.
Esta situación se refleja en el mercado financiero. En lo que va de 2025, las acciones del sector bancario sufren fuertes bajas: Supervielle retrocede 25%, Banco Macro un 24,3%, Galicia un 15% y BBVA un 11,5%, según datos del S&P Merval. Si bien parte de esta caída responde a factores macroeconómicos, el aumento de la morosidad podría profundizar el deterioro.
La deuda promedio de las familias aumentó un 72% entre junio de 2024 y enero de este año, según Moody’s. La agencia anticipó que la morosidad seguirá en aumento si no se registra una mejora sostenida en los ingresos reales. En ese sentido, sostuvo que “la relación deuda/salario ya alcanza niveles similares a los de 2018” y que las condiciones actuales, tasas reales positivas, caída del salario son terreno fértil para una mayor presión financiera sobre los hogares.